Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 159 (mayo, 2023)
En artículos anteriores, he dicho que el “estilo académico mexicano del danzón” se ha vuelto en lo general una preparación para participar en las llamadas coreografías o rutinas grupales actuadas en las “Muestras Nacionales de Danzón” o no nacionales, además, con la ya por demás conocida carencia de hombres en el danzón, lo que da lugar a que cada vez encontramos más clases de rutinas con abanicos sólo para mujeres. La idea de enseñarlo principalmente como lo que es, un baile social está lamentablemente desapareciendo, por lo menos, esta es la opinión de este servidor. Por consiguiente, el danzón se ha convertido poco a poco en un baile folklórico de exhibición ante un determinado público. No cabe duda que de esta forma satisface la necesidad y el deseo de muchos practicantes contemporáneos para lucirse ante sus compañeros, algunos de nosotros lo hemos dicho y escrito muchas veces y espero que perdonen esta repetición.
Por otra parte, pienso que, para salvar, conservar y promover el danzón como baile social, es necesario desarrollar un método nuevo de enseñanza, con elementos viejos, en este punto, quiero recordarles que no estoy en contra de las coreografías y actuaciones ante el público, mismas que son necesarias para mostrar lo que es el danzón y atraer a nuevos alumnos a las academias. Además, tengo el respeto más profundo por nuestros profesionales, instructores y aficionados adeptos, que son excelentes bailadores, sin embargo, no quiero que el danzón pierda el contacto con su origen como baile social, no sugiero, ni sería posible que se termine la instrucción del “estilo académico mexicano”, pero, debemos ofrecer otra opción, un estilo más natural y libre, más circular y no tan cuadrado y lineal como lo que ofrece el estilo académico.
¿Por qué no debe bailar una pareja con más contacto entre sus cuerpos?, ¿Por qué tenemos que pausar 10, 11 entre virtualmente todos los pasos, si sabemos dónde está el 1 del próximo paso? ¿Por qué no podemos pasear durante el estribillo y entrar sencillamente en la melodía? ¿Por qué todo desde la entrada hasta el remate tiene que ser un gran “show”? ¿No debemos bailar mayormente por y para la alegría de bailar?
Mis estimados lectores, ustedes son muy inteligentes y pueden ver a dónde voy con todo esto. Sí, pienso que debemos mirar el estilo cubano de bailar el danzón, el cual es menos formal, más circular y tiene más contacto corporal en la pareja de bailadores. No hacen entradas y remates ridículos y extravagantes, sin embargo, saben y sienten el ritmo y tienen el lenguaje corporal cultural del danzón, pues, el danzón nació en su país. Aun cuando los cubanos cuando dan una exhibición, no bailan de manera diferente que en el contexto social. Con todo esto, no estoy sugiriendo que descartemos el “estilo académico mexicano” por completo, sino que incorporemos elementos del estilo cubano para darnos más flexibilidad y libertad en nuestra forma. Según una destacada musicóloga cubana, y amiga mía, el problema del danzón en Cuba no es la carencia de hombres, sino que los jóvenes no quieren aprenderlo, pues consideran que el danzón es un baile propio de la gente de edad mayor. En México, tenemos los dos problemas, la carencia de hombres y también de jóvenes. Con este motivo, pienso que tenemos que hacer el danzón mexicano más accesible, más natural y más alegre. Así, ojalá que podamos atraer a más alumnos, especialmente hombres y sobre todo a jóvenes, quizá ofreciéndoles varios incentivos para tomar clases.
Como instructor de baile, enfatizo que el estudiante tiene que aprender en esta orden:
1. El ritmo del baile. Sin estos, es imposible bailar
2. El lenguaje corporal cultural del baile. ¿Qué quiere decir eso? Un alemán bailando la polka no se parece a un puertorriqueño bailando la salsa. El danzón nació en Cuba con su lenguaje corporal cultural.
3. Los pasos. Sin aprender el ritmo y el lenguaje corporal del danzón, los pasos no valen nada.
Así, ningún danzonero “académico” debe despreciar a un danzonero “lírico” (es decir, una persona no entrenada en el estilo de baile académico), que ha dominado el ritmo y el lenguaje corporal del danzón. Bailar pasos muy elaborados y extravagantes sin entender el ritmo y el lenguaje corporal del danzón es absurdo, de hecho, bailar pasos básicos del danzón sin entender estos dos elementos es igualmente absurdo, y actuarlos en una “Muestra Nacional”, es todavía más absurdo.
En conclusión, ya es tiempo para renovar el método de instrucción del danzón, incorporando elementos “viejos” de Cuba y también de México en su época dorada, antes de la invención del estilo académico que, se dice, salvó al danzón de su extinción, sin embargo, hemos llegado al momento justo para un cambio que revitalice nuestro querido baile en estos tiempos. ¡Hey familia, danzón dedicado a nosotros!
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