Por: Enrique Guerrero “Aspirante Eterno”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 28 (Junio, 2012)
Que tal amigos danzoneros
Antes que nada pido me disculpen por seguir escribiendo en primera persona, más lo que pretendo es hacer una autocrítica de mi actividad como bailador de Danzón, aún y cuando me considero un bailador estándar, consciente de que no soy ni seré referencia para muchos bailadores de mi comunidad. Continuo con el análisis del ¿Qué sería yo sin el Danzón?, para iniciar éste monólogo, debo de recordar que antes del año 2000, todo aspecto que se refiere al baile de cualquier género musical, me era totalmente indiferente además de desconocido, nunca antes me había sentido atraído ni en lo más mínimo por la música bailable, lo consideraba demasiado simplista, una actividad propia de gente de muy poca capacidad de análisis y de cultura, que se conformaban con hacer el ridículo moviéndose como ebrios, y que su papel como bailador se simplificaba en ser los bufones del lugar, usándolo como pretexto para obtener conquistas amorosas momentáneas, ya fuera en fiestas familiares o en los eventos tradicionales
Aún cuando por instancias de mi esposa me inicié en el baile del Danzón en ese 2000, y pasado el año de estar intentando comprender la técnica, mediante un conteo que pocas veces se ensambla en tiempo con la música propia del Danzón, y a punto de desistir en varias ocasiones, pretextando “el baile no es lo mío” y también “esto no significa nada para mí”, de pronto me encontré con una partitura para piano, la del Danzón “Juárez”, y hasta entonces comprendí la realidad de mi ignorancia, ya que en ese papel pude ver de cerca la complejidad y la riqueza tanto en armonías como en tempos que se manejan en cada parte del Danzón, y lo particular que es en el aspecto de la aplicación de recursos musicales como las codas, las anacrusas y las síncopas tan frecuentes en su rítmica, y más me entusiasmé cuando pude encontrar el parecido a las fugas de Bach, y los diferentes tempos que maneja, iniciando con andante en sus variaciones, pasando a piano pianissimo a veces en su segunda parte para explotar en un frenesí con un montuno en Molto vivace, o en andante con fuoco, entendía que había hecho juicios demasiado a priori acerca del danzón, y ahora que me dedico a investigar todos sus aspectos como son, la historia, los músicos, los compositores, la dotaciones instrumentales, los bailadores míticos, los templos del buen bailar, y todo lo que se relacione con éste sincopado ritmo. Ahora metido hasta los huesos con todo lo que al Danzón concierne me siento como esos intrépidos aventureros escaladores de alta montaña a los que siempre se le cuestiona ¿para qué subir a la punta del Everest, si nadie al cabo te va ver y mucho menos a aplaudir? La misma pregunta con referencia a ¿bailar Danzón en donde nadie me vea ni me aplauda? seria la misma respuesta que ellos emiten ¡¡solo por el placer de hacerlo¡¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario