ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO DANZÓN Séptima parte

 Por el Dr. Jorge de León Rivera, Cronista del Danzón

Extracto del Boletín Danzón Club No. 166 (Diciembre, 2023)

Seguimos con Almendares, el primer danzón.

Hace dos meses, en un programa del canal del IPN, sobre La Villa de Guadalupe y sus alrededores, escuché como fondo musical dos melodías, la primera, un danzón con acento de danza cubana criolla, y el segundo, identificable con danzón más evolucionado, al término de dicho programa leí en los créditos que se trataba del Danzón Almendares, con autoría de Ignacio Cervantes, y el danzón Pluma y Lápiz, jingle “adanzonado”, que se usó como publicidad de una popular imprenta y papelería.

Ya con la seguridad de que existía una grabación del Danzón Almendares, recurrí al colega Javier Rivera, el mayor experto en localizar y difundir grabaciones de danzón, en unas pocas horas, Javier me indicó, en forma amplia, la portada del disco, donde se ve American Music, for guitar and piano, Joplin. Nazareth Gershwin. Guastavino. Brobeck, Cervantes Stefano Cordi guitar, Enrico Pieranunzi piano.

La grabación es del año 2020, no sólo me envió la portada, sino también el audio completo, con la información de que en el minuto 58 se escuchaba el Danzón Almendares, al ahondar en mis investigaciones, descubrí que Ignacio Cervantes no sólo escribió Almendares, sino también otros danzones titulados “tiene que ser”, “duchas frías” y “picotazos”, afortunadamente pude conseguir las partituras.

Dato curioso, que tanto “Las alturas de Simpson”, como “Almendares”, son dos parajes urbanos de Cuba.

Como adenda y colofón, ofrezco una visión de tan importante sito, un río, una glorieta, más bien, una plaza y hasta un periódico, en el que apareció la partitura del danzón “Aceite de San Jacobo”, primer jingle cubano compuesto en 1882, por Enrique Guerrero, mismo compositor quien en unión del libretista Ramón Morales Álvarez estrenaron una pieza en que se menciona la glorieta de puentes grandes, o de Almendares, que ellos calificaron de “aviaco bufo lirico bailable”.

Diálogo entre la danza y el Danzón

“DANZA: Yo soy la danza, criolla y relloya. No me conocería ni el mismo que me inventó. Y es natural, cuando se vendía ponche de leche a la puerta de los bailes de Escauriza, y todavía las comparsas recorrían las calles de la Habana gritando: ¿qué come el mono? y los vendedores de avellanas aturdían en las noches de carnaval, chillando "va la tota [torta]. éstas son las de Pamplona" daba gusto verme bailar. Entonces la Danza era un baile de figuras. Se empezaba por la cadena en seguida el sostenido y por último el cedazo, mis partidarios comprendieron que bailar de esa manera era perder el tiempo miserablemente y quedé reducida solamente al cedazo, que vino a tomar distintos nombres, según la manera de ejecutarlo y se llamó de sube y baja, de vaya y venga, de me duermo bailando, a lo guanajay. Y apareció el cangrejito, la sopimpa, la cachumba, la caidita, el ladrillito, el chiquito abajo, el infanzón, la palanca y el cedazo de la malanga. Y sabe Dios todo lo que hubiera salido. Todavía me acuerdo de mis buenos tiempos y de Juan de Dios Alfonso de Santiago el cojo y la glorieta de Puentes Grandes. Todavía me acuerdo del zumgambelo, del canelo, del mandinga ciguato, de Ábreme la puerta, cielo, Aronga, mamita; Sereno toca el pito, Quindembo, Suelta el peso que es del rancho, y Apaga la vela. Pero ya voy de capa caída. Me han desterrado del Louvre, en las escuelitas no me quieren, y en los bailes de prosopopeya apenas se acuerdan de mí.

DANZÓN: Yo soy el Danzón, la última palabra del arte coreográfico, hijo natural de la danza, y de padre no conocido; pero bautizado en la casa cuna.

No tengo más oficio que andar de bacha en bacha y de jaranita en jaranita.

Dónde quiera que suene un órgano o un timbal, allí estoy yo en primera fila. Yo en santos, yo en bautismos, yo en velorios.”

Continuará…