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jueves, 11 de abril de 2024

LA IMPORTANCIA DE LA SERENATA DOMINICAL DE LA BANDA MUNICIPAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO. (*) Parte III.

 Por Enrique Guerrero  “Aspirante Eterno”

 Extracto del Boletín Danzón Club No. 33 (Noviembre, 2012)

MARCO TEÓRICO

 Bandas de viento de México

          Las bandas de viento de México son ensambles musicales en que se utilizan instrumentos de viento, en su mayoría metales, y percusión. Su historia en México data desde mediados del siglo XIX con la llegada de Europa de instrumentos de metal de pistones, cuando las comunidades trataron de imitar las bandas militares. Las primeras bandas se formaron en el sur y centro de México. En cada poblado de los distintos territorios hay cierto tipo de banda o combo de vientos, ya sea tradicional, particular o municipal. En los últimos años la presencia de las bandas de música popular o tamboras han adquirido una especial relevancia por todo los rincones de México; los bailes masivos casi siempre cuentan en su elenco con una organización musical de este estilo, los discos que graban se venden como pan caliente y los automóviles y camionetas que circulan por las calles principales de ciudades y poblados con sus altavoces a todo volumen difunden en su caminar las canciones que ejecutan. La historia de las bandas corre paralela a la etapa contemporánea de la patria, su inicio se remontan a los primeros días del ejército mexicano, cuando los jefes militares toman como modelo las bandas europeas que con su sonido marcial acompañaban a los solados en desfiles y acciones bélicas; se asegura que Guadalupe Victoria, primer presidente legitimo utilizó este tipo de organización sonora en la milicia independentista.

       A mediados del siglo XIX con Antonio López de Santa Ana la difusión del sonido bandero adquirió auge, es conocido que el músico y compositor catalán Jaime Nunó desembarcó en nuestras tierras para fungir como director de bandas militares, recibiendo por la administración del militar veracruzano el grado de capitán de infantería; la trayectoria de Nunó cuenta que nació en San Juan de las Abadesas, Gerona, España, el año de 1824, que estudio en Milán, Italia, composición con el renombrado músico Saverio Mercadante, que de regreso en la península ibérica se convirtió en director de la Banda de música del regimiento de la reina; que el gobierno español lo mandó a Cuba a formar bandas militares, aportando la introducción de instrumentos de latón a las dotaciones bandísticas isleñas, que en su estancia caribeña conoció al autollamado "Alteza Serenísima" quien impresionado por las aptitudes musicales del catalán lo invitó a México a instruir y formar bandas militares por todo el país. Bajo estos antecedentes es posible deducir que la leva y el reclutamiento espontáneo de solados-músicos contribuyó de manera sobresaliente a la popularización de las bandas, ya que los ejecutantes enlistados en el ejercito al desertar o cumplir su servicio regresaban a sus comunidades con el bagaje musical adquirido consistente en marchas y canciones populares, organizando con músicos locales bandas civiles que interpretaban repertorios conocidos y regionales, con el sonido marcial característico de las bandas.

     Las primeras manifestaciones de lo que hoy conocemos como música de banda se registran en el siglo XIX, cuando las comunidades comenzaron por imitar a las bandas militares del emperador Maximiliano de Austria, que interpretaban música clásica. En su repertorio figuraban las oberturas de La flauta mágica, Don Juan y Las bodas de Fígaro, óperas de Mozart; Fidelio, de Beethoven, y Fantasías sobre motivos de Wagner. De acuerdo con Ochoa y Muñoz, Porfirio Díaz y Benito Juárez impulsaron cada uno por su cuenta la creación de bandas, principalmente en Oaxaca, estado natal de ambos gobernantes. El auge de las bandas de viento indígenas se consolidó a principios del siglo XX, cuando en el México independiente y revolucionario los hombres podían asociarse con libertad. Las agrupaciones bandísticas comenzaron a proliferar, por iniciativa de la Iglesia, el ayuntamiento o la propia comunidad. Ochoa Cabrera menciona, al respecto, la rivalidad constante entre el clero y el ayuntamiento por poseer el dominio sobre la banda

 

(*) Por lo extenso de este importante trabajo de investigación, se presentará en varios capítulos.

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