BIENVENIDOS A SU DANZOTECA 5

Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

martes, 16 de abril de 2024

VIERNES DE DANZÓN

 Por Alejandro Cornejo Mérida

Extracto del Boletín Danzón Club No. 170 (Abril, 2024)

El ambiente estaba envuelto por un silencio sacrosanto, una mudez de respeto y de notable devoción. 

En ese instante no se escuchaba el menor rumor, susurro o murmullo, si acaso el leve suspiro de algunas damas que sabían el porqué de ese especial momento. Como pocas veces, el salón lucía totalmente iluminado, se miraba esplendoroso; las personas que de manera regular ocupaban las mesas, ahora estaban de pie y atentas, mirando lo que ocurría. Bien podía observar que al frente del estrado estaba la danzonera; abajo, tres damas que llamaban la atención por la manera en que iban ataviadas. Una de ellas, de la tercera edad, elegantemente vestida de negro y con un agradable maquillaje que la hacía más encantadora. Las otras dos, jóvenes y guapas, también con sus atuendos negros, atractivos y distinguidos. La finura, el garbo y una pequeña sonrisa las hacía lucir maravillosas. Había transcurrido cerca de un minuto, cuando el maestro de ceremonia, José Juan Tezozómoc, con su melódica y educada voz dijo a la concurrencia:

-- ¡Muchas gracias damas y caballeros!, así es como se le rinde homenaje a los ilustres danzoneros. Gracias por contribuir a este honroso minuto de silencio, en honor de nuestro compañero Rafael Maldonado Torres.

Ahora les quiero pedir, para el desaparecido amigo que se nos ha adelantado en el camino, otro minuto, pero este será un minuto de calurosos aplausos. Los asistentes aplaudieron con entusiasmo durante ese breve lapso.

Lo acontecido en esa fecha fue memorable para los que acostumbramos visitar ese bello lugar. Recuerdo bien esos momentos. Compré mi boleto y entré al salón; quedé impresionado al mirar lo que nunca antes había visto: la pista de baile despejada y la gente de pie alrededor de ella.

La concurrencia elegante y distinguida, como todos los viernes, había acudido en demasía.

-- ¿Quién fue él, por qué hacen esto? -pregunté a la persona más cercana.

-- No sé, acabo de llegar, -me contestó.

Me quedé inmóvil unos instantes, esperando que la incógnita se disipara. ¿Cómo olvidar ese viernes, si además de lo que ocurrió en el salón fue la ocasión en que estrené mi traje color hueso con rayas café oscuro y camisa color vino, corbata marfil y zapatos blancos con sus bigoteras y talón marrón? Me sentía todo un “gentleman”, pues dos días antes, me habían hecho un discreto corte de pelo y además estrené una exquisita y fresca loción que me regalaron el día de mi cumpleaños. Debo decir que cuando los adoradores del Danzón acuden al salón para bailar, casi la mayoría trata de lucir sus mejores prendas, no porque vayan de “conquista”, no, lo hacen porque están convencidos de que el vestir con elegancia es parte del ritual danzonero.

Respetuoso, como todos los demás, me coloqué a la orilla de la pista para observar lo que ocurría. En ese instante, el hombre del micrófono dijo que las damas que estaban frente a la pista –ya se habían puesto en pie- eran la esposa y las dos hijas del difunto, y agregó: “Nuestro amigo y hermano murió como él quiso morir: bailando el sabroso ritmo del Danzón”. Una de las hijas del desaparecido danzonero, sostenía entre sus manos una pequeña urna de madera, color caoba; en ella -se comentó-, se guardaban las cenizas del difunto homenajeado. En forma breve, el animador contó la historia de cómo había ocurrido el fallecimiento: fue un asiduo visitante al salón de baile, siempre puntual hasta en época de lluvia, pulcro, elegante, caballeroso y alegre. Tenía noventa años, cuando bailaba con una conocida dama del salón; en su figura se notaba la emoción, el gusto y la alegría que inspira la melodía y el delicioso montuno. Así, disfrutando el ritmo de su preferencia, lo sorprendió el infarto de miocardio. 

Fue un hecho doloroso pues las damas lo admiraban; muchas de ellas, siempre estaban deseosas de danzar con ese amable caballero, y él con gusto enseñaba a quienes querían aprender a bailar el sabroso ritmo. Cuando ocurrió el infarto, se sintió obligado a detener el baile, puso su mano derecha sobre el bíceps del brazo izquierdo que mantenía estirado, luego con su rostro transformado en sufrimiento, llevó sus manos al pecho diciendo que ahí le dolía y se desplomó; la gente que vio la triste escena se alarmó de tal manera que clamaron ayuda para el enfermo; la danzonera dejó de tocar y por el micrófono se pidió asistencia. Por ventura se acercó un médico que se encontraba en el salón disfrutando del baile. Le dio los primeros auxilios y llamó a la ambulancia. Cuando se lo llevaron todavía respiraba, después llegó la triste noticia de que había muerto en el hospital.

A los ocho días de su fallecimiento, y en ese viernes en que acudí al salón, le rindieron el homenaje. Se dijo, entre otras cosas, que fue un bailador de muchísimos años, conocido por varias generaciones de danzoneros; sus amigos y otras personas se le acercaban para verlo bailar y aprenderle algunas figuras que eran de su invención. Siempre derechito, la sonrisa constante y amigable. Con la mirada al frente ejecutaba bellos paseos, envidiables floreos, columpios sencillos y con giros, rehiletes, pasos laterales y cruzados, tornillos, pivotes, amagues y remates de excelencia, aplaudidos por su inigualable precisión. 

Embelesaba a todo el mundo que lo veía, era un maestro bailando el Danzón cerrado, floreado y de fantasía. ¡Cómo no lo iban a recordar! De esos genios muy poco se dan en los bellos solares del Danzón.

Después del minuto de silencio y de los aplausos, la gente continuaba de pie alrededor de la pista, fue entonces cuando se anunció que una de las hijas, la que tenía la urna con las cenizas, bailaría el Danzón que el fallecido había ejecutado cuando lo sorprendió el infarto. Así, cuando la danzonera comenzó a interpretar “Mi vida por un danzón”, la hija, con la mano izquierda acercó la urna a su corazón y levantando levemente el brazo derecho, simulando un enlace danzonero, empezó a bailar con singular belleza; la gracia y la elegancia la acompañaban, su angelical sonrisa cautivó a la concurrencia; los aplausos sonoros, como el aletear simultáneo de mil palomas, se prolongaban al tiempo que inundaban el salón las sublimes notas que esparcían los metales ejecutados con destreza; no eran menos los alborozados compases que surgían de los timbales; todo se convirtió en un venero de inspiración que hizo que la atractiva dama se deslizara con encanto en el centro de la pista, bailando con elegancia y dejándose llevar por una pareja imaginaria, que era su respetable padre. Mientras la ovacionaban, algunas damas en forma discreta secaban las lágrimas que no pudieron contener, porque algunos danzoneros, con su enternecedor sentimiento de esteta, poseen el don de la sensibilidad y cualquier emoción, por pequeña que sea, extrae sentidas lágrimas de lo más profundo del corazón. Era bello lo que presenciábamos, un cuadro nunca visto que conmovió a todos; a unos los llenó de alegría y aplaudieron hasta el cansancio, otros como yo, nos sentíamos confundidos en nuestros sentimientos; nos invadió el regocijo, pero al mismo tiempo el deseo de llorar al mirar a una hermosa joven bailar con un cofre que contenía las cenizas de su padre. Fue un momento especial, una mezcla de congoja y alegría, en la que despuntó la ternura cuando vimos bailar a la dama, que mostró la gracia y el donaire que se pueden prodigar cuando se danza de manera magistral.

Cuando terminó de bailar, toda la concurrencia aplaudió efusivamente; algunas personas hicieron fila, pues querían platicar con ella, aunque fuera unos segundos, y en esa cercanía darle el pésame y felicitarla por lo bien que había bailado. También abrazaron y dieron condolencias a la señora mayor y a la otra hija. Después de esa ceremonia, el animador dijo que la muerte del amigo y compañero del baile fino había sido dolorosa, que todos sentíamos esa pérdida, pero que la alegría de vivir tenía que continuar y se invitó a la gente a bailar, a disfrutar de las beldades del Danzón. Después de unos instantes, el desbordamiento de danzoneros se apoderó de la pista, todos ellos decididos a gozar, en la mayor amplitud, el ritmo generoso que durante más de una centuria, había dado vida y placer a la gente de buen gusto.

La danzonera inició su tanda con encantadores Danzones, casi todos conocidos, pero motivadores y revitalizadores como los buenos tónicos; cierto que se interpretan con frecuencia, y eso es bueno, porque cada Danzón que se escucha se convierte en un antidepresor, ya que sus mágicas notas tienen el divino poder de transmutar la tristeza y el aburrimiento en alegría y bienestar.

Al concluir la tanda, hubo cambio de danzonera; los músicos que llegaron se tomaron unos minutos para acomodarse en sus lugares y colocar sus partituras en los atriles. En tanto eso ocurría, en una de las principales mesas del salón, estaban las tres damas, familiares del extinto; por el luto que guardaban y sus prendas negras, nadie se atrevía a invitarlas a bailar. Yo me paré frente a ellas, y miré sonriendo a la joven que había bailado con el cofre que contenía las cenizas del fallecido. Al mirar que me devolvió la sonrisa, me tomé el atrevimiento de invitarla a bailar; mi asombro fue grande cuando extendió su mano de suave piel y se levantó. Muy gentil me tomó del brazo pidiéndome que la llevara al centro de la pista, cerca de donde se colocan los bailadores más distinguidos. Yo estaba feliz porque tenía por pareja a una chica que sabía bailar muy bien y porque se iniciaba el turno de “La danzonera joven de México del ‘Chamaco’ Aguilar”. Este distinguido maestro y sus brillantes músicos son de los más queridos en el medio. Iniciamos el baile con el precioso Danzón “Angélica”, siguió “El fotógrafo de las estrellas” y luego “Almendra”. No recuerdo cuales fueron las otras melodías, pero al final de la tanda bailamos “Egipto heroico”, bella creación de Fermín Zárate, interpretada de manera genial por el inigualable conjunto que dirige el renombrado Alejandro Aguilar. Durante el desarrollo del baile, ella lució su atractiva belleza; en cada giro que daba, su cabellera negra y quebrada, que le llegaba hasta la mitad de la espalda, a veces rozaba mi rostro, dejándome el aroma de un fino y delicioso shampoo. En esas vueltas impregnadas de seducción, su vestido amplio se extendía levemente de tal forma que hacía lucir mejor su figura de diosa, esa figura que, con sus medias negras y sus zapatillas de charol, hacían suspirar a muchos de los ahí presentes. Cuando terminó la pieza, fueron tantos los aplausos que “El Chamaco” tuvo que tocar otra vez; fue entonces cuando interpretó el Danzón que le compuso a una gran personalidad del baile elegante: el comandante Jesús Terrón. El nombre del Danzón: “El incontenible Terrón”. Así fue la primera parte de la actuación del hombre de la trompeta y sus muchachos. Recuerdo bien que, en esa fecha, bailando con mi inigualable pareja, presumí mis mejores pasos, las elegantes figuras que aprendí en el taller de Danzón de la “Casa de la cultura” de Coyoacán, a cargo de los insignes maestros Freddy Salazar y María Eugenia Mosqueda, quienes me enseñaron a disfrutar la alegría que transmite la magia del Danzón.

Luego llegó un pequeño momento de receso en que tuve que llevar a la dama a su lugar, en el corto trayecto le dije que bailaba de una manera encantadora. Sonrió en agradecimiento a mi observación. Al llegar a su mesa me presentó a su mamá y a su hermana, y me pidió que me sentara, detalle que nunca imaginé que ocurriera. Ahí, dirigiéndome a la señora, comenté que no me atrevía a pedir la pieza a la señorita por respeto al luto que guardaban, pues llegué a considerar que si lo hacía se iba a interpretar como una falta de respeto hacia ellas. La señora dijo que su esposo le había comentado que el día que él muriera, no deseaba ver en su familia caras tristes; que él ya había vivido muchos años, todos llenos de felicidad; que si deseaban guardarle luto lo hicieran, pero bailando Danzón, que ese era su anhelo, porque ese baile tan bello había sido su gran pasión y su larga vida, tan sana y placentera, no hubiera sido posible sin la práctica de ese sabroso ritmo. También comentó que la pretensión más grande que tenía el señor era la de morir bailando. Ahora nosotras –comentó la viuda-, estamos aquí enlutadas con nuestras ropas, pero con el corazón alegre, divirtiéndonos con el Danzón tal como él lo pidió. La joven con la que había bailado platicó que nunca había estado en ese salón de baile; que muchas veces había danzoneado con su papá, pero en otros lugares; que él le había enseñado la gracia de bailar ese ritmo, que la gallardía y el donaire que expresaba al danzar, pensaba que lo había heredado de su padre. Luego vio la hora en su reloj de pulso y dijo que era el momento en que debían retirarse; así que tomó su abrigo negro, el cofrecito con las cenizas y se levantaron comentando que lo más seguro era que ya las estuvieran esperando en la salida del salón. Se despidieron con amabilidad, pero antes de irse, dijeron que regresarían otro viernes, pues el lugar era atractivo y hechizante. Las acompañé hasta la puerta del salón y ahí, al despedirme de mano de la chica con quien había bailado, le pregunté su nombre. “Soy Cecilia Maldonado Ruiz”, --me dijo--, y luego se retiraron.

Su nombre lo memoricé bien, pues se trataba de una mujer atractiva y experta en el baile fino.

La fiesta del Danzón siguió, cuando hubo otro cambio de danzonera y los instrumentos musicales callaron unos minutos, fue el momento en que aproveché para estrechar la mano de mis amigos y grandes bailadores: Ernesto, Fernando, Jorge, Guillermo, Arturo, Roberto, Pepe “El Elegante”, Jesús Terrón y otros; entre ellos, estaba el distinguido Carlos, el galán del sombrero fino luciendo su exquisita rosa roja en la solapa de su saco. Esos instantes también los empleé para saludar a las divas del Danzón: Susana, Laura, Lupita, Adela, Mercedes, Teresa, Erandi y otras estrellas del firmamento danzonero. Carlos, comentó que deseaba morir igual que el homenajeado: danzoneando, bailando ese ritmo elegante que nunca pasa de moda. Otro de los conocidos bailadores, dirigiéndose a mí, dijo que nunca había visto a un danzonero bailar con una dama vestida de luto. Yo le dije que me sentía orgulloso porque estaba seguro de que había sido el primero en hacerlo, al menos en ese conocido salón de baile.

Al regresar a casa, era casi la media noche, me esperaba mi madre de 75 años de edad, mi linda viejecita, que en su juventud había sido rumbera y gracia a ella aprendí a bailar varios ritmos. Como casi todas las madres abnegadas y preocupadas por sus hijos, sólo esperaba que yo llegara para dormirse. En ese instante no pude platicarle lo que había vivido esa noche en el salón de baile. Mi adorada madre, siempre había sido mi confidente, y a nadie más le contaba con detalles mis experiencias sentimentales. Nací siendo ella soltera, por tanto, llevo sus dos apellidos; fui su único hijo, y para regocijo mío, el consentido.

Me fui a la cama con el corazón emocionado, en mi mente febril sólo había espacio para albergar la imagen encantadora de Cecilia; su gracia, su belleza y su elegancia en el bailar, estaban excitando en mí una extraña pasión que maniataba mi pensamiento para que no se ocupara de nada, excepto de ella.

No sé si me estaba enamorando, pero lo cierto es que esa angelical mujer me había cautivado; sólo pensaba en el día afortunado en que mis ojos pudieran volver a verla. La ilusión y el desvarío me robaban las horas destinadas al sueño y al descanso. Morfeo no tuvo la fuerza suficiente para vencerme; en mi lecho mi ser fantaseaba y férvido cavilé como pocas veces; así me sorprendió el nuevo día. 

Desvelado, sonriente y entusiasmado platiqué a mi madre que había conocido una mujer muy hermosa y que Cupido me había lanzado la flecha del amor. Comenté también lo de la ceremonia, las cenizas y lo narrado acerca del difunto. Me preguntó el nombre del homenajeado, y cuando le dije que era Rafael Maldonado Torres, ella cerró sus cansados y añejos ojos, enmudeció por unos instantes y luego noté cómo su pensamiento se transportaba a un pasado quizás de felicidad; me abrazó con la ternura de madre y padre que siempre encontré en ella, después con voz entrecortada me dijo en tono amoroso: “Hijo, ese señor que dices admiraban tanto en el salón de baile, era tu padre; después de que naciste no lo volví a ver nunca porque tus abuelos no lo aceptaron como mi pareja; y la bella dama con quien dices bailaste divinamente, puedo decir con seguridad que es tu hermana”.

LAS MUESTRAS NACIONALES Y YO

 Por Leonado Rosen “El Brujo del Danzón”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 170 (Abril, 2024)

Yo bailé por mucho tiempo el ritmo "latino" ("afrocubano") en los salones latinos de Nueva York, y recuerdo haber visto bailar danzón al estilo cubano. Tiempo después de radicarme en San Miguel de Allende, GTO hace más de 27 años me di cuenta que aprender a bailar danzón al estilo académico de este país no era tan difícil. Yo complementaba las clases que tomaba de profesores de la CDMX con viajes frecuentes al puerto de Veracruz para observar y bailar el danzón en su "mero mole". Una amiga (QEPD) me dijo, "Leonardo, debes enseñar el danzón en San Miguel de Allende.", le contesté que yo no me consideraba bastante capacitado para hacerlo. Entonces, ella me dijo que no había ninguna otra persona en esa ciudad para hacerlo y, llegué a la conclusión de que mi amiga tenía razón y decidí a intentarlo. Por la gracia de Dios, funcionó.

Forjé una amistad con el grupo de danzón en una ciudad grande y cercana. Llevé a mis alumnos con la única finalidad de que observaran todavía no era el momento de que participaran en una Muestra Nacional

Siendo neófito en esto, me impresionó mucho ver a los grupos con sus vestuarios bailando sus rutinas con la Danzonera de Felipe Urbán, "El Príncipe del Danzón", quien aún vivía en aquel entonces. Algo que me agrado fue de que los danzoneros de esa ciudad nos trataron con cortesía y amistad, y aún conservamos una muy buena relación.

En el año 2009, recuerdo bien que, dos hombres llegaron a San Miguel de Allende para pedir mi ayuda a fin de anunciar su primera muestra nacional en una ciudad más grande cercana a San miguel de Allende. Uno de ellos era de la CDMX y tenía algo de experiencia en producir eventos de danzón, el otro era del de esta región y fue su primer intento a producir una Muestra Nacional. Me sentía honrado por sus atenciones y les ayudé a difundir su publicidad en San Miguel de Allende, además, nos dio a mi grupo y a mí, la oportunidad de participar en una Muestra Nacional. Formé una amistad basada en el respeto mutuo con el señor de la CDMX y le expliqué que sólo teníamos tres parejas capacitadas en nuestro nuevo grupo para montar una coreografía, y dijo que no había ningún problema.

En esa muestra, nuestra primera, montamos una coreografía sobre el danzón, "Aniversario", con Felipe Urbán y su Danzonera. Varios danzoneros veteranos de otros grupos nos dieron comentarios favorables, y nos sentimos felices, desde luego, asistimos al baile de gala esa noche. Así fue nuestro estreno en el ámbito nacional del danzón mexicano y, por supuesto, determinamos prepararnos para otras Muestras Nacionales en las cuales con mucho gusto participamos.

No describo las otras muestras, sino brinco un año, y en esta misma muestra nacional fue nuestra segunda participación grupal, pero, había un cambio sustancial, el señor local había traicionado a su socio de la CDMX, haciéndose él, el único promotor del evento, sin embargo, mi grupo quería participar, y yo accedí. Compuse una coreografía un poquito más elaborada. Tristemente, otra vez sólo teníamos a tres parejas capaces de hacer lo necesario. Fue un momento muy desagradable cuando nuestro único promotor nos informó que la convocatoria requería de 5 a 11 parejas para actuar, y nos negó nuestra participación. No había alternativa sino aceptar el fallo de este hombre presumido y prepotente. Nos juntamos con el público para observar la muestra. A nuestra consternación, ¡vimos a algunos grupos que actuaron con menos de 5 parejas! Hasta la fecha, no sé porque este promotor quería castigarnos, tal vez se debió a mi amistad con el socio a quien había traicionado. Desde entonces, este hombre trató de tomar control del danzón en este estado, por ejemplo, formando una compañía de baile de danzón de "todas estrellas" de diferentes ciudades, todas escogidas por él, por supuesto. No bailaban mejor que los otros, pero eran sus incondicionales.

Así fue mi entrada en el ámbito de las muestras nacionales. Con más experiencia, me daba cuenta de que la mayoría de los grupos en las muestras bailaban los mismos pasos en cualquier danzón, no distinguiendo entre los temas de título, ni las diferentes melodías. Yo intenté hacer una coreografía diferente, siguiendo los distintos temas y melodías de los danzones. ¿Qué pasó? Me plagiaron, me criticaron por insultar la “dignidad” del danzón, quizá por no entender mis temas. Además, un evento de Muestra Nacional con más de 30 grupos haciendo lo mismo es demasiado aburrido. Hace varios años, una orquesta danzonera muy destacada tocó 62 danzones en una sola presentación de "Muestra Nacional." ¡Ay, Dios mío!

En mi artículo anterior, escribí mis recomendaciones para mejorar esas Muestras Nacionales, y no las no las quiero repetir en este escrito. Estoy seguro que comprenderán por qué no menciono nombres y lugares, aunque sí creo en la preservación del danzón como auténtico baile social, pero, el fenómeno de la Muestra Nacional permanecerá más años con nosotros por dos razones: es una parte importante de la vida social de sus participantes, los promotores y proveedores de servicios en estos eventos llevándose buenas ganancias. La ironía es que estas Muestras Nacionales desempeñan un papel importante y en parte han evitado la extinción del danzón en México.

Estimados lectores, le deseo a ustedes y a sus seres queridos Felices Pascuas con muchas bendiciones.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO DANZÓN Décima primera parte

 Por Dr. Jorge de León Rivera, Cronista del danzón

Extracto del Boletín Danzón Club No. 170 (Abril, 2024)

El Danzón y la Música Académica Mexicana

Intermezzo, interpretado por Carlos Campos, teniendo como base la obra del mismo nombre de Manuel M. Ponce, compositor y director de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Sobre las olas y arreglo de Felipe Urban al muy famoso vals de Juventino Rosas inspirado en los manantiales de Magdalena Contreras.

Flores de Romana, también instrumentado por Felipe Urban, autoría del compositor arriba mencionado.

Es indiscutible que las danzas polacas influyeron en Chopin, las húngaras en Brahms, las marchas eslavas en Tchaikovsky, y el folclor negro del sur de Estados Unidos en Gershwin, el danzón ha permeado en la música académica:

Bernstein Leonard. Danzón Variation III de la parte VI, three dance del ballet Fancy Free compuesto en 1944, en el cual este pianista y director de orquesta estadounidense describe el comportamiento de tres marineros.

Copland Aaron, escrita para dos pianos en 1942, no buscaba ser una réplica del popular género, sino sólo, una impresión de un turista americano.

Jesús Arturo Márquez Navarro, compositor mexicano mejor conocido como Arturo Márquez, galardonado en el año 2009, con el Premio Nacional de Bellas Artes, quien hasta hoy ha compuesto nueve danzones, de los cuales el Danzón No. 2, se ha vuelto tan popular, que junto con el Huapango de Moncayo, forma parte del elenco de la mayoría de las orquestas sinfónicas, durante la pandemia intérpretes de todo el mundo dirigidos por Alondra de La Parra, se unieron a la distancia para interpretarlo con la llamada Orquesta Imposible.

Danzón, Márquez, nació en Álamos, Sonora, en 1950, fue escrito para saxofón, y es parte de lo que el autor tituló Música para Mandinga, con instrumentos como computadora, teclado sampler, Proteus 1 y 2, y Korg M3, reconoce el compositor que este danzón inicialmente no era tal, y terminado lo denominó así, y se inspiró en un viejo saxofonista anónimo, que acostumbraba tocar en los mercados de la Ciudad de México.

Danzón número 2, destaca dualidades como la nostalgia y el júbilo, es el más popular de la producción de Arturo. Debe destacarse que Alicia López y Miguel Ángel Vázquez de la Academia de Baile Tezozómoc, le crearon una coreografía.

Continuará…

LOS FAMOSOS MARATONES DE BAILE

 Por Luis Pérez “Simpson”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 170 (Abril, 2024)

La historia del baile de salón es apasionante y llena de bellos episodios, sin embargo, tiene sus “bemoles” y no todo es “miel sobre Hojuelas”. Una de esas páginas amargas la podremos situar en lo que fueron esos concursos enfermizos llamados “Maratones de Baile”.

Estas “suicidas” competencias surgieron a principios de la década de 1920 en los EEUU, justo en la época de la Gran Depresión y, cabe decir que estos Maratones de Baile se consideraron como una actividad profundamente estadounidense, aunque también se propagó a otros países.

El origen de estos maratones de baile se lo debemos a una mujer intrépida, vegetariana e instructora de baile, Alma Cummings quién en la ciudad de Nueva York decidió aventurarse a romper un récord mundial de baile continuo. Fue justamente el 31 de marzo de 1923 a las siete de la noche bailando fox-trot y vals durante veintisiete horas seguidas y utilizando seis parejas masculinas que terminaron en el total agotamiento. Durante estas veintisiete horas de baile continuo y para mantener sus energías tomó bocadillos de fruta, nueces y cerveza para hidratarse.

Alma Cummings, después de su hazaña mostrando los agujeros en sus zapatos.

Esta hazaña femenina dio por resultado que muchas mujeres y hombres tuvieran la tentación de romper el famoso récord de Alma Cummings, tan solo bastaron tres semanas para que su récord fuera batido en nueve ocasiones.

Toda esta moda de récords provocó una obsesiva tendencia en toda la unión americana, fenómeno que aprovecharon sagaces promotores para organizar los famosos Maratones de Baile, tanto en ciudades grandes, como en pequeñas poblaciones, pero, ahora sí, ofreciendo generosas cantidades de dólares a la pareja ganadora.

Aquí podemos ver el surgimiento de una industria bastante rentable que se alimentaba de la miseria de las clases menos favorecidas.

Las reglas de competición en estos Maratones de Baile variaban mucho, aunque había algunas que eran inamovibles como el no poder dormirse, sin embargo, en algunos maratones se permitían 15 minutos de descanso por cada hora de baile siempre y cuando su pareja siguiera moviéndose en la pista ya que si se detenía quedaba automáticamente descalificado del concurso. El hecho de tocar el piso con las rodillas era motivo para descalificación. Los concursantes solo podían abandonar la pista por motivos médicos o higiénicos o cambio de ropa, siempre y cuando su pareja continuara en la pista “bailando” (realmente ya no era baile sino movimientos oscilatorios debidos al desgaste físico).

En algunas de estas competiciones, los concursantes tenían que firmar un contrato donde se exoneraba a los promotores de cualquier desgracia. En algunos casos a los concursantes se les hacía una pequeña evaluación médica antes de ser admitidos en el concurso.

Otro aspecto estresante para los concursantes era el hecho de que había vigilantes en la pista para evitar que los competidores hicieran trampa como el tocar con las rodillas el piso.

Al final de cuentas solo había una regla a seguir, permanecer de pie junto a su pareja.

Los escenarios de estos Maratones de Baile se celebraban en salones de baile, estadios, en arenas, teatros, cines, salones de actos e incluso algunos al aire libre.

Cabe destacar que hasta llegaron a efectuarse en el famoso pabellón del Madison Square Garden de Nueva York, donde el 10 de junio de 1928 se realizó el maratón de baile más famosos de la década con la participación de 132 parejas y cuyo premio a la pareja ganadora fue de 5000 dólares, a diferencia de lo común en estas competencias donde el premio fluctuaba entre los 1000 y 1500 dólares.

Por lo regular existía un área donde había camas y enfermeras y médico, ya sea para los que se desmayaban o para descansar los 10 o 15 minutos que se les permitía por cada hora de baile, de no levantarse en ese lapso quedaba descalificado. Esta sección era de las preferidas del público, pero en realidad la pista se convertía en una sala de emergencia.

Si acaso los concursantes por decir algo, “bailaban” en ritmo y forma las primeras 10 horas, las demás simplemente oscilaban cambiando su peso y sosteniendo a su pareja para evitar el contacto de sus rodillas con el piso, lo que era una trágica caída descalificadora, todo esto producto de una agotadora fatiga.

Lo atractivo para los espectadores de este cruel espectáculo, era ver caer a las parejas o deleitarse en observar los esfuerzos sobrehumanos por mantener en pie a la pareja. Claro, los espectadores obtenían un entretenimiento barato, la entrada costaba entre 25 y 50 centavos “disfrutando” ver como otros la pasaban realmente mal. No cabe duda que eran los “reality shows” de aquellos tiempos. No es exageración, pero, en los momentos álgidos de la competencia cuando quedaban pocas parejas esto se convertía en un real “baile de zombies” sin maquillaje ni disfraces. Sería difícil saber que daba más terror, los bailarines casi en estado de coma o las siniestras enfermeras que trataban de reanimarlos.

Escenas comunes en estos Maratones de baile

Imagínense, los “suicidas” participantes, comían, se afeitaban, se cepillaban los dientes, etc. en una barra alta mientras mantenían los pies en movimiento o en otras ocasiones lo tenían que hacer junto a la pareja bailando.

Por si fuera poco, dentro de la barbarie de esta competencia, se realizaban otras pruebas adicionales para los competidores por ejemplo el “Derby” que consistía en crearles una pista donde las parejas tenían que correr, obviamente en esta prueba se desvanecían no pocas parejas, claro, esto era un “plus” para los morbosos espectadores que asistían para verlos sufrir y a ver cuándo se iban a caer.

Por lo que ven, a los promotores no les importaban los daños cerebrales irreparables por la falta de sueño aunado al cansancio. Se dio un caso de sicosis cuando una participante intentó quitarse la vida.

Cualquier semejanza con “Los Juegos del Hambre” es pura coincidencia.

Lo más trágico no podía esperar, ya en las últimas horas de la competencia, los participantes se desmayaban de agotamiento, algunos ya no despertaron como Homer Morehouse, joven de 27 años de Nueva York, quién murió de insuficiencia cardíaca en 1923 después de bailar durante 87 horas seguidas.

Este hecho y la entrada de EEUU a la segunda guerra mundial fue el inicio de que estos Maratones de Baile fueran desapareciendo lentamente en este país hasta su prohibición definitiva.

Ahora se preguntarán cual fue el mayor récord registrado en estos Maratones de Baile, pues bien, aunque usted no lo crea, el máximo récord lo logró una pareja formada por DeVilliers y Kuczynski oriundos de Mineápolis Massachusetts en 1933 contabilizando 3780 horas de baile, es decir 5 meses obteniendo un premio de 1000 dólares. tan orgulloso su récord, DeVilliers diseño su lapida que decía: “Campeón del mundo de maratón. 3780 horas de funcionamiento continuo”.

Después de toda esta reseña y sus récords, una pregunta obligada:

¿Cuánto tiempo podrías estar bailando sin parar?

Para los interesados en el tema, hay una película imperdible titulada “They Shoot Horses, ¿Don’t they?”, dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Jane Fonda, donde ejemplifica de manera magistral y con lujo de detalles lo que sucedía en los Maratones de Baile de EEUU. La versión de esta cinta en español se titula “Danzad, danzad, malditos”.

Finalmente, cabe señalar que también en España adoptaron la moda estadounidense de los Maratones de Baile, principalmente en las ciudades de Madrid y Barcelona. Por supuesto, México no se quedó atrás, también se realizaron Maratones de Baile, claro, con reglas no tan rígidas, pero, en 1933 se prohibieron.

A propósito, hay una película mexicana titulada “Maratón de baile” (1958), dirigida por René Cardona y protagonizada por Ninón Sevilla y Luis Aguilar

El cine Real Cinema ubicado en la esquina de las calles de Colón y Balderas en la CDMX a finales de los años cincuenta. La marquesina anunciaba la película “Maratón de Baile” estelarizada por Luis Aguilar y Ninón Sevilla, siendo estrenada en 1958.

lunes, 15 de abril de 2024

AREGLISTAS Y AUTORES DE DANZÓN…………….SERES IGNORADOS


 AREGLISTAS Y AUTORES DE DANZÓN…………….SERES IGNORADOS

Por Enrique Guerrero     “Aspirante Eterno”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 41 - Julio, 2013

 Saludos a todos los danzoneros de la república mexicana

   Esta ocasión he buscado entrevistar a un músico, no propiamente de una danzonera, ya que en nuestra localidad no existen, sino más bien a quien dirige a un grupo de músicos que interpretan danzones que nos mueven cada domingo y es el Maestro Cesar Serrano Amador, sub director de la Banda de Música del Gobierno del Estado de Querétaro, quien además funge como trombonista en la misma agrupación, para preguntarle su visión acerca de las parejas bailadoras que cada domingo asisten a cumplir con el ritual que se ha hecho una tradición desde el año 1995, en que decidieron los entonces director y subdirector de la banda, los hermanos Olvera Montaño, Aurelio y Luis, ambos egresados del Conservatorio de Música Sacra, interpretar una tanda de Danzones para quienes se animaban a bailarlos. Se inició con tres, luego cuatro y ahora son cinco y hasta seis piezas de Danzón con su muy peculiar tesitura ya que el timbre que le imprimen es bastante diferente a cualquiera de las danzoneras del D. F. pues la dotación instrumental es más bien de filarmónica, en donde los clarinetes, saxores, cornos, bugles, trombones,  y saxofones en todas sus variantes son los protagonistas mientras que dos tubas unidas con las percusiones de las claves, güiro y tarolas junto a los timbales nos marcan el ritmo.

 

     Ciertamente que se han ganado la simpatía del público que nos congregamos cada domingo en el derredor del centenario quiosco central del Jardín B. Zenea, y su opinión del Sub director respecto a la pregunta de cuál es su concepto acerca de la actitud de los bailadores asiduos, me dice lo siguientepuedo clasificar fácilmente tres clases, la del lado derecho como académicos los que cuidan mucho las formas, desde la indumentaria, hasta el cómo pararse en la improvisada pista, la del centro, conocidos como intermedios que tratan de imitar a los académicos pero llenos de titubeos, a la espera de  ver como bailan los de la derecha para iniciar a bailar y sobre todo su vestimenta tiene incipientes esbozos de formalidad, y los de la izquierda, conocidos como los espontáneos, o los que sin ataduras de ninguna disciplina bailan como entienden la música, y a estos los encuentro mucho más auténticos, más contentos, irradian placer por bailar, sin interesarles las formas  y  además visten de manera totalmente casual, lo que los inhibe a acercarse al otro extremo. Es evidente que algunos espontáneos exageran en sus movimientos llegando a la comicidad.”

      Respecto al tema de los arreglistas, ambos directores, inician las ejecuciones después de haber comentado acerca del nombre y  la vida de estos personajes, como el caso del Danzón La Negra, arreglo de Gonzalo N. Bravo, o del ilustre Danzón “Nereidas” mencionando al no menos ilustre Amador Pérez Torres “Dimas” así como los arreglos del bajista de la Danzonera Acerina, Tomás Ponce Reyes, sin embargo también mencionan que algunos arreglistas son desconocidos, en el caso del Danzón, “Alberto”, o de otro que se llama “Por qué me dices cosas” o el de “Cicuta Tibia”, es evidente que son Danzones locales y que por ello tal vez no se le dé el crédito a quienes hicieron estos arreglos, y que de alguna manera se discrimina a quienes no son tan famosos como los Romeu, o los Guzmán Concha, o Fermín Zárate, Esteban Alonso, los hermanos Coralia e Israel López, cuando utilizan el  discriminatorio N.R.D.A. (Nos Reservamos el Derecho de Autor) .


VIDEO CHUSCO Y A LA VEZ DE REFLEXIÓN

 Comentario por Luis Pérez   “Simpson”

 Extracto del Boletín Danzón Club No. 39 (Mayo, 2013)

Navegando en la red me encontré un video al que podría clasificar categóricamente con el adjetivo de chusco, sin embargo dentro de su gracia y picardía dicho video contiene varios elementos que nos invitan a la seria reflexión, sobre todo en las actitudes y posturas que muchos de nosotros voluntaria o involuntariamente tomamos dentro del ambiente del baile de salón.

 En el video vamos a encontrar diversas actitudes, sentimientos, respuestas e instintos, la mayoría de ellos nefastos y que chocan violentamente con el propósito del baile de salón y en nuestro caso con la esencia lúdica del danzón. Pero la mejor opinión es la de ustedes, mis estimados lectores.

 Mis reflexiones sobre el video son las siguientes:

 1.-Nunca se debe subestimar a nadie en el baile tan solo por su apariencia, quizá esta persona sea más diestra que tú en el arte de bailar.

2.- La idea errónea de creer que ninguna pareja en la pista podrá superarnos.

3.- Por otra parte, se puede notar fácilmente el espíritu obsesivo y demoledor de la rivalidad anteponiéndola a la esencia lúdica del baile de salón. El sentimiento de odio producto de una rivalidad efímera, esto es la antítesis del baile de salón.

4.- Aquí también podemos observar el exhibicionismo en su máximo esplendor.

5.- No podría faltar en este exhibicionismo el uso del abanico como recurso escenográfico y elemento distintivo con relación a la otra pareja. Nótese la expresión con que la dama toma y maneja el abanico.

6.- Algo muy común en los salones de baile y plazas públicas es el enojo y en ocasiones hasta motivo de insulto cuando accidentalmente se choca con otra pareja. Amigos danzoneros, cuando suceda esto ofrezcan disculpas, me atrevo a decir que el 95 % de esos choques son accidentales.

7.- El recurso de la acrobacia para superar a las otras parejas. No es necesario levantar sobre tus hombros a tu pareja como si fuera un costal de papas y menos en una pista de baile, las acrobacias son para los circos y alguno que otro payaso. Solo en caso de se trate de un espectáculo o concurso de baile acrbático.

8.- Algo reprobable es la seña obscena de la “gorda” como venganza hacia las jóvenes damas quienes se burlaban de su corpulencia como obstáculo para bailar.

9.- Un buen gesto es la felicitación respetuosa y sin aspavientos del caballero a la dama con quién bailó.

10.- Otro buen gesto es el reconocimiento que da con sinceridad la dama de la pareja “perdedora” hacia la pareja “ganadora” (aunque no se trata propiamente de un concurso formal, el publico con su aplauso dictaminó cual era la pareja que mejor bailó), en este momento se acaba la rivalidad y aparece la honestidad y sobretodo la humildad.

11.- Para finalizar, quizá aquí se cumple una regla no escrita pero que deambula en el ambiente del baile de salón que dice “El buen bailador, mata carita”

 

Pues bien, estimados amigos danzoneros dispongámonos a disfrutar del video:

 http://youtu.be/z3aNTLUlP_I


DANZÓN, PATRIMONIO CULTURAL

 Por Fernando Tapia  “Profeta”

 Extracto del Boletín Danzón Club No. 38 (Mayo, 2013)

 

Tijuana, B. C.  a 15  de Abril  de 2013

 

CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES

Arenal 40 Chimalixtac Deleg. A. Obregon

01050 México, D.F.

ORGANIZACIÓN DE LAS  NACIONES UNIDAS  PARA LA EDUCACION

LA CIENCIA Y LA CULTURA. UNESCO – MÉXICO

Ave. Presidente Masaryk 536 – 3º  piso. Miguel Hidalgo. Ciudad de México.

CONACULTA  DIRECCION  GENERAL DE ASUNTOS INTERNACIONALES

Arenal 40 Chimalixtac Deleg. A. Obregon

01050 México, D.F.

MINISTERIO DE CULTURA DE LA REPUBLICA DE CUBA

EMBAJADA EN MÉXICO – SECCION CULTURAL

Av. Presidente Masarik nº 554 Miguel Hidalgo.  México D.F.

DIRECCION GENERAL PARA LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS -  SRE.

Plaza Juarez 20 – Piso 15 . Col. Centro, Deleg Cuauhtemoc. Ciudad de México.

DIRECCION GENERAL DE RELACIONES INTERNACIONALES  -  SEP.

Donceles 100 Col. Centro, Deleg. Cuauhtemoc. Ciudad de México.

COMISION DE CULTURA DE LA H. CAMARA DE DIPUTADOS.

Av. Congreso de la union 66 Deleg. Venustiano Carranza. Ciudad de  México.

COMISION DE CULTURA DE LA CONAGO.

Av, Paseo de la reforma 135 Esq. Insurg. Deleg. Cuauhtemoc. Ciudad de México.

COMUNIDAD NACIONAL DANZONERA.

Republica Mexicana.  

 

LIC. RAFAEL TOVAR Y DE TERESA

Presidente.

PRESENTE.

 

A mediados del mes de Enero del año 2011, quien suscribe, FERNANDO TAPIA CORTÉS.  Envió a la atención de la representación en México de la ORGANIZACIÓN PARA LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACION LA CIENCIA Y LA CULTURA. UNESCO,   oficio petitorio soportado con  la argumentación de que  el género musical llamado DANZÓN  (Con vigencia en tres siglos diferentes,  XIX, XX  Y  XXI)  demanda un derecho universal,  su reconocimiento histórico.

Luego entonces,   respaldado por su reconocida longevidad (134 años de existencia), vigente  presencia universal, su significativo aporte a la cultura popular bailable de los pueblos que lo cultivan en grupos mayoritariamente importantes y además; que su largo historial  lo reclama!! Habremos  hecho la solicitud para que el DANZÓN fuera proclamado como PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD!!  Además, que el día primero de Enero (fecha de su nacimiento en 1879) de cada año, sea declarado como:  DIA UNIVERSAL DEL DANZON!!!. 

Es claro que nuestra argumentación no tuvo el peso requerido para que en opinión de las autoridades mundiales de la cultura, nuestra solicitud hubiera tomado su curso. Pues no obstante la generosa respuesta del señor DON CIRO CARABALLO, COORDINADOR DEL SECTOR CULTURA Y CIENCIAS SOCIALES, UNESCO – MÉXICO. Penosamente nuestro documento, en apariencia, no pudo ser canalizado a la asamblea general de la UNESCO que tuvo lugar en PARIS, FRANCIA. En el año de 2012. Tal como fue su propuesta inicial.

 

Señor presidente. Respetuosamente, sirva entonces la presente para que 25 meses después siendo portadores del clamor nacional, retomemos la iniciativa de reactivar nuestra propuesta, deseando  que nuestra petición contara con su anuencia y simpatía y que por conducto de las dependencias culturales del caso, NUESTRA PETICION SEA ELEVADA A QUIEN CORRESPONDA, siendo deseable contar con el beneplácito del MINISTERIO DE CULTURA DE LA REPUBLICA DE CUBA.

Tenemos la firme convicción de que esta vez, la cultura en lo general, pero la popular en particular, contara con su decidido apoyo. Le saludamos respetuosamente.

 

   FERNANDO TAPIA CORTÉS…..PROFETA Y ASOC, A.C….SIEMPRE DE FIESTA!!...TIJUANA/MÉXICO.

 

INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

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