Parodiando a García Lorca
Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club NO. 159 (Mayo, 2023)
Y yo la invité al baile
Creyendo que era soltera
Pero tenía marido.
Ocurrió en la matiné,
Y con el Chamaco Aguilar
Que al tocar con pericia
Endulzó nuestro bailar
Y agrandó mi fantasía.
Conquistarla yo quería
Y colmado de emoción,
Bailamos muchos danzones
Juntando nuestras mejillas
Y al rozar nuestras rodillas,
Encendió fuego en la sangre
Para imanar nuestros cuerpos.
Bailaba de maravilla
Con cadencia que enamora
Con una gracia sutil
Más valiosa que el marfil;
Una sonrisa divina,
Heredada de Afrodita,
Que con tintes celestiales
Embrujaba a los mortales.
Un engañoso placer
Hecho para padecer,
Un atractivo amor
Muy difícil de entender.
Su elegante vestir,
Un divino atractivo
Que a muchos tuvo cautivo;
Y a su garbo original
No le encontraron rival;
Era de mucha altura
Su cuerpo y su vestuario
Una envoltura que a diario
Se alejaba del decoro
Recordando aquel adagio
"No por su brillar es oro"
Besos de enamorados
Nuestros labios disfrutaron.
Los deseos se encendieron,
Sin recato florecieron
Los momentos lujuriosos
Y al mirar sus bellos ojos
Me insinuaban copular;
No la quise despreciar
Porque soy un caballero
Y buscamos un lugar
Para al amor jugar,
Para saciar el fuego
Que engendrado por el mal
Aniquila toda regla
Que nos dicta la moral.
Pensamos que fue Himero,
Ese dios de los deseos,
Del sexo y la lujuria
Que sin freno nos indujo
Al sendero prohibido;
Y alentó la seducción
De la dulce danzonera
Que afanes locos genera
Su exótica cadencia.
Yo no puse resistencia
A sus redes dominantes;
Atrapado en sus encantos
Disfruté del Paraíso
Dejándome conducir
Por lo que el destino quiso.
Y en esa tarde hermosa
Nuestros cuerpos se fundieron
Sin recato y sin prejuicios,
Sin moral y probidad;
Fue un encanto deshonesto
Por sus muchos desatinos
Pues sus bailes clandestinos
Enturbiaron su conducta.
Ese efímero romance
Nunca debió realizarse
Pero nació sin pensarse.
Le regalé una cadena
Con una imagen sagrada
Que desprendí de mi cuello
Por ese momento bello
Que ella me regaló;
Y no me quise enganchar
Con esa mujer casada
Que a mi alma tuvo atrapada
Con su atractivo mirar,
Pues dijo que era soltera
Cuando la invité a bailar.
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