Por el Dr. Jorge de León Rivera, Cronista del Danzón
Extracto del Boletín Danzón Club No. 160 (Junio, 2023)
Primera parte
Genesis
Es un axioma, o verdad que no requiere demostración, que el sustantivo masculino danzón deviene de la danza cubana, la cual a la vez es heredera de la contradanza europea.
Para desatar el nudo gordiano, recurriré a destacados musicólogos, citando siempre la fuente.
En Cuba desde las primeras décadas del siglo XIX, comenzó a llamarse danza a la naciente contradanza criolla, y quizás con el motivo de facilitar su denominación simplificando los vocablos utilizados contradanza cubana o criolla, o tal vez para diferenciarla de su predecesora, la contradanza europea.
Esteban Pichardo publicó en 1836, su “Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas” remitiendo al lector de la voz contradanza a la voz danza.
“Danza. - Baile favorito de toda esta Antilla y generalmente, usado en la función más solemne de la capital, y como en el más indecente changui del último rincón de la isla. La contradanza, como antes se le denominaba…”
En los años 80, 1891 Serafín Ramírez en su libro “La Habana artística, apuntes para la historia” refuerza lo escrito por Pichardo, el nombre de danza en vez del de contradanza y dice que con este último se le denominaba antiguamente.
Y en efecto es así, y así debiera denominársele hoy sin la más pequeña vacilación, sin la más pequeña duda…
En 1836, Antonio Bachiller y Morales, comentaba sobre unas danzas publicadas en el Apolo Habanero “en ese periódico se publicaron algunas de las preciosas danzas que compuso el aficionado filarmónico D. N. Muñoz y Zayas… y el escritor cubano Cirilo Villaverde que se refería a la danza cubana en su célebre novela Cecilia Valdés, y publicada en 1839, de la siguiente manera:
“… y luego sin más demora comenzó de veras el baile, es decir, la danza cubana, modificación tan especial y tan peregrinada de la danza española, que apenas deja descubrir su origen”.
En 1844 el periodista francés Jean Baptiste Rosemond de Beavallon escribió refiriéndose a las contradanzas cubanas ejecutadas por instrumentistas negros:
“… esta ya no es la contradanza francesa o el fandango español. Más original que la primera, más fiera que el otro, esta danza, quizás indefinible se encuentra en perfecta armonía con el carácter y la personalidad de la joven mujer habanera…”
Los aires de la danza están plenos de frescor y de originalidad, pero erizadas de sincopas y de medidas a contratiempo que para quiénes la ejecutan, es de una dificultad inaudita”.
Las diferencias entre contradanza y danza, en un principio eran sólo de nombre, se fueron tornando en reales, que dieron lugar al nacimiento de una variante genérica llamada danza cubana.
Continuará…
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