Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 69 (Noviembre, 2015)
Estimado lector, deseo comenzar con unas preguntas, quizá incomodas: ¿Eres de los que se indignan cuando les dicen que el danzón en México por muchos años tuvo por morada el arrabal, cabarets y los prostíbulos?, ¿Eres de los que cree y promulga que el danzón es un “baile fino de salón”?, ¿Eres de los que afirma que el cine mexicano ha perjudicado la imagen del danzón?, pues bien, los invito a que me acompañen con algunas reflexiones.
Primeramente entendamos por arrabal a todo barrio habitado por personas de bajo nivel económico, y que en su mayoría estos barios se formaron en la periferia del centro de la ciudad, pero, antes de seguir, quiero puntualizar que de ninguna manera nombraré al arrabal en sentido peyorativo, por el contrario, con mucho orgullo y respeto.
Cuántos de nosotros podemos decir con orgullo que tanto nuestros padres como abuelos y tatarabuelos vivieron en estos pintorescos barrios arrabaleros de la ciudad de México, donde abundaban las “vecindades de quinto patio”, y por qué no decirlo, en casi todos estos barrios como parte de su entorno se ubicaban cabarets, piqueras, pulquerías, billares, salones de baile, y hasta prostíbulos o “casas de mala nota”, todos estos recintos fueron de alguna manera preservadores y difusores del danzón, del verdadero danzón, esto desde su llegada a esta urbe a finales del siglo XIX hasta digamos los años 80’s.
Sobre el entorno arrabalero y prostibulario vinculado al danzón en la Ciudad de México ya se ha escrito bastante y por verdaderos investigadores y conocedores de la historia del danzón en nuestro país, solo trataré de citar algunas referencias que considero importantes relacionadas al tema y comenzaré por la novela Santa del genero realista-costumbrista, obra del escritor Federico Gamboa y editada por primera vez en el año de 1903, donde se menciona al Danzón como parte de los ritmos que se ejecutaban para amenizar el ambiente propio de una “Casa de citas”. Esta novela fue llevada al cine mudo y posteriormente en 1932 fue otra vez llevada a la pantalla grande siendo la primer película sonora editada en México dirigida por Antonio Moreno y protagonizada por la actriz Lupita Tovar en el papel de Santa con música de Agustín Lara. y de Miguel Lerdo de Tejada. En este melodrama prostibulario se pude apreciar el anuncio que el locutor de la orquesta hace a los concurrentes: “Danzón dedicado a Santita, la mujer más bella de México”, refiriéndose obviamente a la joven prostituta estelar de ese “antro de perdición” o “casa puerca” como la nombraron los parientes de Santa.
Amigos lectores, es muy importante para nosotros los amantes del danzón el dialogo entablado entre el galán en puerta y Santa, el galán le dice: “Santa, quiero que me enseñes a bailar danzón”, a lo cual, Santa con un tono dulce pero firme le responde “tenemos que estar muy juntos, usted sabe”, “la primera parte (del danzón) muchas vueltas casi sin salirse del mismo lugar” y prosigue, “en la segunda hay que quebrar la cintura”, como ven no se necesitaba gran ciencia, ni un grueso catalogo de pasos y figuras ni asistir a academia alguna para bailar danzón, era tan simple como lo indica la “maestra” Santa, era un autentico “baile social” y sobretodo ya dese esa época, el danzón era un ritmo que se prestaba al “roce”, al “cachondeo”, a la proximidad de la pareja, no olvidar que es desde su origen fue un “baile alcahuete”, libre, sin tapujos, cualquiera que supiera caminar lo podía bailar. ¿De dónde sacan los “snobistas” que el Danzón es un “baile fino de salón”? , para no ir más lejos, no hace muchos años que el cronista y escritor Carlos Monsiváis describió al danzón con estas palabras: “El danzón es música por excelencia de los prostíbulos” y no lo dijo al azar, ya que fue testigo fiel de este fenómeno dancístico y musical propio de estos recintos.
Ahora demos un salto a otra de las Bellas Artes, La Poesía con el poema “A estas horas, aquí” del gran poeta chiapaneco Jaime Sabines, del cual les presento este bello extracto::
Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo,
dejar mi cuarto encerrado
y bajar a bailar entre borrachos.
Uno es un tonto en una cama acostado,
sin mujer, aburrido, pensando,
sólo pensando.
¿Podrán imaginarse a esos “parroquianos” bailando danzón con sus entraditas abiertas, sus rematitos abiertos y demás figurines, etc? ¿Se le podría objetar a Don Jaime Sabines relacionar al danzón con un cabaret lleno de borrachos?.
Era bien sabido que en los cabarets donde las “ficheras” eran las reinas del lugar, la música bailable que predominaba era el danzón y el bolero, ritmos que se prestaban para bailar “de a cachetito”, o como bien dijera Bonifacio “bien pegadito al oído”, lógico, no se iba a pagar por bailar separado o “floreando”
A propósito de cabarets, es muy oportuno mencionar que el danzón de danzones, “Nereidas”, máxima expresión del danzón mexicano, cuyo autor el músico oaxaqueño Amador Pérez Torres, “Dimas” no lo compuso inspirándose en las cincuenta hijas de Nereo y de Doris llamadas “Las Nereidas” según la mitología griega, nada de eso, que va, este excelso danzón fue compuesto a principios de los años cuarentas , ¡ojo!, para la inauguración del “Cabaret Nereidas” a solicitud y encargo del dueño de este antro, Don Daniel Sidney. Estimados danzoneros, cuando bailen este soberbio danzón, recuerden se trata de un cabaret que estuvo situado en un barrio netamente popular, me refiero a la heroica Colonia Guerrero donde tocó la orquesta dirigida por Amador Pérez Torres “Dimas”.
Siguiendo con el danzón “Nereidas”, quien no ha visto la película “El Rey del Barrio” (1949) cuyo genero es “comedia arrabalera” dirigida por Gilberto Martínez Solares y protagonizada por Germán Valdez “Tin Tan” y Silvia Pinal en el papel de Carmelita quienes bailan unos compases del danzón “Nereidas” y ¿en donde creen?, en un “cabaret de ficheras” dentro de entorno arrabalero y prostibulario. Dicha película ocupaba hasta hace unos años el lugar número 18 entre las mejores 100 películas del cine mexicano. Y aun hay más, si hablamos del más famoso Salón de Baile que hubo en nuestro país, sin duda nos estaremos refiriendo al Salón México, inmueble que estaba ubicado en una zona de cabarets, de callejones, de “casas de mala nota” y al respecto les comento, tengo afortunadamente una grabación de Don Jesús Flores y Escalante, donde en base a una investigación nos dice que este emblemático Salón de Baile se anunciaba de esta forma: “Cabaret Salón México, las mejores bebidas y muchísima cerveza” y, no es ninguna invención, la mayoría de los Salones de Baile donde se “raspaba el piso” bailando danzón y que existieron antes de la famosa campaña moralizadora del regente Ernesto P Uruchurtu , se encontraban ubicados en barrios arrabaleros y qué decir de la conocida frase “De rompe y rasga” del caló mexicano frecuentemente relacionada con los cabarets, salones de baile de medio pelo y también por añadidura al danzón que no era visto con buenos ojos por la alta sociedad e inclusive por la clase media, no por casualidad hay una trilogía de discos de antología grabada por la Danzonera de José Casquera que llevan por título “Danzones de Rompe y Rasga”, ¿Te puedes ahora indignar sobre lo cabaretero del danzón?.
Vamos a otro escenario, me resultaría difícil concebir un barrio arrabalero sin sus típicas vecindades, imaginar esos festejos y bailes en los patios de vecindad donde se bailaba danzón sin complicaciones ni protocolos cursis, el danzón era tratado dignamente conservando su esencia, es decir un baile puramente social, lúdico y a la vez “alcahuetero”, también se le conocía como “El vals de los pobres” tal y como lo citara el cronista y escritor Carlos Monsiváes, tampoco podemos negar el ingenio, la picardía y la forma de retratar el entorno arrabalero a la manera del gran músico y compositor costumbrista, Chava Flores, del cual les presento un puntual extracto de su canción “La Boda de La Vecindad”:
Mole y pulmón nos dieron en ca´Cuca,
Hubo danzón con la del veintidós;
De ahí los novios partieron pa´Toluca:
Feliz viaje de bodas deseamos a los dos
Hay innumerables testimonios literarios y fílmicos donde se encuentra esta dicotomía danzón-vecindad y me viene a la mente el mundialmente reconocido director de cine, Luis Buñuel en su película “La ilusión viaja en tranvía”, (1953) protagonizada por Lilia Prado como Lupita, Carlos Navarro como Juan caireles y Fernando Soto “Mantequila” como “el tarrajas”, una película imperdible donde en una de sus escenas nos muestra una clásica pastorela montada en un patio de vecindad, pero, como ya se imaginarán, terminando esta escenificación, todo mundo a bailar sin faltar el popular danzón y los indispensables “alipuses”.
¿Tendríamos argumentos para objetarle al mejor director de cine de habla hispana el haber incluido al danzón en este escenario 100% arrabalero?, pero, ya que hemos estado hablando de cine, sería inaceptable omitir la película “Danzón” (1991) de la directora María Novaro y en el papel principal por la actriz María Rojo. Dicha película está considerada entre las cien mejores películas mexicanas, ya en otra ocasión hablaré sobre esta cinta, pero es importante hacerles saber que en una crónica periodística en el principal diario español, “El Pais” fechada el domingo 24 de enero de 1993 y con motivo de la presentación de esta cinta en Madrid, se lee textualmente: “La actriz (María Rojo), presenta su filme Danzón, un cuento de amor arrabalero”, descripción exacta sobre el contenido del filme.
Regresando a la poesía, les presento un fragmento del poema “Danzón”, del poeta chiapaneco Roberto López Moreno.
La amarga mar del Caribe cruzó con el cuerpo ardiendo;
su corazón de timbales alumbró Puerto Progreso
y a Mérida caminó, lumbre que iba tierra adentro
Ya le llamaban danzón y danzón nos fue creciendo
Ay, danzón del corazón, del salón al arrabal…
Maestros de la tonada, ¡cuánto regusto me dan!
Tumba, tumba y tumba y son; bom y bom…y riacatán
Me faltarían muchas páginas para citar más ejemplos donde el danzón está íntimamente vinculado con el arrabal, cabarets, prostíbulos y otros “antros (así se les llamaba a estos sitios) de mala muerte”, la historia no miente, el cine no miente, ni la literatura, ni la pintura y otras disciplinas.
Vale la pena reflexionar sobre la cantidad de artistas, músicos, escritores etc., que han surgido de estos barrios populares y otros más se han inspirado en estos escenarios para cristalizar sus obras maestras. Estimados amigos, el arrabal, el prostíbulo, el cabaret, así como el salón de baile son Cultura y no se puede borrar la historia arrabalera y prostibularia del danzón con frasecitas sin fundamento como: “El danzón es un baile “fino” de salón”, sabiendo que hay testimonios y documentos históricos que dicen lo contrario, sería interesante que esos “snobistas del danzón” nos dijeran cuáles son entonces los “bailes vulgares de salón”, y por último, la pregunta del millón….¿Estamos realmente bailando danzón?
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