Por: Paco Rico. “Danzónfilus”+
Extracto del Boletín Danzón Club No. 74 (Abril, 2016)
¡Les voy a contar un corrido muy mentado!
“Juan se llamaba y le apodaban “El Danzonero” era aguerrido y afortunado bailador”. A las picudas del danzón se las bailaba y en aquellos salones no quedaba ni una más.
Un día domingo que estaba en “Salón Roma“, recibió un mensaje, que decía. Aguas mi Juan que ahí te van unos danzoneros celosos y uno que otro “disque campeón nacional” ¡no te vayan a bailar! Cuando llegaron los saludó, eran conocidos y les dijo aquí estoy, no soy campeón pero soy buen gallo y me aviento un “tiro” con vosotros aquí en el salón. Esto lo escuchó don David raudo y veloz tomo el micrófono y con su voz de locutor, así lo dijo ¡Hey familia habrá un encuentro amistoso danzonero de dos a tres danzones sin límite de tiempo! Ahí está Juan y sus contrincantes, de inmediato la pista se rodeó, por gran parte de los asistentes,una de las picudas conocida como “La Coyota” a lueguito se apuntó con Juan, este le dijo ¡va!, pero deja tu abanico que no eres ninguna marquesa.
Fueron cuatro parejas nomás, Juan con “La Coyota” y los demás con su acompañante de rutinas. Y a la pista bailadores, para entonces era el 2do turno de la “Danzonera Yucatán” quien esperó a que se ubicaran las parejas en la pista, sonó la campana y a darle que es “mole de olla” y como siempre un espontaneo apareció, nada menos que el famoso maestro Mariano, con su pareja y a las primeras de cambio se retiró del ruedo ¡No dio el ancho, ni la altura! Al término de la sesión (solo tres danzones bailaron), la concurrencia aplaudió a los participantes en especial a Juan con una ovación rotunda, la cual, agradeció humildemente levantando los brazos junto con su pareja, haciendo la señal de la victoria y una caravana al respetable, a la Danzonera y a sus contrincantes. Y este Juan, sin despedirse salió del salón, con una amplia sonrisa de satisfacción de haber demostrado lo que fue.
Y aquí termina este corrido de Juan, “El danzonero” que se creyó de las bailadoras consentido, que algunas lloraban por su ausencia, extrañando su sabor y, ¡tan tan! Y por ahí nos vemos bailador “Abur”.
P.D Cualquier semejanza con otro corrido o personaje del medio es mera coincidencia.
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