Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 83 (Enero, 2017)
Acaba de cumplirse el centenario del nacimiento de un gigante de la música, un verdadero revolucionario de la música bailable, me refiero, al gran Dámaso Pérez Prado, quien nació el 11 de diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba, la cuna del danzón y falleció en México el 14 de septiembre de 1989.
Es prudente decir que hay controversias sobre la verdadera fecha de su nacimiento, según dicen personas que lo conocieron, que a él no le gustaba decir muchas cosas de su vida y en ocasiones variaba su fecha de nacimiento, pero la más coincidente por documentos es la que anteriormente mencionamos.
Es bien cierto que Dámaso Pérez Prado no inventó el mambo, también en lo referente a la historia del mambo hay controversias entre destacados musicólogos, lo que sí es cierto, es que él estructuró y desarrolló el mambo, creando el mambo al estilo Pérez Prado, mismo que lo internacionalizó causando verdadero furor en el planeta en la década de los años 50s, podríamos decir que esta década sería difícil definirla sin la presencia del mambo de Pérez Prado.
Para comprender la magnitud de la trayectoria de este gran músico, arreglista, compositor y director de orquesta es preciso decir que desde los 9 años inició sus estudios de piano en sus natal Matanzas con los destacados maestros Rafael Somavilla Pedroso y María Angulo.
Años más tarde inicia su carrera artística en Matanzas, con la Charanga de Senén Suárez., otras versiones indican que fue con la Orquesta de los Hermanos Valladares,.
En 1940 toma la firme decisión de trasladarse a La Habana, ciudad donde primeramente trabajo como pianista de las orquestas propias de varios cabarets como: Cabaret El Kursal, Cabaret Pennsylvania, Cabaret Panchín , posteriormente en la orquesta de de Paulina Álvarez (La reina del danzonete), en la orquesta de los Hermanos Palau, también en la orquesta de Julio Cueva, pero en las orquestas donde tuvo mayor impacto fueron la Orquesta Casino de la Playa en 1943 , dirigida por Liduvino Pereira (en esta orquesta se pueden apreciar los arreglos “mambeados” de Pérez Prado con la voz del sensacional vocalista “Cascarita”), y en la famosa Orquesta Cubaney, dirigida por el maestro Pilderón. Por si fuera poco, también durante un corto periodo fue pianista de la mundialmente famosa Sonora Matancera.
Ya con mucha experiencia en orquestas, decide, en el año de 1946 formar su propia orquesta y hace una gira por Argentina y Venezuela; posteriormente en ese mismo año viaja a Nueva York donde realiza arreglos y orquestaciones para el violinista y director de orquesta Xavier Cugat.
Algo importante a destacar a su regreso de Nueva York, fue la entrevista que el periodista Enrique C. Betancourt de Radio Magazine, le realizó a Pérez Prado en donde el gran Dámaso dijo:
“...Estoy preparando un estilo musical nuevo que creo que va a gustar mucho: el Son-Mambo”.
Dámaso en México:
En Octubre de 1949 y gracias a una invitación del cantante cubano Kiko Mendive, decide viajar a México donde había mucha oportunidad de trabajo, aparte de que era una muy buena época para darse a conocer a través del cine que en aquel entonces había una buena producción de películas de calidad.
Ya en México toma por alojamiento la casa de la vedette cubana Ninón Sevilla a la que hacia los arreglos musicales de sus películas, era el apogeo del famoso “cine de las rumberas”.
En poco tiempo después de formar parte de algunas orquestas mexicanas, forma de nuevo su propia orquesta destacando entre sus excelentes músicos a Ramón Santamaría (Mongo), al trompetista Chilo Morán, al bajista Eddie Gómez, en la guitarra a Joe Carioca y agárrese, al mismísimo bárbaro del ritmo, Benny Moré como cantante. A propósito, fue. Benny Moré quien le puso su apodo a Pérez Prado, esto, cuando estrenó la pieza “Locas por el mambo” que dice: ¿Quién inventó el mambo que me sofoca?/ ¿Quién inventó el mambo,/ que a las mujeres las vuelve locas?/ ¿Quién inventó esa cosa loca?/ Un chaparrito con ”Cara'e foca”.
En 1949 graba en México su primer disco sencillo en cuya cara “A” incluía “Que rico el mambo” y en la cara B, el “Mambo número 5”, resaltando, que fue en este país donde realizo su mejores grabaciones que le dieron la vuelta al mundo.
Otra vez en Estados Unidos:
Ese año de 1951 realizó una gira por los Estados Unidos y curiosamente los americanos calificaron a su agrupación como “La orquesta de jazz con más swing del país”, causando una verdadera popularidad su orquesta y el mambo alcanzando su máximo esplendor en la Unión Americana en los años de 1951 y 1952. Estados Unidos, contribuyo mucho a la internacionalización de Pérez Prado y su mambo sobretodo la ciudad de Nueva York donde llegó a alternar con músicos de la talla de Tito Puente y Tito Rodríguez, aparte que tuvo estrecha amistad con el músico y director de orquesta, Stan Kenton al cual le compuso el “Mambo a la Kenton” y, en correspondencia, Stan Kenton le compuso una pieza titulada “Viva Prado”. Hay que apuntar que en su estancia en la Unión americana lo tentó la música culta y en 1963 compuso y grabó una obra pieza sinfónica la “Suite exótica de las Américas”, misma que se estrenó en el Teatro de las Américas, en Nueva York.
La vida de Pérez Prado está llena de anécdotas y mitos, uno de ellos es el relacionado a su “deportación” de México por la osadía de haber hecho una versión del himno nacional mexicano a ritmo de mambo, cosa que no se ha podido demostrar ya que no existe grabación o partitura.
Pérez Prado y el danzón:
Poco se puede decir sobre la relación del danzón con este genio musical, pero podemos afirmar que en la época en que formó parte de algunas orquestas como La Charanga de Senén Suarez, como con la Orquesta Casino de la Playa interpretó algunos danzones.
Dentro de su vasta discografía grabó el danzón “Almendra” de Abelardo Valdez, no tengo conocimiento de que haya grabado algún otro danzón.
Por otra parte, el músico cubano y arreglista, Tomas Ponce Reyes le compuso el danzón titulado “Perez Prado, ni hablar” en alusión al mambo de Pérez Prado “Ni hablar”, que fue sin duda uno de sus grandes éxitos.
Pérez prado y el cine:
Gran parte de su fama e internacionalización se debió a las películas donde participó tanto como músico, como actor, se estima que tan solo las mexicanas suman un total de 122, como ejemplo podemos citar Coqueta 1949, , Amor perdido, La niña Popoff, Al son del mambo, México nunca duerme, Perdida, Salón de baile y Las interesadas.
En cuanto a su música, esta, aparece en películas de corte internacional, la primera de ellas Underwater (1955), del director John Sturges; en 1958 la titulada Cha-cha-cha boom! del director Fred F. Sears; y en la mundialmente conocida La dolce vita (1960), del inmortal Federico Fellini; por último en Kika (1993), del afamado director contemporáneo Pedro Almodóvar.
De regreso a México:
En 1964 el gran Dámaso regresa a su querido México experimentando otros ritmos como “El Dengue”, “Mambo-Twist”, “Rokamambo” y “La Culeta”, pero ninguno de ellos llegó a tener éxito.
Pérez Prado tuvo un especial cariño por México que en 1980 adquiere la nacionalidad mexicana.
Por último, mucho se puede escribir sobre e
ste polémico genio musical, incluso un libro grueso, ya que su vida y su mambo son muy extensos e interesantes, solo quise mostrar una semblanza para nuestros lectores
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