Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 72 (Febrero, 2016)
Hace unas semanas conversando con un viejo amigo, ahora “principiante” (como él se autonombra) en esto de “aprender a bailar danzón” me hizo la siguiente pregunta, ¿Quién es el campeón de danzón en México?, vaya cuestionamiento que me hizo este “pelao”, de hecho es una pregunta difícil de responder con la certitud que merece y lo que representa ser “campeón”. Le comenté que a través de la historia del baile de salón en México, se tienen testimonios de concursos que originalmente se realizaban generalmente en los Salones de Baile de la Ciudad de México y que estos concursos eran “plurirrítmicos” es decir los participantes exhibían sus destrezas dancísticas no solo en danzón sino también en otros ritmos, por consiguiente, los participantes dominaban varios ritmos del llamado baile de salón, lo que los identificaba como bailadores completos y reconocidos, me refiero a las parejas obviamente y, había otra modalidad menos frecuente concerniente a los estoicos maratones de baile, en ambos casos al ganador se le nombraba “campeón”.
Curiosamente, le dije, que sin tomarlo como expresión machista o misógina, por lo regular lo que se quedaba grabado en la memoria de la gente era el nombre del caballero (Daniel Berrel “El calcetín”, Jesús Ramírez “El Muerto, Ventura Miranda, Manuel Rosales “El Gallito”, Vicente Hernández Soriano “El Alegría”, Pedro Velázquez, Enrique Romero Flores “EL Abuelo”, etc.) aunque el ganador del certamen siempre era una pareja el nombre de la dama rara vez se le recordaba, esto, a pesar de haber testimonios de los nombres de las parejas ganadoras. Los premios otorgados a los ganadores eran trofeos, dinero en efectivo, diplomas, viajes todo pagado, etc., claro los mas apetitosos eran los que entregaban una buena cantidad de dinero, pero sabiendo que el danzón es un baile de pareja, hay quienes nos preguntamos ¿Qué tanto porcentaje del “trofeo” obtenido le corresponde al caballero y cuanto a la dama?, pregunta por demás polémica a la que mi amigo, como el rey Salomón me respondió “igual para los dos” ¿será?, y ¿ustedes que opinan?.
Proseguí diciéndole que ahora, con el surgimiento del nuevo “Boom del Danzón académico coreográfico” aunado a la proliferación de grupos en este nuevo tipo de danzón por toda la república, se ha seguido conservando esta tradición competitiva, pero, ahora les llaman “Campeonato Nacional de Danzón”, o “Concurso Nacional de Danzón” y hasta “Campeonato Estatal”. Ante este panorama y debido a esta diversidad de competencias, tenemos “campeones” de diferentes asociaciones y regiones, razón por la cual es difícil determinar cuál es el “verdadero campeón”, pero la realidad es que estos concursos deberían de llamarse “Campeonato de Baile con música de Danzón por “X” asociación”, ya que solo en estos certámenes califican lo que compete al baile, pero nunca lo concerniente a conocimientos sobre el ritmo en el que están compitiendo, lo trágico es que dada la fama que obtuvieron por semejante logro, no faltan las entrevistas y no te imaginas cada barbaridad que dicen sobre la historia y aspectos del danzón, es decir son “campeones incompletos” que únicamente obtuvieron un trofeo de dudoso merito (no todos, aclaro) y, no dudo que también hasta se haya llegado en ocasiones a “comprar los campeonatos”.
Pero, no todo es “Miel sobre hojuelas”, estos “campeones” aparte del trofeo y demás cosas que obtienen, vienen otros “subproductos” inmediatos como el adquirir una enorme responsabilidad, ya que donde quiera que se presenten los van a observar y comparar, los van a estar acosando para tomarse la foto, los convierten de golpe y porrazo en maestros de danzón, en la mayoría de los casos ni cuentan con una metodología progresiva de enseñanza ni cuentan con nociones sobre pedagogía dancística, otro subproducto, los llegan a convertir en jueces de otros concursos, además en algunos casos el “campeonato” obtenido le da “alas” a algunos para promoverse por toda la republica impartiendo “talleres ligth” especialmente para ilusos y que sirven de relleno en las dichosas “Muestras Nacionales” que no son otra cosa, que “más de lo mismo”.
Para finalizar le comenté a mí amigo “principiante” la siguiente idea hipotética que hace ya algún tiempo me viene asaltando a la mente:
Sabemos que ostentar un título de “campeón” es el resultado de una competencia, pero también se le puede nombrar a alguien que de acuerdo a su destreza en cierta disciplina es reconocido como un campeón sin necesidad de competir en un certamen, este tipo de “campeón” es especial y más autentico por qué no lo determina un reglamento acotado, ni un tribunal de jueces y que podemos dibujar su perfil de la siguiente manera:
1.- Ante todo este tipo de campeón debe ser Humilde, virtud bastante difícil en el actual medio danzonero.
2.-Debe ser un bailador o bailadora que con su actitud dignifique al danzón.
3.- A este campeón (a) no lo califica un jurado de “expertos” conformado por 4 o 5 personas, lo califica la gente que asiste a los salones de baile, a las plazas públicas, las damas que han bailado con él, o los caballeros que han bailado con ella y que al hacerlo notan la diferencia en el bailador que las sabe conducir y no las ridiculiza o la dama que sabe interpretar perfectamente los mandos que le propone el caballero.
4.- Baila sin ridiculeces ni florituras, goza el danzón y hace gozar a la pareja con quien baila, no busca el exhibicionismo para alimentar su ego y soberbia.
5.- No solo baila con su pareja, tampoco es selectivo ni discrimina a nadie, este tipo de campeón tiene el carisma y baila con las demás bailadoras porque sabe utilizar el mando, lleva el compás, es decir sabe conducir a la pareja con quien esté bailando, de igual forma la dama “campeona” es aquella que sabe bailar, interpretar los mandos y muy importante, baila con quien la invite a bailar una pieza, sin discriminaciones y con ese semblante de exquisita alegría.
6.- No se presta para servir de comparsa en concursos, ni mucho menos en las indigestas coreografías.
7.- Sabe lo que es el danzón, su historia, sus exponentes, las orquestas, autores, salones de baile, tipos de danzón, además en lo concerniente a otros ritmos afines.
Habrá seguramente otras cualidades que ya han oportunamente detectado en los bailadores y bailadoras que asisten con frecuencia a los Salones de Baile y Plazas Públicas y que merecen este reconocimiento de autentico Campeón.
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