Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 70 (Diciembre, 2015)
Ya la décima jarocha
se escribe en la capital;
si se baila no está mal
porque el danzar nos atocha
y la gracia se derrocha.
Una décima al Danzón
si la escuchas con atención
el corazón se emociona
la voz mejor se entona
y la pena se desmocha.
Un Danzón bien bailado
sin levantar los pies
muy derechos, sin timidez
soriente y enlazado,
con el paso acompasado
marcando con precisión
cautivas el corazón
de propios y extraños
y no se te ven los años
si bailas bien afinado.
La décima dominguera
te aparta de las espinas,
te acerca a las damas finas
que gustan, a su manera,
bailar con José Casquera
en salones y talleres
donde brillan las mujeres
que gustan de la alegría
y derraman simpatía
con música danzonera.
SierraMadre, un ensueño,
La México un placer
El Chamaco, sin ofender,
del júbilo es el dueño.
Y Acerina nos quita el sueño
al inyectar la alegría;
y Cedillo, yo diría,
igual que Silverio Fuentes,
les gusta mucho a las “gentes”
por eso no los desdeño.
Me faltan muchos por nombrar
pero no los quiero aburrir
sólo les quiero decir
que es saludable bailar,
y en ti debes confiar
cuando bailes el Danzón
dejando que la pasión
en tu sangre se acumule
porque el piso bien se pule
si el ritmo saber llevar.
Me gusta mucho el danzón
cuando lo baile cerrado
y al estar enamorado
corazón más corazón
se me aparta la razón
si bailo danzón floreado
todo es un sueño dorado
si danzo con mi Majestad
porque me da felicidad
cuando hacemos el rondón.
Bailando con mi dama
de alegre y bella sonrisa
bien plantado y sin prisa
concentrado y con calma,
un rondó nacido del alma
alborota más mi pecho
que tiene por cielo un techo
y en un nido de alegría
mi corazón de fantasía
con una Orquídea se empalma.
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