Extracto del Boletín Danzón Club No. 67 (Septiembre, 2015)
DANZÓN CLUB felicita a nuestro gran amigo y colaborador, Alejandro Cornejo Mérida por el lanzamiento de su segundo libro “DANZÓN, UNA SENDA AL PARAÍSO”, el cual viene a enriquecer el acervo bibliográfico sobre este ritmo cadencioso y contagioso. A continuación reproducimos la puntual Presentación a esta obra que sin lugar a dudas su lectura nos deleitará con su amena prosa y su preciso verso.
Esta presentación la hace José Luis Araiza, autor del libro “Danzón, ritual erótico”, obra literaria de excelencia que tuvo gustada aceptación en el cosmo danzonero.
PRESENTACIÓN
Danzón, Una senda al paraíso, el nuevo avatar en los periplos danzoneros de Alejandro Cornejo Mérida es un viaje de embeleso por la senda de placeres voluptuosos que se tejen en el deseo, el anhelo y sueño de los bailadores.
Sólo un danzonero consumado, sibarita y de prosapia como él, podía conocer y describir con pasión y verdad los sentimientos y emociones de los que practican este baile fino de salón.
Sus andanzas danzoneras son un recorrido por los placeres de la música y el cuerpo, el sonido y el movimiento. Entre versos y piropos nos lleva por el sendero del éxtasis en un canto celestial de alabanza al danzón.
Alejandro revela cómo la vivencia sensible de los danzoneros es una forma peculiar de conocer, pensar y expresarse con el cuerpo y con el alma, cómo su deliquio exalta su alegría de vivir y su pasión de ser.
El danzón se desenvuelve entre la afectividad y el erotismo, activa los neurotransmisores y ennoblece el espíritu, estimula la belleza, la felicidad y la vida, su embrujo disipa el tiempo y los efectos de la edad.
Describe cómo los danzoneros armonizan el arte, el afecto y el amor, al con-fundir sus cuerpos con sus propias imágenes y figuras, en una revelación sutil de su propio ser. Entre palabras de amor refiere cómo las danzoneras en su afán de estetas y sensual procuran que sus caderas pronuncien el sonido del timbal y su desplazamiento grácil acompañe las notas del clarinete y el violín. Es tan hermosa su cadencia que ellos se dejan con-vencer ante argumentos inobjetables.
En su andar, sin advertirlo, las parejas ya no procuran tanto acoplar sus pasos como sentir lo mismo ante las mismas frases de un danzón, su empatía al bailar crea un espacio imaginario donde cada movimiento y figura se dan en un instante único e irrepetible, se re-conocen en la mirada y con la piel, sus anhelos corporales los sublima.
El autor devela los encuentros y desencuentros, los placeres y padecimientos de la pasión, nos explica cómo los danzoneros aprenden a leer y escribir afectos en el cuerpo de su pareja hasta desafiar los umbrales de la noche y el día, el silencio y la música, el movimiento y el sosiego, la contención, el paraíso y el averno.
El danzón es ir y venir del uno al otro, abandono sin resguardo. Cuando los ojos miran lo que no se ve y la piel siente lo que no se toca, se miran a los ojos y su carne deviene en cuerpo, esa mirada ilumina su ser interior, disipa sus sombras y su luminosidad separa a la tierra del cielo, unión y comunión de dos cuerpos que celebran una ceremonia donde cada uno es ofrenda y oficiante del mismo ritual.
Así es: El danzón es el camino más corto, entre dos corazones, de acceso al cielo.
Danzón, un atajo al paraíso es una aportación virtuosa, una crónica elocuente de las vivencias de los danzoneros, un referente imprescindible de su historia.
José Luis Araiza
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