Por Mina Arreguín.
Extracto del Boletín Danzón Club No. 114 (Agosto, 2019)
Desgraciadamente no hice de la música mi profesión, me hubiera gustado, no obstante desde muy pequeña componía canciones, mi mamá preguntaba a mi abuela si ella me las había enseñado. Pero no, esas aparecían en mi infantil cabeza. Ya en la secundaria inventaba música para algunos poemas que leía o algunos otros que yo misma escribía. Mi padre me hacía que me aprendiera las letras de canciones que a él le gustaban, principalmente boleros y cuplés, por cada bolero pero especialmente por cada cuplé que me aprendía mi padre me obsequiaba algunas monedas con lo que me incentivaba a memorizar nuevas melodías.Así fue que compuse -para un poema que ya había publicado y registrado en uno de mis libros de poesía- una melodía, pues me sonaba como un valsecito peruano, o una cueca. Primero la canté acompañada a la guitarra por un amigo, luego la grabé en una grabadora común y corriente, para de esa manera poder darla a conocer a un grupo musical que cada fin de semana tocaba en un restorán situado en la colonia Roma de la Ciudad de México al que asistía algunas veces, y que tenía la particularidad de contar con dos nombres: por una calle se llamaba D’Alfredo y por la otra calle “Río Bravo”. Al director del trío, Maestro Saavedra, que tocaba el clarinete, le di una copia de la grabación y él hizo dos versiones de mi canción enriqueciéndola con más instrumentos: piano, clarinete, guitarra y percusiones; la primera de ellas era exactamente igual a la mía y sonaba como Cueca y la otra que el intervino un poco sonaba como Salsa. Ésta última la tocaban los fines de semana por la noche, y a pesar de que no era un lugar de baile, la gente se entusiasmaba con lo “guapachoso” de esta versión y se paraba a bailarla. Componer algunas melodías a partir de mis poemas es una actividad que he realizado por gusto sin ninguna pretensión y así he compuesto también un tango y algunos boleros, todos con letras mías.
Más tarde cuando ya residía en Guadalajara donde fuimos mi esposo y yo propietarios de un Piano Bar durante cinco años “El Gato Verde” y en el cual teníamos un cuarteto de Jazz cuyo baterista, músico profesional de jazz y maestro de la escuela de Música, de esta ciudad me hizo el favor de poner mi pieza con notas en un pentagrama y luego interpretarla en un estilo “jazzeado” incluyendo bajo, saxofón y partes destinadas para la improvisación de los músicos. Ese grupo que hasta la fecha es uno de los más destacados de la escena del jazz de Guadalajara, lo incluyó en su repertorio y era común que tocaran mi tema cada viernes, el cuarteto es “Jazz Lab” y estaba formado por los extraordinarios músicos: Guillermo “Memo” Olivera que había sido baterista del legendario grupo tapatío de Rock los “Spiders”; el gran saxofonista José Luis el “Chamaco” Guerrero quién conservó el apodo de su padre y continúa como director de su orquesta; Jorge bajista destacado en el medio con mucha experiencia incluso internacional al haber tocado en varios países en giras con el grupo del guitarrista: Paco Rentería y el no menos ilustre pianista Felipe de Jesús Aceves. Como comenté al principio mi composición se realizó para acompañar un poema por lo tanto en dos ocasiones la grabé con las voces de dos jóvenes y espléndidas cantantes que también formaron parte del elenco de nuestro Bar: Chela Mota acompañada del pianista Kalumi que formaban el dueto Días Songo y otra joven cantante Andrea Pérez acompañada de Leo Torres quienes conformaban el dueto “Tequila Solo”. Cada una de ellas hizo una versión diferente, con su propio sello y estilo personal, toda esta variedad de interpretaciones me dio la idea de que podía ser tocada también como danzón.
Me comunique con el maestro Alejandro Aguilar Alcántara pianista y arreglista de la gran orquesta “Danzonera Jóven de México” sí, la del “Chamaco Aguilar” y le comenté que tenía una composición musical y que me gustaría, si es que lo consideraba posible, que la convirtiera en danzón, porque me gustaban mucho los arreglos que había realizado de otras piezas. Para ello me pidió que le enviara las grabaciones que tenía y las partituras que le comenté yo poseía.
Unos días más tarde él me dijo que sí era factible y que la pieza le había gustado, también me comentó que me mandaría un arreglo, que él haría y si me gustaba y lo autorizaba podría incluirse en su disco XIII, yo desde luego estuve de acuerdo desde la primera versión que me envió, mi canción había crecido; ahora tenía una introducción y ritmo “danzonero” en el que se reconocía mi melodía enriquecida sin perder de ninguna manera su esencia.
-- Y cómo se llamará su danzón licenciada, me preguntó Alejandro.
--“El eco de tu risa” dije, porque el poema que lo originó tiene esta frase.
Pero entonces Homero, mi esposo dijo: Mejor “Mina, el eco de tu risa”, me gusta más con tu nombre…y así fue bautizado.
Asistimos este año a un maratónico baile de matiné en el Salón “Los Ángeles” y cuando desarrollaba su turno la danzonera del “Chamaco Aguilar”, mientras bailábamos y sin que yo pudiera imaginarlo, el locutor anuncia que mi danzón sería interpretado por ellos, ese fue un momento muy sorpresivo y emocionante para mí, esa versión en vivo ya me gustaba mucho y eso que todavía fue “retocada” para la grabación del disco, que culminó con una interpretación a mi juicio aún mejor. Recordaré ese día con emoción, varias personas y bailadores, algunos que ni siquiera conocía me felicitaron, otros no entendieron bien y preguntaban si el danzón me lo habían compuesto o yo lo había compuesto y hubo hasta quién inquirió con extrañeza si yo había estudiado música.
Asistimos en junio del 2017, como hace varios años a San Luis Potosí, en esta ocasión al 22 Aniversario del Grupo de Danzón Nueva Generación, grupo que se distingue por ser numeroso, elegante y que presenta en cada ocasión una muy bien lograda coreografía. Cuentan además con la fortuna de tener un bellísimo recinto, el Teatro de la Paz para las presentaciones de los grupos del país que asisten para lucir sus mejores galas tanto en vestuario como en ejecución del danzón, en esta ocasión con dos grandes orquestas danzoneras: la de Felipe Urbán y la del Chamaco Aguilar, todo lo anterior logrado por Armando Fuentes y Lupita su distinguida y fina esposa. El maestro Alejandro Aguilar me platicó que tocarían mi danzón y me dijo: sería bueno que lo bailaran solos usted y su esposo, que él lo comentaría con Armando Fuentes quien gentilmente aceptó. Fue en ese evento la presentación oficial de su disco Vol. XIII, en el cual está mi danzón. De esta manera “Mina el eco de tu risa” nos permitió acceder a bailar solos como pareja en un teatro tan importante, esto normalmente está restringido únicamente a parejas con trayectoria o muy destacadas en el ambiente danzonero, por lo que sin pertenecer a este selecto grupo, mi danzón nos permitió por una vez ocupar el escenario de esta manera, con la maravillosa orquesta del Chamaco Aguilar y en el foro de ese espléndido teatro. Esta experiencia fue algo muy gratificante y emocionante para nosotros, agradecemos a los amigos que nos dieron esa oportunidad.
Debo comentar que también presenté mi libro con tema de danzón y que la presentación la hizo Benjamín Pineda querido amigo, actor con una gran voz y conocimiento de mi libro, a quien también agradezco su destacada participación.
En otra ocasión, estando en Veracruz en espera de tomar un vuelo de regreso a Guadalajara tuvimos el gusto de conocer a Elio Palacios, promotor del danzón en Reynosa Tamaulipas. Él había adquirido el disco de la orquesta del Chamaco Aguilar y yo le comenté que en ese disco estaba un danzón de mi autoría. Días más tarde me llamó para invitarme a presentar mi libro “Danzón, abanico de tonalidades” y me dijo que si le enviaba las partituras de mi danzón, una banda sinfónica infantil y juvenil lo tocaría en el evento que él estaba organizando. De inmediato me comuniqué con Alejandro Aguilar y le comenté lo de Reynosa, él muy gentilmente me dijo que no tenía ningún inconveniente, que me enviaría las “partichelas” de los instrumentos que había agregado, me comentó que el danzón era mi composición y que desde luego podía enviarlas a quién yo decidiera. Así lo hizo, y yo de inmediato las reenvié.
Creo que ésta es entre otras, una de las grandes satisfacciones que el danzón me ha dado. El hecho de escuchar en vivo mi danzón tocado de manera extraordinaria por la banda sinfónica infantil y juvenil “Raúl Flores García” integrada por 130 chicos cuyas edades fluctúan entre los 10 y los 17años dirigidos por su gran MAESTRO, (así con mayúsculas) Raúl García Valenzuela, perteneciente a una familia de músicos, al cual felicité por su gran labor de enseñar a estos muchachos y abrir sus horizontes de vida.
Debo agregar que el trato recibido de parte del organizador del evento superó nuestras expectativas; que el conjunto Cultural es verdaderamente extraordinario tanto en cuanto a la extensión del mismo como a sus excelentes instalaciones, y ni que decir de los directivos y empleados que hacen que todo funcione bien. Todos los integrantes de la comunidad danzonera de Reynosa, fueron también muy amables con nosotros.
Tuve además el gusto de que la presentación de mi libro la hiciera Miguel Zamudio gran conocedor del tema, en uno de los espléndidos teatros de ese Centro Cultural.
La emoción de escuchar mi danzón tocado por esos jóvenes pero ya grandes músicos en ciernes y bailarlo, creo que será algo que nunca olvidaré.
Y sigue la mata dando… (Junio 2019)
Casi no participo en facebook ni youtube pero un día que por casualidad entré a éste último, vi a una pareja joven bailando algo que me pareció danzón, entonces puse sonido a la computadora y cual sería mi sorpresa al darme cuenta de que estaban bailando mi danzón. Me di a la tarea de localizarlos y cuando hablé con Héctor Carmona que era quien bailaba con Sara Juárez me dijo que era un danzón que les gustaba mucho, que estaban enterados de la existencia de mi libro acerca del Danzón y que en el mes de junio en Xalapa Veracruz ellos organizaban un evento danzonero al cual me invitaban para presentar mi libro.
De tal suerte que me preparé para asistir a dicho evento y tuve el gusto de que me acompañara en la presentación el gran historiador y especialista en música popular veracruzana, afro antillana y del Caribe, Rafael Figueroa Hernández ante una concurrida presencia de amantes del danzón y con el atractivo extra de que esta excelente pareja de bailadores: Héctor y Sara ejecutaran “Mina, el eco de tu risa” para el agrado de los asistentes y desde luego el mío propio.
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