Por Enrique Guerrero Rivera “Aspirante Eterno”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 109 (Marzo, 2019)
Felicidades a todos los danzoneros de la república.
En éste año 2019 en que se cumplen 140 años de que se interpretó el primer Danzón de manera oficial, algunos cuantos programas en las redes, en el radio y en los medios impresos, apenas se hizo mención de ello, ya que, al parecer el ritmo antillano no es de interés comercial y por ello solo se le da una muy sutil importancia pues existen diversos elementos en su entorno para que los comunicadores mediáticos no lo ponderen en toda la magnitud que actualmente ha tomado entre quienes integramos en la sociedad el sector de ADULTOS MAYORES. Nos encontramos reunidos por la convocatoria del programa semanal de R. T. Q. llamado HEEEEEEEEY, FAMILIAAAA…. para que de manera modesta rendir un homenaje a Miguel Faílde, quien tuvo la inspiración de mezclar varias influencias culturales para crear un ritmo al parecer inmortal hasta ésta fecha, que ahora conocemos como DANZÓN, el cual hace las delicias de los amantes del antillano ritmo. De pronto se me ocurrió hacer una introspección acerca del estado de salud propia en que debido a la disminuida motricidad de mis piernas por la edad y que también se puede observar lo mismo en los que de forma asidua acudimos a disfrutar de los beneficios del bailar, y me encuentro con que el 100% de los caballeros somos mayores de los 60 años que para el año de 1929 en que se cumplen los 150 años de vida del Danzón probablemente ya no estaremos presentes ninguno.
Tenemos la mayoría de los bailadores, la esperanza de que los pocos jóvenes bailadores que por toda la república han aparecido dentro de algunos grupos o en los salones de baile y plazas danzoneras, se embrujen del sabor de su música, de la sensualidad que surge al sentir de cerca los cuerpos en sincronía de movimientos, del diálogo sin palabras que nos hace ser unos poetas al trasladarlas al lenguaje corporal y que el fenómeno de la sinestesia musical con que nos envuelve el ritmo, nos hace percibir paisajes, olores, y sabores a cada nota emitida por la danzonera. Así de apasionados se debe de bailar, vibrando con cada compás o frase melódica para mantener la llama del Danzón viva generando el calor que como el sol hace vivir todo lo que en la tierra se encuentra.
Por todo esto, les invito a quienes tienen el bailar Danzón como un aliciente para vivir, que se ilusiona esperando que llegue el día en que les toque encontrarse con la música caribeña y se afanan en vestir de la manera más apropiada para estar acorde con la fiesta que es el asistir a renovarse corporalmente adquieran la necesidad de alimentarse sanamente para poder lograr llegar bailando a esos soñados 150 años de vida del ritmo de sus amores y celebrar con una enorme comunidad danzonera de forma espectacular llena de música. Es evidente que muchos ya no llegaremos a esa celebración, por lo que de antemano les envío a quienes si lo hagan, una gran felicitación y que la fiesta dure por lo menos ocho días de Danzón en todas las plazas danzoneras de nuestro país.
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