Escrito por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 109 (Marzo, 2019)
No podemos negar que el tema sobre el porvenir del danzón, deambula en la mente del amante de este ritmo y, no es para menos, tenemos ante nosotros una enigmática interrogante: ¿cuál será el futuro del danzón?, a decir verdad, yo mismo, me hice esa pregunta hace 20 años y la vuelvo a replantear.
Obviamente hablar del futuro en general ya es algo riesgoso y, no es fácil aventurarse a dar “predicciones” que no siempre son del agrado de la gente.
Pues bien, sin pretender tomar el papel de profeta, ni mucho menos de adivino, simplemente exponer una aproximación basada en mi experiencia en el medio danzonero en México durante los últimos 25 años, ínsito, solo es un acercamiento, una muestra quizá “insuficiente” para advertir lo que nos depara el porvenir del danzón.
Primeramente me viene a la mente esa idea optimista sobre la inmortalidad del danzón, que tiende más a lo poético, pero que provoca satisfacción y esperanza en la comunidad danzonera poniendo como ejemplos la célebre frase de don Amador Péres Torres “Dimas”, que dice: “vendrán ritmos modernos, pero el danzón nunca morirá”, pero, me pregunto ¿cuándo se puede afirmar que un ritmo bailable ya murió?, muy difícil definirlo, ya que todos los ritmos bailables se siguen escuchando o recordando como el vals, el chotis, la polka etc., bajo este concepto, tendremos danzón para muchos años y quizá hasta el fin del mundo.
Por otra parte, desde que me adentré en este medio, ha sido muy común escuchar que el “futuro del danzón está en los niños”, obviamente el futuro de la humanidad está en la niñez, de esto no hay duda, pero, tratándose del específicamente del danzón, resulta una verdad a medias ya que esos niños en su adolescencia adoptarán la moda del momento en cuanto a música y baile, claro que habrá uno que otro que le quede el recuerdo que bailó danzón en una coreografía bajo la tutela de sus padres.
Definitivamente en cuanto a edades, el futuro del danzón recaerá en las personas de la tercera edad, que ya sea por nostalgia o prescripción terapéutica recurren al baile de danzón, por ser este un ritmo lento y cadencioso, ahora, siendo conservador puedo afirmar que el 90 % de las personas que asisten a los salones de baile, plazas públicas a bailar danzón pertenecen a la tercera edad, por eso entre los jóvenes cuando se le hace referencia del danzón ellos dicen que “el danzón es un baile para viejitos”, frase que realmente nos duele en el alma, pero eso es lo ellos ven.
Mientras exista esa “impetuosa” tercera edad, habrá esperanza en la perennidad del danzón.
Es un hecho innegable que el resurgimiento del danzón en México se lo debemos en gran parte al nuevo academismo coreográfico con sus consecuentes montajes coreográficos que son el “catalizador” de las dichosas muestras, encuentros, fórums, ya sean nacionales o internacionales de danzón, las cuales, mantienen prácticamente el mismo formato desde 1994, año en que se celebró en la Ciudad de México el “Primer Encuentro Internacional de Danzón”, es decir, llevamos 25 años con más de lo mismo, pero a pesar de esto, es la maravillosa fórmula simbiótica entre la academia coreográfica y la muestra nacional o regional, la academia produce bailadores y con estos bailadores arman las coreografías formando grupos coreográficos que son la base que congrega a los asistentes a dichos eventos y el fenómeno se expande por el resto del país, no hay mes en que no tengamos una muestra de danzón en algún estado de la republica y hay veces que hasta dos, gracias al academismo académico han proliferado los grupos de danzón coreográfico por todo el país y por ende la demanda de orquestas para cubrir los eventos, tan es así que también se han incrementado el número de Orquestas Danzoneras, en otras palabras, podemos hablar de un universo danzonero en expansión.
Claro que hay ciertos “bemoles”, así como somos testigos del desbordado crecimiento tanto en el número de Muestras Nacionales, como de grupos coreográficos, no ha sido el mismo destino para los salones de baile, los cuales desgraciadamente no han tenido un crecimiento similar, es más, me atrevería a decir que los salones de baile van decreciendo en número y, ¿qué significa esto?, que el danzón se vuelve cada vez más coreográfico y menos como lo que realmente debe ser, un baile social, por excelencia, ironías del destino.
Otro punto que no debemos olvidares el factor económico, mientras las academias, las muestras nacionales o internacionales, los salones de baile, sean redituables económicamente, tenemos garantizada la supervivencia del danzón y Orquestas Danzoneras
Como conclusiva, al menos en los próximos 20 años podemos inferir que el danzón continuará con el mismo modelo funcional, no hay para más, la trilogía fantástica: academia, coreografías y muestras serán las columnas que soportarán al danzón
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