Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 108 (Febrero, 2019)
Estimados lectores, bastaría solo una mirada a lo que se ha escrito sobre el danzón para darnos cuenta que la temática desarrollada trata, obviamente de música, de músicos, de autores, de historia, orquestas, orquestas Danzoneras, el baile, de famosos bailadores (as), de los eventos nacionales, de concursos, documentales, cine etc., pero, difícilmente encontraremos algo específico sobre los espectadores y, por supuesto, lo principal, sus opiniones.
Los espectadores de este ritmo, el danzón, son los grandes olvidados y los menos tomados en cuenta, claro, siempre y cuando, estos espectadores representen ganancias monetarias para algunos voraces promotores de eventos danzoneros, sin embargo, fuera de su utilización con fines de lucro, debemos considerar que el espectador juega un papel relevante al momento de opinar y difundir sus impresiones ante la gente, o incluso, no ha faltado ocasión que las han manifestado ante los medios informativos, es por eso que hay que tener en cuenta que el espectador es un ente sensible y, si la música, el baile o ambos, no generan cierta "información relevante", esta dicotomía no será percibida apropiadamente por el espectador que ,seguramente difundirá una opinión nada favorable o equivocada y, aquí, es precisamente donde nos preguntamos: ¿Qué imagen estamos dando del danzón?.
En mi opinión, tanto el mensaje como la imagen en un espectáculo danzonero deben de ser claros y lo más apegados a la esencia y propósito del danzón, de lo contrario la percepción del espectador quedará inconclusa y otras veces hasta confusa.
Hay otro aspecto a considerar, aquel espectador al que le agradó el espectáculo que vio, se va interesando poco a poco hasta acudir con un profesor(a) o a una academia de baile y, de esta manera se va incorporando al entorno danzonero.
Por ejemplo, una de las “tácticas” que utilizan ciertos profesores y academias de baile para atrapar espectadores y convertirlos en alumnos es a través de las exhibiciones, otras veces llamadas “coreografías rutinarias” que se manifiestan de forma ya establecida como un “grotesco” espectáculo teatral dentro de las dichosas “Muestras Nacionales o Internacionales de Danzón” o incrustadas dentro de un baile, otras veces las encontramos en las plazas públicas donde se “baila danzón”.
No podemos negar, que muchos de los que ahora están inmersos en el ambiente danzonero comenzaron por ser espectadores, unos de manera casual , otros por invitación, y una nueva generación de espectadores, los cibernéticos o digitales, quienes usan las redes virtuales o digitales para buscar información o actúan opinando sobre los videos que circulan en la red.
Finalmente, el danzón como música y baile social, recoge elementos socio-culturales que son asimilados por el espectador, que bajo ciertas circunstancias le da significados diferentes, de hecho, rigurosamente hablando, podríamos decir que hay códigos de significado bien identificados por el espectador que son los que le dan sentido a ese binomio música-acción. Falta mucha conciencia y sapiencia para ofrecer la imagen auténtica del danzón y desarrollar una disciplina casi olvidada de lo que es el arte de ser espectador.
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