Por Javier García Sotelo
ESTIMADOS AMIGOS:
Es para mí un honor pertenecer a este grupo de colaboradores de este prestigiado boletín cuyo único fin es preservar y difundir el baile fino, agradezco a todos ustedes el apoyo, pero quiero agradecer en especial a la persona que me abrió las puertas en esta revista, al maestro Luis Pérez “Simpson”.
Seguramente todos nosotros recordar cómo fue que nos introducimos al danzón, pues en esta ocasión me permitiré relatar la manera en la que me encontré con el danzón, pues fue un encuentro inesperado…
Recuerdo que a los 11 años comencé a trabajar en una radio local de Coyutla, Ver. Ahí me desempeñe como locutor de un programa infantil, junto con una niña 3 años menor que yo y con el apoyo de una colaboradora de la estación. Cuando llevaba trabajando aproximadamente 1 año, la niña desentendió el programa y quede yo, con la otra locutora, así trabajamos poco tiempo, pues ella también dejo el programa, así que yo solo me las tuve que ver con el programa infantil. Ya entrado en la locución, me ofrecieron trabajar en otra estación radiodifusora por lo cual accedí, pero me daban nuevamente el programa infantil, y yo ya no lo queria, pues como ustedes comprenderán trabaje por 2 años y medio en la primera estación, lo que, sumándole a mi edad, tenia 13 años, y entrando en la etapa de la adolescencia pues ya estaba cansado de escuchar a Tatiana, a Cri-Cri, a Cepillin y otros cantautores infantiles. Así que llegamos a un acuerdo, el cual consistía en que me quedaría con mi programa infantil, y me darían 2 horas más para tener otro programa, el cual yo escogería que género musical transmitirá. Ahí comenzó todo…
A mis ya 14 años, comencé en busca de un nuevo género musical para introducirlo en mi tan anhelado “nuevo programa”, sin embargo, recuerdo fueron días difíciles, pues los encargados de la radio me pedían que mi programa fuera de música moderna, música que a los jóvenes les llamara la atención, y fuera para todo el público. Pero yo siempre les respondía que esa música no era buena, pues incita a los jóvenes de la actualidad a cometer actos erróneos y que en la vida real no son buenos, y yo siendo joven, pues no podía incitarlos a ellos a cometer esos actos. Así que, continuando con mi búsqueda de géneros musicales, y recordé que en mi natal Papantla, Ver., Los “Soneros de Kachikin”, interpretaban melodías, que desconocía su nombre, así que los busqué por internet, y me di cuenta de que los que ellos interpretaban era danzón… Fue así, como conocí lo que hoy es mi pasión, pero esto no se queda así, los invito a leer el próximo artículo que corresponde al mes de enero, pues después de encontrarme con el danzón, sucedieron cosas inesperadas.
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