Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 94 (Diciembre, 2017)
VII
Cuando Rosalinda Aceituno
anuncia un nuevo danzón,
más palpita el corazón,
me siento como Neptuno
queriendo ser oportuno
buscando a mis ninfas bellas
que son como las estrellas
danzando en el firmamento;
expreso mi sentimiento
sonriendo a las doncellas.
VIII
Y después de la bailada,
de fruta, una ración,
para volver a la acción
a las primeras llamadas
de voces improvisadas
de Rosalinda, la guapa
la conductora que atrapa
con su voz de terciopelo,
tonos bajados del cielo,
que anidan en mi solapa.
IX
Lecciones vas a escuchar
en ese lugar sagrado
donde el danzón esperado
penetra en el andar
para tus penas curar.
Lecciones de instructores
apartarán tus dolores
entrando a un mundo feliz
de avanzados o aprendiz
donde verás muchas flores.
X
Y las reinas adornadas,
con camelias en el pelo,
rostros de sonrisa y cielo
del Olimpo son enviadas
y en este lugar amadas
por los que saben querer
y a veces enloquecer
por el garbo y la gracia
que inspira la eficacia
de toda bella mujer.
XI
De atractiva zapatilla
y abanicos llamativos
labios de colores vivos
que lucen de maravilla
en el centro y la orilla
de este edén capitalino
donde no existe el vino
sólo regocijo sano
lo mejor del ser humano
transitando su camino.
XII
El sábado es ufano
con música y colorido
donde el placer no es fingido
porque reina un soberano
que tiene acento cubano
y más fuerza que Sansón;
ritmo de ensoñación
que a todos nos cautiva
es serotonina activa,
es gran placer en acción.
XIII
Punto de reunión glorioso,
danzontecas ambulantes,
zapatos muy elegantes,
y alimentos sabrosos
se adquieren sin ser costosos
para reponer los bríos
y nadar en esos ríos
que de placer están hechos,
dejándonos satisfechos
al llenar nuestros vacíos.
XIV
De belleza es un huerto
mi Ciudadela querida,
ahí dejaré mi vida
por ser un lugar perfecto
donde vivo y me divierto
olvidando los rencores,
odios, iras y temores
que al corazón lastiman.
A bailar todos se animan
porque quieren ser mejores.
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