Por Jorge de León Rivera, Cronista del danzón.
Extracto del Boletín Danzón Club No. 145 (Marzo, 2022)
DEL TRABAJO ANTERIOR SOLO SE PUBLICA LA PARTE INTRODUCTORIA, REFERENTE A LOS COROS DE CLAVE
Esteban Alfonso, músico oriundo de Comitán Chiapas, autor e “No debió Morir”
Evolución Histórica, de la Clave Caridad, Clave a Martí, No Debió de Morir, al Danzón Juárez
En los finales del siglo XIX y principios del XX, como consecuencia de la prohibición establecida EN Cuba a la ejecución de la música con tambores africanos, el pueblo que gustaba de esos ritmos empezó a formar grupos llamados Coros de Clave o bandos, surgidos a imitación de los orfeones españoles que proliferaron en diversos barrios habaneros colindantes con la bahía, generalmente el personal pertenecía al mismo espigón de un muelle, también aparecieron en la ciudad de Matanzas especialmente en el barrio denominado Las alturas del Simpson, lugar donde residían los más tocadores de cajón, cantadores de Rumba, Yumbú y Guaguanco, famosos por sus alegres comparsas.
Entre Los Coros de Clave más antiguos recordados por los matanceros, está el llamado Violencis de origen Carabalí, con su director y tonista o cantante guía, Anselmo Calle, pionero de la Rumba en matanzas, otro grupo era el conocido como los Coros de Angunga, con sus fundadores con sus fundadores lasas muy destacadas rumberas, Angelita Valdés y Mamita Collazo.
En La Habana por las primeras décadas de 1900 surgen, El Prestigio, La Sorpresa, La Nueva India, Los Columbianos, dirigido por Francisco (Pancho) Portillo afamado tocador de Quinto, bailador y tonista, así como Los Romos, Los Jesuitas, La Dulzura de Amalia, El Pañuelo Blanco, La Hoja de Guayaba, El Timbre de Oro, Las Jóvenes Lindas, etc.
Había poca diferencia entre Los Coros de Clave y los denominados Bandos, sus objetivos eran propiamente recreativos, formados por individuos de diferentes creencias religiosas. Eso no quería decir que no se pudiera ofrecer un canto a un santo determinado, como el siguiente coro de bando Azul, dedicado a la Virgen de Montserrat, patrona religiosa de muchos de los que formaban dicho bando.
Yo soy azul seré
De este Bando no me iré
Y contigo madre mía
Yo siempre estaré
Existían catos de saludo, despedida, como el dedicado al poeta Placido del Coro de Clave, El Framboyán.
Plácido dijo camino a la ejecución
Qué último voto era
Por la paz y la libertad de Cuba
Canto con mayor elaboración en su estructura, con sus dos partes bien definidas: melodía, temas, desarrollo, clímax y final.
Los Coros de Clave eran sociedades con locales, reglas de comportamiento, Presidente, Vicepresidente, Director, Secretario, tesorero y Vocales.
Los principales festejos eran los aniversarios de su fundación y del año nuevo, todo con mucho orden y respeto. Si algún asociado o invitado cometía una indisciplina, tenía que pagar su falta con la aportación de víveres, pollos y pescados, había faltas consideradas graves como sentarse en las sillas destinadas a los dirigentes, no mantener buena conducta o buscar pleito.
Cuando los cantos se efectuaban en el local donde residía el Coro o Bando, se usaban los instrumentos musicales propios de la Rumba, como el cajón quintador, una Tumba también llamada Salidor, dos cucharas percutidas sobre una tablita y las insustituibles claves.
El personaje central de los Coros de Clave era el decimista que se distinguía por tener buena voz y gran capacidad para improvisar, cada coro contaba con un sensor que cuidaba de la corrección y belleza literaria. El control de la afinación era determinado por el tonista, persona con excelente oído musical, mientras que la llamada clarina, era una mujer que sobresalía del conjunto por su claridad y potencia, siendo además generalmente una fémina de gran belleza y atractivo.
El tonista, era el que imponía la tonalidad mediante una diana, lanzando después los motivos melódicos que el coro respondía. Los Coros de Clave surgieron en las calles aledañas a las bahías ya mencionadas, como resultado de la prohibición por las autoridades coloniales a las manifestaciones musicales de los negros, llegando inclusive a la Clave Ñaniga que empleaba la lengua Abakuá. El esplendor de los Coros cubre las dos últimas décadas del 800 y principio del 900. Tenían sus cantos bien organizados, pero en cuanto se distraía la vigilancia policial, sustituían el Coro Clave por el Coro de Rumba. En el ejemplo siguiente se ruega a la policía que los deje continuar.
(coro) No pare esta rumba por Dió
Vigilante dame un chance
(coro) No pare esta rumba por Dió
A la tumba no le tema.
(coro) No pare esta rumba por Dió
Mira que la rumba é buena
Los Coros de Clave fueron seguidos por los de Guaguancó, y definieron otros géneros músico-danzarios como el Yambú y la Rumba Columbia.
LA RESEDÁ (Coro de Clave)
Ahora sí que vengo arrollando
Si te para en la puerta,
me verás pasar.
Yo soy Resedá.
Ven conmigo a gozar
Hasta el fondo.
Vamos Resedá soy yo.
Vamo a gozar.
Resedá, soy yo.
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