Por Leonardo Rosen, “El Brujo del Danzón”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 156 (Febrero, 2023)
En este artículo, obviamente se tratará sobre el danzón, pero primero me gustaría hablar de la “salsa” en Nueva York. Yo solía asistir a eventos de entrada gratuita donde se presentaba la “salsa” en plazas y parques de esa ciudad, con muy destacadas orquestas. Recuerdo que los “latinos” llegaban de todos los barrios de los cinco condados de la ciudad de Nueva York: puertorriqueños, dominicanos, cubanos, colombianos, panameños y otros más. Ahí, se podía observar a los mejores bailadores “salseros”, y virtualmente ninguno de ellos había tomado una clase de este género en alguna academia de baile, digamos que, en su ámbito socio-cultural, nacieron y se criaron con esa música y ese baile. Los que no pertenecían a esa comunidad “latina” sólo los miraban con cierta envidia, se notaba que deseaban aprender a bailar “salsa”, para lo cual, tenían que tomar clases en academias según algún método de instrucción que formalizara los pasos, efectivamente entraban de lleno al “estilo académico”.
Los estudiantes más avanzados podían dejar el “academismo” para encontrar su propio estilo, pero muchos se quedaban siempre atrapados en algún estilo académico de la “salsa”. En aquellos tiempos en los EeUu, había tres estilos académicos predominantes: el estilo New York, el estilo Miami y el estilo Los Ángeles, ahora, hay más, por ejemplo, el estilo de Cuba y el estilo de Cali, Colombia, pero, repito, si una persona no nació y no se crío con esos estilos culturales, tenía que acudir a alguna academia.
¿Qué tiene todo esto que ver con el danzón en México?
En charlas con varios mexicanos me han dicho que sus padres o sus abuelos bailaban el danzón sin necesidad de estudiarlo en alguna academia de baile, pero, con el paso del tiempo las cosas cambiaron, ya que, en los 1950, 60 y 70, el danzón perdió su popularidad ante la llegada de bailes nuevos, tales como, el mambo, el chachachá, la “salsa”, la cumbia y “rock & roll”, desde entonces, muy poca gente nace y crece con el danzón.
Como bien sabemos, el danzón en México sufrió la decadencia y su casi posible extinción, sin embargo, varios instructores de baile, con mucha visión e inteligencia entendieron que para salvar el danzón era necesario “academizarlo” y, tuvieron que desarrollar un método para hacerlo atractivo, así que, tomaron técnicas de instrucción de varias fuentes, tales como la de Arthur Murray Studios en EuUu, para crear un catálogo de pasos básicos de salón y además de pasos avanzados.
Así, en pocas palabras empezó el baile de “danzón mexicano” estilo “académico”, por lo que, sinceramente les doy a esos profesores el crédito por rescatar y revivir el danzón en este país, repito, para los que no nacieron y no se criaron con el danzón, es necesario acudir a alguna academia para aprenderlo, desde luego, algunos instructores son mejores que otros, pero por lo general, las academias de danzón han hecho un trabajo muy bueno.
Entonces, ¿Cuál es el problema?
En mi opinión, el “academismo”, sin proponérselo, dio a luz a fenómenos no tan buenos para la “salud” del danzón mexicano en la actualidad. Igual que en la “salsa”, muchos alumnos se encuentran, sin darse cuenta, encerrados en las doctrinas y los dogmas del estilo académico y no piensan en utilizar esa instrucción como base para desarrollar su propio estilo, por tanto, muchas parejas bailan con las mismitas posturas físicas y expresiones faciales de manera robótica, porque piensan que es lo correcto el no salirse del estilo académico, además, algunas de estas parejas se creen superiores a los que bailan con más espontaneidad.
Otro fenómeno que nació del academismo es la famosa “Muestra Nacional”, que, con algunas excepciones, es una exhibición estudiantil de pasos académicos. No tengo ningún problema con exhibiciones estudiantiles, sino, más bien, con el título inflado de “Muestra Nacional”, o algo por el estilo, desde luego, la salsa y el tango argentino, por ejemplo, tienen exhibiciones estudiantiles, pero no las anuncian como “Muestras Nacionales”. Pienso que esas muestras, empezaron con la buena intención de promover el danzón y atraer a más alumnos, pero, veo con tristeza que varios promotores y líderes de grupos tomaron la oportunidad de inculcar en muchos bailadores del danzón que la etapa sublime de su aprendizaje académico, era participar en las “Muestras Nacionales”, y pagar el costo adicional por este “privilegio”. Confieso que yo lo hice por bastantes años con mis alumnos, hasta que me di cuenta de la realidad y formé mi opinión actual sobre este tema, y quisiera que se entienda que no tengo ningún problema con las exhibiciones con nombres adecuados, coreografías o bailes sociales que son actividades normales y buenas para la salud de nuestro querido danzón.
Por último, considero que tengo todo el derecho de hablar así, porque tengo larga experiencia como instructor de la “salsa” y del danzón y escribo todo esto con amor. ¡Viva el danzón!
Nota: Aunque la palabra, “academismo” no se encuentra en el diccionario, sirve muy bien al propósito de este artículo y, muchas gracias por su comprensión, estimados lectores.
Para su información:
En el Diccionario de la Real Academia Española, se encuentra la palabra “academicismo. m. Actitud o tendencia de quien sigue con rigor las normas clásicas o más tradicionales. Se usa especialmente en arte.”
Aunque no se encuentre en el diccionario, en la mente de este servidor, existe el concepto de “academismo” por ejemplo, en la vida contemporánea, la participación como instructor o estudiante en una academia de baile social, y todo lo que se relaciona con esa participación.
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