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lunes, 18 de marzo de 2024

BARBARITO DIEZ, LA VOZ DEL DANZÓN

 Por Jorge de León, Cronista del Danzón.

Extracto del Boletín Danzón Club No. 150 (Agosto, 2022)

Barbarito Diez Junco nació en Bolondrón, Matanzas, Cuba, el 4 de diciembre y murió en La Habana el 6 de mayo de 1995.

En su larga carrera artística se ganó la admiración, respeto y cariño por su calidad por su calidad profesional y condición humana

El Dr. Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana le dio el calificativo de “El Caballero del Danzón” y expreso: “su figura se presentaba inamovible en el escenario, al tiempo que su voz recorría con soltura toda la gama de géneros tradicionales hasta llegar a tocar el nervio de la melancolía”

Con su estilo peculiar, Barbarito Diez popularizó obras de importantes compositores cubanos para convertirse en uno de los grandes cultores del danzón”

Su voz formó escuela al entonar las canciones de Sindo Garay, Eusebio Delfín, los hermanos Grenet, Jaime Prats y Ernesto Lecuona entre otros.

Siendo un joven espigado cantaba con la orquesta de danzones de Antonio María Romeu. Si alguien ha cantado para todas las generaciones es él, su voz de palo de monte

Es como una raíz de cuya sabia se nutren los aires del danzón

Su fama trascendió la frontera de Cuba, llegando a estar en boca de todos en Estados Unidos, Venezuela, república dominicana, Puerto Rico, España, Italia, y Japón. Realizó frecuentes visitas a México, donde le nombraron “ El Pedro Vargas Cubano”.

En un programa de televisión dedicado a la ópera y que comenzó con el nombre de “Gran Teatro” y después tuvo otras denominaciones, también ponía operetas y zarzuelas.

Siendo director musical el maestro Gonzalo Roig, compuso una zarzuela, montada sobre la más emblemática novela de Cirilo Villaverde, “Cecilia Valdés” y en una de sus partes nombrada “El Canto del Clavo” introdujo a Barbarito Diez como Tenor Lírico y puesta en escena el 3 de marzo de 1961 y, al ser televisada, el público conocedor la denominó “La Canción Cumbre” en el vasto repertorio de barbarito Diez.

En cuanto a la cuna de Barbarito, vio la luz en un pequeño poblado de un ingenio que se llamaba “San Rafael de Jorrín” cerca de Bolondrón en
la provincia de Matanzas.

A los 4 años de edad se trasladó a Manatí, donde estaba el ingenio central llamado “Argelia Libre”. A los 14 años de edad era aprendiz de sastre y posteriormente mecánico.

En 1930 al concluir la zafra azucarera decidió disfrutar de unas vacaciones en La Habana, invitado por un compositor de apellido Rovira y juntos fueron a un ensayo del “Quinteto Selecto” dirigido por Graciano Gómez, quien buscaba a un cantante para sustituir a Zafir Palma, cantó “Olvido” de Miguel Matamoros, al momento se incorporó a esa exitosa agrupación dirigida por Graciano como guitarrista, estaban, además: Isaac Oviedo, Rolando Scot y Juan Cisneros, estando juntos 40 años. Durante cuatro meses actuaron en Puerto Rico. Al regresar una noche Llegó al café “Vista Alegre”, Antonio María Romeu, se prendió de su voz, pidiéndole sustituir a su cantante titular, Dieguito Rodríguez, de ese feliz encuentro con “El Mago de las Teclas”, Barbarito Diez alcanzó la fama, estuvo cantando con el ritmo danzonero a tal punto que se le conoció en el mundo entero como “La Voz del Danzón”.

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