Por Leonard Rosen "El Brujo del Danzón".
Extracto del Boletín Danzón Club No. 134 (Abril, 2021)
Estimados danzoneros:
¿Qué más se puede decir sobre la pandemia del Covid-19?, Sólo espero que permanezcamos fuertes hasta el fin de esta maldición. Rezo para que nuestros seres queridos caídos a causa de esta maldición descansen en Paz. ¡Basta ya!
No sería justo pensar que todo promotor de eventos danzoneros fuera avaricioso y mezquino, en el danzón, como en todo aspecto de la vida, hay el bueno, el malo y el feo. Comparto con ustedes un cuento breve, basado en la vida real, se trata de un señor español, Víctor de los Ángeles, que viajó desde su país a México para ver el Mundial de Futbol de 1986. Fue la primera vez que visitó este país y se enamoró de la tierra azteca y de su pueblo, tanto que decidió radicar en México. Víctor, hombre jubilado con pensión y además soltero, no tuvo problema para hacerlo. Después de establecerse en la CDMX y explorar un poco, fue invitado por un nuevo amigo "chilango" para ir un sábado a la Plaza del Danzón en la Ciudadela. Victor era un hombre listo para probar algo nuevo, ya estando en esta plaza y como era usual, había varios maestros impartiendo sus talleres para principiantes en las orillas de la pista de baile. El amigo le recomendó el taller de una pareja relativamente joven, Katy y Pepe, que se vestían con mucha elegancia y bailaban muy bien. Para su sorpresa, no tuvo problema en aprender los pasos básicos del danzón tanto, que se enamoró de este baile que además le producía un gran placer .por muchos años asistió a lasas clases de Katy y Pepe demostrando mucho empeño y disciplina, además participando con su grupo tanto en los salones de baile, como en exhibiciones.
En 1996, decidió fundar su propio grupo y abrir una academia y en honor de su país natal, nombró a su grupo de danzón "Costa Brava". Siendo una persona con gran simpatía y buen humor, atraía a muchos alumnos, manteniendo una buena relación amistosa con Katy y Pepe.
En la primera década de este siglo, empezó a promover bailes y exhibiciones conocidas como "Muestras Nacionales de Danzón" y siempre a precios razonables procurando además un trato cordial a los danzoneros, por lo que, en el ámbito del danzón en la CDMX, gozaba de una muy buena reputación.
Sucedió algo inesperado, un hombre, Juan Iñiguez, oriundo de otro estado de la República Mexicana pensaba en producir una "Muestras Nacional” en 2010 en la capital de su estado, ciudad muy pintoresca y turística, pero no tenía la experiencia ni los contactos necesarios, por lo que asistió a un evento del maestro Víctor para pedirle su participación en esa muestra . Así, Víctor se hizo socio de Iñíguez, quien en ese entonces, tenía conexiones políticas en su ciudad, sin embargo, fue Victor quién organizó y dirigió todo el evento, resultando un éxito rotundo. Yo lo sé porque mi grupo participó y, además, entablé una buena amistad con Víctor, desde luego, mi amigo guardaba grandes esperanzas de promover otra “Muestra Nacional” en esa misma ciudad con Iñíguez el año siguiente, desafortunadamente, Víctor tuvo que ir a España por dos meses a causa de un problema en su familia.
Durante su ausencia en España, Iñíguez le envió un E-Mail informándole a Victor que ya no sería socio en los próximos eventos en dicha ciudad, ¿Cómo era posible?, pues, Víctor ingenuamente se había hecho "socio" con un apretón de manos, nada más. No había ningún contrato por escrito y firmado y por tanto, no podía hacer nada al respecto, no obstante, mi amigo Victor aprendió bien la lección, pero, en 2011, le sucedió otra vez lo mismo en una “Muestra Nacional” realizada en la CDMX donde se asoció con una promotora de otra ciudad, Mariana Aponte, y el resultado fue otro engaño y marrullería ya que esta promotora no le pagó toda la parte que le correspondía de las ganancias.
Pues, como vemos, en este ambiente algunos promotores son verdaderos tiburones y, lo mejor es no tratar con ellos, ni modo, así es esto de las asociaciones y Víctor lo aprendió a un precio muy caro.
Con tales amargas experiencias, en 2012, produjo completamente por su cuenta y sin "socios" su último evento, una “Muestra Nacional” en una pequeña ciudad del Estado de México, muy cerca de la CDMX, resultando muy hermoso y exitoso donde nuestro grupo de San Miguel de Allende, GTO., participamos.
A pesar del éxito, Víctor de los Ángeles perdió el gusto y pasión por el danzón y, decidió regresar su país natal, España para vivir tranquilamente. Así, perdimos a un excelente hombre en el ámbito del danzón, aunque ingenuo.
Los “promotores tiburones” continuaron hasta que el Covid-19 los detuvo en sus prácticas voraces, pero volverán. (Cualquier semejanza a personas vivas o muertas es pura coincidencia.)
¿Cuál es la moraleja de este cuento? Favor de comentar. Hasta entonces, reciban muchos abrazos de su servidor, LEO, "El Brujo del Danzón".
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