Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 139 (Septiembre, 2021)
Dentro del extenso catálogo de danzones, encontraremos que muchos de sus títulos son verdaderamente “chuscos”, también los hay con motivos históricos, gastronómicos, nombres de mujeres, actrices, ídolos deportivos, etc., pero, entre todo este bagaje, ninguno se aproxima más al sentido y forma de concebirlo y bailarlo en el México de los años 20 a los 50, que el danzón titulado “El calor de tu pecho”, del músico compositor, Zerino Díaz, quién seguramente sabía lo que era la emoción de bailar danzón y su propósito en la mente de su creador, el ilustre matancero Miguel D. Failde Pérez.
Obviamente, habrá varias interpretaciones a este “candente” titulo, quizá, hasta con sentidos opuestos, pero, tratándose de un danzón, inmediatamente nos sugiere una sutil proximidad física entre la pareja que baila danzón, claro, de una manera “primitiva” y a la vez ortodoxa, donde lo sensual y el erotismo marcaban un sello característico a este ritmo cadencioso, el baile “cachondo” por excelencia, que incluso, llegó a ser un distintivo coloquial, mismo que se perdió poco a poco con el arribo del nuevo “academismo coreográfico” surgido a principios de los años 80 y que lo convirtió prácticamente en un “refinadito remedo de ballet” y, quien sabe que otras “sorpresas” le esperan al danzón.
Sin llegar a escandalizarnos, “El calor de tu pecho” es la dulce sensación de un lenguaje y memoria corporal expresado en esa forma natural y tradicional de bailar el ortodoxo danzón cerrado, casi “pegaito” o muy “pegaito”; por esta razón y otras como, su sensualidad, erotismo, los lugares con sus horarios e incluso el aspecto de las personas que lo bailaban, fue censurado desde su arribo a México por “las asociaciones de la decencia” y, ahora inexplicablemente también condenado por no pocos “esnobistas pseudo-profesores de baile” e implacables “inquisidores” del cineasta Juan Orol.
Valdría la pena preguntarnos: ¿cuál es el propósito de bailar danzón?, usted dirá, ó ¿es la experiencia sensual, erótica y lúdica, o, el lucimiento personal competitivo, casto y mecanizado producto del academismo coreográfico?, desgraciadamente hoy en día (salvo muy contadas ocasiones), solo tenemos que conformarnos con la segunda opción, claro, que ni se nos ocurra bailarlo “pegaito”, sin entradas o ridículos remates porque nos exponemos a ser inmisericordemente señalados por los “doctos académicos” como bailadores ignorantes de las nuevas y “finas” formas de bailar danzón.
Haciendo un símil, ¿se imaginan a una pareja bailando tango, conservando pudorosamente una “sana distancia”, sin gesticulaciones sensuales, sin apasionamiento y sin su intrínseca dosis de erotismo?, pues, definitivamente en esta “hipotética” escena, “el calor de tu pecho” quedaría sin sentido, sería la viva imagen de un baile mecanizado e insípido. Pues, algo parecido sucedió con el danzón y no es algo hipotético, es real este fenómeno dancístico en México.
Es importante, para los nuevos aficionados a este baile, saber que el danzón, como baile de salón (no de teatro), es un baile de pareja enlazada, que tenía la particularidad por bailarse de manera cerrada, de experimentar un juego de seducciones, de pasiones, de roce, de furtivas miradas y de la inminente aproximación de los cuerpos, donde el erotismo impregnaba hasta la sombra de los bailadores, a propósito, me viene a la mente una frase del escritor, novelista, dramaturgo, poeta y ensayista Milan Kundera que dice: “El erotismo es como el baile: una parte de la pareja siempre se encarga de manejar a la otra”
Por otra parte, dentro de la música bailable ha habido otras formas más sutiles de expresar la atracción y aproximación entre la pareja de bailadores y demás consecuencias. Tomo como ejemplo esa bella melodía “Cheek to Cheek” compuesta en 1934 por gran músico compositor Irving Berlin, que en castellano quiere decir “mejilla con mejilla” y en lenguaje coloquial “cachete con cachete”.
Obviamente bailar “mejilla con mejilla” o mejor dicho “de a cachetito” implica una hiper aproximación de dos cuerpos, es “estar en el cielo” como dice la letra de esta bella melodía donde solo menciono el primer párrafo para darnos una idea de la concepción dancística de Irving Berlin en “Cheek to Cheek”.
Heaven... I'm in heaven,
And my heart beats so that I can hardly speak.
And I seem to find the happiness I seek,
When we're out together dancing cheek to cheek.
Cielo ... estoy en el cielo
Y mi corazón late tanto que apenas puedo hablar.
Y parece que encuentro la felicidad que busco
Cuando salimos juntos bailando mejilla con mejilla.
Por supuesto que el tema resulta candente y, obviamente hay más tela de donde cortar, pero, no espacio, solo esto fue un “pincelazo” al azar para darnos cuenta del vasto horizonte que encierra el sensual titulo del danzón “El calor de tu pecho” que tradicionalmente lo interpretan las Bandas de Viento, en especial las de Oaxaca y Chiapas, también hay una excelente versión con la Danzonera Bonampak de Chiapas.
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