Por Enrique Guerrero Rivera “Aspirante Eterno”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 138 (Agosto, 2021)
Les envío un caluroso saludo desde esta ciudad de Querétaro
Después de un tiempo de pasar en estado casi catatónico, y gracias a las conversaciones en línea y telefónicas con el amigo y autor del Boletín DANZÓN CLUB, Luis Pérez, eso me ayudo a tomar aliento para continuar presentándoles mis elucubraciones en la publicación mensual que es una de las pocas actividades relacionadas con el Danzón, que ha soportado la infausta presencia de tan tremendo suceso con que la vida ha castigado a la humanidad.
Son varias cosas las que perdí de la vida cotidiana, cuya importancia para su servidor fueron vitales, y que la peligrosidad de la pandemia me quitó con su sutil presencia en todos los ámbitos en que me realizaba los cuales mencionaré en seguida; El punto más importante que me afectó emocionalmente, fue la ausencia de la CONVIVENCIA DIARIA con quienes nos vincula el placer por el baile de danzón, ya que se suspendió totalmente todo evento que implicara contacto con la gente, y digo que para mí, esta constante relación era un propósito vital de mantener actividad física, social, intelectual y podría decir, que hasta espiritual, ya que con ello se complementaba mi alimento por existir.
La constante amenaza de la infección del SARS-Cov2 generó socialmente en nuestro entorno, una heteronimia y por lo tanto un aislamiento total. Es por ello muy doloroso el haber relegado todas esa acciones de vivencia a su mínima expresión, a la de solamente escuchar Danzones en los diferentes equipos modernos con que nos rodean nuestros hijos, y enriquecidas ahora con imágenes de videos por las televisiones de plasma usando el servicio de Youtube, para recorrer los interiores de varios salones de baile tanto antiguos como actuales y poder de manera virtual, sentir el ambiente que las parejas de bailadores emiten con su particular entusiasmo, a eso se redujo el contacto con el ritmo apasionante y lleno de alegría que es la esencia del Danzón.
Me siento sumamente avergonzado por el carácter tan patético en grado sumo por mi escribir con tanto dramatismo, pero es una realidad que no puedo de ninguna manera apaciguar, en primer lugar el suceso de la suspensión del programa que a punto de celebrar el 10° Aniversario, se suspendió un mes antes de marzo del 2010, con la obligación de el aislamiento que podría afectarnos fuertemente la salud, sobre todo porque la totalidad de los asiduos participantes del programa, somos gente de la 3a edad, y claro la salud es prioridad así que estuviéramos al pendiente de el aviso para la reanudación de la actividad, así como en varios de los lugares de baile que existen o ahora se puede decir, existían, solo quedó en promesa para los sobrevivientes, y en un sueño para los que partieron debido a la fatalidad de la pandemia. Hemos perdido totalmente la esperanza de retomar toda la alegría y el placer de salir a los lugares en donde sabíamos que nos encontraríamos cada uno de los días de la semana para charlar y comentar nuestra cotidianeidad. Es por ello que justifico totalmente el título de este escrito y el simil que hago de la dramática película que es una obra de clásica en la literatura y en el séptimo arte, gracias por su atención.
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