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Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

viernes, 23 de febrero de 2024

Breves notas sobre el danzón en Camagüey

 Por Ysela Vistel C.

Extracto del Boletín Danzón Club No. 142 (Diciembre, 2021)

La música de salón en el Puerto Príncipe, actual Camagüey tuvo numerosos exponentes que desarrollaron géneros como la danza, la contradanza, el vals, la polka, la polka mazurca y el danzón. Entre los compositores destacan Vicente de la Rosa, Nicolás González, Gabriel de la Torre, José Arango Padrón —más conocido como Pachencho— y José Ángel Marín Varona.

Pese a que en el siglo XIX no existió en Puerto Príncipe un movimiento danzonero tan profuso como el de Matanzas, desde 1882 aparecen composiciones con este título y agrupaciones que interpretaban el género como la charanga de Varona y la de Pachencho, compuesta por dos violines, arpa, flauta y timbal. En La Habana, esta última charanga ejecutó numerosos danzones y se presentó en diversos cafés y fiestas particulares. Por su constitución organológica fue catalogada por Ezequiel Rodríguez como “La última charanguita con arpa” (1) que se oyó en nuestro país.

Antes de la aparición del primer danzón Las alturas de Simpson, en 1879, en Puerto Príncipe se escribieron algunas danzas que presentan la célula rítmica del cinquillo. Por ejemplo, la danza La sombra de Agüero de Vicente de la Rosa en 1852 (2). Esto no es extraño a las piezas de salón de la época, pues incluso Manuel Saumell la emplea en algunas de sus contradanzas para piano. Para 1888, Gabriel de la Torre compone una obra titulada Cualquier Cosa a la que denominó danzón en la que incluye de forma reiterada en su primera sección, una de las variantes del cinquillo identificador del danzón. Sin embargo, se estructura en dos partes, no con la combinación de secciones A-B-A-C-A que caracterizó al danzón en su primera etapa; y en el bajo predomina la célula rítmica del tango o habanera, también en una de sus variantes, acercando la obra a la habanera.

La conjugación del cinquillo en la franja melódica y la denominación de su autor como danzón, dentro de una estructura binaria de danza, manifiestan una filiación referencial por arte de su autor en la medida que evidencia el contacto y conocimiento de la figuración rítmica característica de un género ya en boga por aquello años en toda Cuba. De ahí también se deriva el título de la misma: Cualquier cosa.

Esta obra confirma que su autor conocía los rasgos más sobresalientes de un género que, aunque naciente, hacía furor en los salones matanceros y se extendía rápidamente a otras regiones de la isla, pero todavía bajo el predominio de la danza cubana. Las semejanzas de esta pieza principeña con las características del danzón son fijadas no a través del contacto o conocimiento evidente de la obra musical del otro, sino por factores socioculturales concretos de la época en que estas obras fueron compuestas.

La danza titulada Al Casino Campestre fechada en igual año y del mismo compositor constituye otra muestra de cómo se van desdibujando las fronteras entre la danza y el danzón en los compositores principeños de finales del siglo XIX. En este caso se trata de una obra denominada como danza, pero interpretada por el formato instrumental danzonero.

Los compositores de música para banda del territorio contribuyeron también a la difusión del danzón en sus retretas habituales. En los archivos actuales de la provincia se conservan algunos danzones compuestos para la Banda Municipal de Camagüey ya en los primeros años del siglo XX por Joaquín Ramonet Prats (3) . Entre ellos los titulados Remembranza, El desengaño, Todo por ti, El lunar de Rosa y Medio peso menos, conservados en un cuaderno manuscrito del Museo Provincial agramontino. Existe, además, un cuaderno de obras para flautín perteneciente a Luis Casas Romero en el que se encuentran los danzones El delirio y ¡Ay de mí!, propiedad de Finita Agramonte Recio.

Camagüey, cuna de músicos importantes que trascendieron hasta nuestros días cuenta con una figura que desde la capital cubana impulsó la actividad danzonera en nuestro país. Tal es el caso de José Ángel Marín Varona, quien a través de su revista Cuba Musical dio a conocer concursos, bailes, compositores y obras de este género. Además, escribió danzones como El ferrocarril central, La peseta enferma, Por ti, Ya no tengo quien me quiera y Tú ves como Cuba es libre partituras que se conservan en el archivo y biblioteca Odilio Urfé del Museo Nacional de la Música.

Pese al auge creativo principeño del siglo XIX, la centuria siguiente fue mucho más prolífica en cuanto a agrupaciones, compositores y obras que abordaron el género. Las orquestas jazz band camagüeyanas fueron las agrupaciones tipo que se utilizaron para difundir el danzón en las sociedades de negros, blancos y mulatos; fiestas y veladas familiares. Entre estas orquestas destacan la «Camagüey Jazz Band» (1913), «Eva» (1922) —integrada por mujeres—, «Hermanos González» (1923), «Apolo» (1940) y otras surgidas en décadas sucesivas como Copacabana (1950) y Saramagüacán (1963).

La orquesta «Apolo» fue la agrupación para la que escribió sus danzones Aurelio Sedrés. Músico que fue, de los compositores del pasado siglo camagüeyano, el que concibió la mayor parte de las obras pertenecientes a este género que se conservan actualmente en el fondo de música de la Biblioteca Provincial, obras enmarcadas entre los primeros 50 años de la centuria; copiadas y arregladas para orquesta charanga por Joaquín Mendivel.

Orquesta danzonera La Bella Época: (4)

La Bella Época es una orquesta charanga tipo francesa dedicada a la interpretación de danzones. Fue creada el 29 de mayo de 1997 por iniciativa de Caridad Rodríguez Cervantes con el fin de rescatar y revitalizar el género en la provincia.

En un primer momento, La Bella Época incursionó en los más auténticos géneros de la música cubana: chachachá, danzón, danza, contradanza, bolero y otros, tocados con los instrumentos característicos de este formato: flauta travesera de madera con cinco llaves, contrabajo, piano, timbal, güiro, violines y tumbadoras; integra una variada gama de voces perfectamente escogidas y ensambladas según las características de la obra.

Su primer director fue el flautista Orlando Rogelio Beltrán Brunett recientemente fallecido. Hoy es dirigida por su hijo Orlando Julio BeltránBorrelquien trabaja con el objetivo de hacer de La Bella Época, laorquesta danzonera insigne de la provincia.

En el repertorio danzonero de La Bella Época se encuentran tanto los temas clásicos del danzón como otros más actuales en versiones instrumentales o vocal instrumental. Entre los primeros destacan obras emblemáticas de Miguel Faílde, José Urfé, Jaime Prats y Aniceto Díaz; también de composiciones locales como Pedro Dalmau sus danzones Club camagüeyano, Danzón para un flautista y Felicia, dela clarinetista Niurvis Douglas El pillo, obra dedicada al primer director de la orquesta Orlando Beltrán Brunet y del compositor Francisco Hernández los titulados La caridad de Caridad y Esperanza.El repertorio activo, lo integra temas como Le dije a una rosa, de Virgilio González, Roxina y Virginia de Rosendo Ruiz, Mi ayer de Ñico Rojas, Rapsoy in blue de Israel López, Si llego a besarte de Luis Casas Romero, Dulce guayabade

Juanito Márquez y Alma impura de Arturo Alonso entre otras piezas.

La actividad musical de esta agrupación se centra en bailables efectuados en saludo a fechas conmemorativas, festividades populares, ejemplos: el San Juan, Semana de la cultura y peñas en la filial de la Uneac y la Casa de la Trova.

La agrupación ha realizado varias grabaciones en programas de televisión y de Radio Cadena Agramonte, además del espacio Tiempo de danzón de Radio Rebelde. Ha compartido escenario con diferentes agrupaciones en otras provincias y ha participado en festivales internacionales como Cuba Danzón, de la ciudad de Matanzas; el Habana Danzón, auspiciado por la Uneac capitalina, y el Festival Barbarito Diez in Memorian, realizado en el municipio tunero Manatí.

Por su trayectoria y salvaguarda del género ha recibido el reconocimiento de Cuba Danzón y Club Amigos del Danzón, que ha declarado a la orquesta Socios Honoríficos.

Entre los integrantes actuales de la danzonera La Bella Época se encuentran egresados de las escuelas de arte del país como el violinista y director Orlando Julio Beltrán Borrel y los también violinistas Magdiel Rodríguez Otaño, Amauri Hernández Oduardo,Javier de Jesús Jiménez Salazar y Roxana Rubio Alsina, la pianista Ivette del Rosario Veloz Vallejo miembro de una destacada familia de músicos camagüeyano, el bajista Dalvis Marrero Blanco y la flautista Katerine de Zayas, quien junto a el violinista Raicel Pedroso y Orlando Beltrán forma parte también de la charanga insigne camagüeyana Maravilla de Florida. Otros miembros de la orquesta son el tumbador Pablo Limendix Moreno, el timbalero Jackson Torres Borroto, los cantantes Narciso Bartolomé Guanche y Aimy Otero Hidalgo y el ex violinista de Maravilla de Florida Emil marino Castillo Cumbá.

NOTAS:

1.-Ezequiel Rodríguez: Iconografía del danzón. P. 32.

2.-Esta danza para piano se compuso con motivo del primer aniversario del fusilamiento en la sabana de Méndez el 12 de agosto de 1851 de Joaquín de Agüero y sus compañeros. La obra se hizo popular tanto en Puerto Príncipe como en Santiago de Cuba, donde las bandas militares la ejecutaron bajo el título más breve y menos comprometedor de La sombra. En 1855, la revista Brisas de Cuba publica el poema Impresiones de la danza La Sombra, poema juvenil de Luisa Pérez de Zambrana inspirada por la composición musical de Vicente de la Rosa.

3.-Joaquín Ramonet Prats (Barcelona, 1849 –Camagüey, 30 de junio de 1922) Llegó a Puerto príncipe en 1873 yfunge como director de la academia de música de la Sociedad Casino Español. Fue también profesor, compositor y director de coros.

4.-Tomado de verónica Fernández Díaz: Diccionario de música camagüeyana. Siglo XX. En proceso de edición. Editorial El Lugareño, Camagüey.

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INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

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