Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 136 (junio, 2021)
Quien honra y glorifica
al danzón, siempre tendrá
alegre el corazón.
Somos los que hacemos de manera reiteradas; eso expresan los conocedores y estudiosos de las conductas humanas. Otros dicen que somos lo que pensamos y unos más señalan que somos lo que comemos. En el análisis que hacemos del comportamiento humano, y sobre todo de las conductas que se realizan insistentemente tienen como sustento las tradiciones, costumbres y educación, eso es lo que configura nuestro ser. El comportamiento que muestra cada una de las personas engloba toda una seria de creencias, hábitos, ocupación, diversiones, gustos y una filosofía de la vida que cada uno posee para distinguirse de otras.
Algunas prácticas o conductas no siempre son bien vistas en la sociedad, como es el caso de acciones reiteradas y constantes de cambiar frecuentemente de pareja; el actuar deshonestamente, esquilmar a sus clientes, si se es comerciante; ofrecer un servicio profesional y no hacerlo o realizarlo mal; matrimoniarse y divorciarse con frecuencia, conducirse con violencia, etcétera. Ante todo este panorama amerita la pregunta: ¿pueden esas conductas considerarse como un estilo de vida? Porque el estilo de vida se ha entendido como una manera en la que cada individuo actúa rutinariamente, es decir actuaciones reiteradas; dando con ellas muestras de nuestros gustos en el hacer y actuar; actividades que por ser constantes pasan a formar parte de nuestro hacer cotidiano; son ya parte de nuestra vida y de la que es difícil apartarse. Pero no todos los estilos de vida son iguales, existen notables diferencias entre ellos; unos enaltecen y otros son totalmente negativos como las actitudes de las personas mencionadas en renglones anteriores.
Relacionando lo anterior con la belleza del danzón encontramos que lo sublime del ritmo no sólo se descubre en su ejecución; sino que el danzón es toda una cultura que incluye elementos importantes que van más allá de la dinámica de bailarlo; cuando se convierte en un hábito o una conducta constante se transforma en un verdadero estilo de vida, y de esto vamos hablar: El danzón como una forma de vivir.
El estilo de vida es un concepto sociológico y se refiere a cómo orientamos nuestras preferencias y nuestros puntos de vista en todo aquello que realizamos; es la actitud o comportamiento dentro de la comunidad en que nos desenvolvemos.
Estas conductas suelen ser de élite y popular. Seguro estoy de que no es necesario explicar las diferencias que existen entre una y otra clase social.
También, es preciso señalar que esas preferencias suelen ser individuales o grupales y están influenciadas por la cultura reinante del lugar en que se vive. Las prioridades que se tienen en el quehacer cotidiano mucho se relacionan con las opiniones, conceptos, comportamientos y puntos de vista. En el estilo de vida, se incluyen actividades como el baile, el danzón, el deporte, el gusto por viajar, la comida, el buen vestir, los buenos modales, el ejercicio constante, la elegancia, prácticas religiosas y en algunos casos la poligamia de facto, o el ser un don Juan. También existen conductas especiales que parte de la sociedad las rechaza por considerarlas un tabú, es el caso de la homosexualidad, el lesbianismo y la pederastia, comportamientos que horrorizan y espantan, con cierta razón, a las organizaciones religiosas y parte de la sociedad.
El medio o el entorno donde se vive influye en el estilo de vida, así apreciamos que el ambiente rural es totalmente diferente al de la metrópoli, en esto, creo que estaremos de acuerdo, porque los códigos de conductas son ampliamente diferenciados.
En cada uno de esos lugares se establecen reglas, cánones o códigos de conductas diferentes y tienen como fin el alcanzar metas u objetivos distintos, tanto individuales como colectivos.
En el cuanto a las reglas, no escritas, instrumentadas en cada persona como objetivos, tenemos las siguientes;
Satisfacer el ego que los domina.
Buscar pareja para bailar o para formar un hogar.
Alcanzar fama o prestigio y también socializar.
Participar en concursos y ganar aplausos.
Ganar el aprecio y el respeto en la comunidad.
Adquirir hábitos sanos es una prioridad, por ello recomendamos la lectura, deporte, superación personal, vigorosa y sana alimentación, códigos de urbanidad, y el ejercicio constante.
Ser feliz es quizá el más importante de los objetivos, pues se ha considerado y reflexionado bien que la felicidad no es un producto que se pueda comprar o arrebatárselos a otras personas; pensemos que existen sujetos inmensamente ricos pero tristemente infelices, por lo contrario pobres o indigentes que gozan de una felicidad que se les envidia.
El estilo de vida y la cultura están íntimamente hermanadas, por ello es que afirmamos que si el danzón es parte de nuestra cultura y lo bailamos de manera reiterada en los talleres, en las plazas públicas, en los salones de bailes y en los encuentros danzoneros que se realizan en diferentes ciudades del país, entonces el danzón es parte de nuestro estilo de vida; esto porque los amantes de este baile, que aprenden su ejecución, asimilan también las reglas con que se baila el ritmo, y además, se instruyen en el respeto que se les debe dar a las damas, la cortesía y la caballerosidad en el baile; si se desea invitar a bailar a una dulcinea se debe ir hasta su lugar y al terminar la pieza o tanda es bien aceptado acompañarla hasta su asiento o lugar; asimismo, se aprenderán los códigos de la vestimenta apropiada, según el lugar en que se llevará el evento. Se acostumbra el uso de la guayabera en los caballeros, zapatos (choclo) blancos en los lugares tropicales y puertos situados en el Golfo de México y Océano Pacífico. No es bien visto que una dama baile danzón vistiendo malla, pantalón vaquero y tenis o zapatos de plataforma, lo adecuado es el vestido y zapatilla de pulsera; el abanico debe portarse sólo cuando se tiene el dominio de su manejo, de lo contrario se convierte en un estorbo que impide la concentración al bailar. En los bailes de gala el caballero debe vestir de traje, de preferencia oscuro y calzado negro. Es necesario conocer los cánones de la indumentaria danzonera, respetarla y hacerla parte de la vida de la persona que gusta de ese ritmo, sólo así podremos decir que es parte de sus estilo de vida; porque ésta se concibe como un amplio conjunto de actitudes y comportamientos que adoptan y hacen suyas las personas de manera individual y también en forma colectiva. Todo lo anterior se hace para satisfacer necesidades y alcanzar metas prefijadas. Los comportamientos aludidos deben ser preferentemente saludable y bien aceptados por la comunidad danzonera y entre ellos destacan: tener claros objetivos en la vida; satisfacer necesidades para así lograr una existencia agradable, cuidar la imagen personal y procurar una óptima actitud frente a los demás; el ejercicio constante y una dieta saludable; ejercitar constantemente el cerebro (se recomienda practicar las rutinas, ensayar las coreografías y no abandonar el estudio que debe ser de por vida); procurar, dentro de las posibilidades, vestir con elegancia en los bailes y hacerse el hábito de actuar siempre con generosidad, cortesía y respeto; aprovechar todo momento para socializar; mantener vivo el deseo de aprender todos los días algo nuevo; brindar afecto para que también se pueda recibir; practicar la tolerancia en todos los niveles sociales; esforzarse por evitar sentimientos de odio, coraje, venganza, estrés, hipertensión y resentimientos, porque esto es bien sabido originan enfermedades.
En la cultura del danzón se abre camino a un bello y saludable estilo de vida, y ese es la práctica constante del danzón y todos sus alrededores, pero este ejercicio no debe ser coaccionado, nacerá libremente como una conquista motivada por el divino ritmo, y conscientes del respeto que merece el código no escrito que rige la actividad danzonera.
Los adoradores del montuno que enaltece, saben que dentro del estilo de vida que los mueve se deben evitar hábitos y actitudes que resultan desagradables para la comunidad a la que pertenecen; y es por eso que cuidan de evitar: sustancias tóxicas, vida sedentaria, el tabaquismo, estrés, alcoholismo, las comidas rápidas y todo aquello que contribuye a la obesidad; asimismo, evitan el desaseo personal, el ocio, insomnio, los apegos a todo lo que les puede robar la tranquilidad.
Al evitar lo señalado y acentuar los hábitos y conductas reiteradas consideradas como positivas, nos permitirán alcanzar los objetivos deseados, el bienestar y la satisfacción. El estilo de vida de las personas que aman el danzón, saben que debe existir grata congruencia entre la forma de pensar y la actitud, pues estas son condiciones imprescindible para logar la meta ambicionada de la felicidad. Acudir a bailar constantemente a lo salones de baile, a las diversas plazas públicas, saludar a los amigos, sonreírles a las ninfas del danzón, ir a comer en grupo o en pareja después de una matinée constituye un estilo de vida para la gran familia danzonera.
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