Por Luis Pérez “Simpson”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 142 (Diciembre, 2021)
La Bunga o botija es un instrumento musical aerófono, es decir, de soplo y, es elaborado a base de barro, su forma es la de un recipiente que limita el aire, con un agujero ventral (vientre) por el cual se introduce la corriente de aire que choca contra el borde de este orificio.La botija o botijuela son términos de ascendencia castellana y bunga es de ascendencia bantú (que pertenece a un conjunto de pueblos de raza negra que habitan el centro y el sur de áfrica). Lo que sí es un hecho es que la bunga o botija es en origen una vasija de barro de cuello corto y angosto que se utilizaba para contener líquidos, especialmente los aceites que llegaban a Cuba procedentes de España desde el siglo XVII.
Bueno, ya vimos brevemente lo que es una bunga o botija y su adaptación (el orificio) para usarla como un instrumento musical, pero, ¿Qué creen?, aun hay mas tela de donde cortar.
Cabe señalar que en Cuba se conocían con el nombre de “bungas” a pequeñas agrupaciones musicales donde este instrumento musical participaba en esos conjuntos y, que por extensión se le adjudico ese nombre, también se les solía decir “bunguitas”.
La bunga o botija desempeñaba la función del contrabajo en los estos antiguos grupos que generalmente tocaban Son.
Haciendo un poco de historia, a finales del siglo XIX surgieron pequeñas agrupaciones musicales llamadas charangas, esto, debido a que se empezó a abandonar el formato de gran orquesta como La Típica para tocar danzones. En este nuevo formato charanga se sustituyeron los instrumentos de viento dejando solo a la flauta o al clarinete completándose con violín timbales, contrabajo y güiro, es decir, el grupo estaba integrado por cinco músicos. Estas charangas en sus inicios tocaban “al pelo” como coloquialmente se conocía, ya que no utilizaban ni el piano ni el arpa, pero, cuando se le adicionó el piano, solo por este instrumento, se les podía considerar ya como una orquesta y, aquí precisamente viene lo bueno, para lo cual me permito transcribir un importante e histórico párrafo tomado de un excelente libro (LA MÚSICA POPULAR EN CUBA por Armando León Sánchez. Ediciones EL GATO TUERTO. Oakland california), que dice:
“¿Pero dónde, cuándo y quién fue el primero que tocó piano en una charanga?
Si no surge un dato nuevo que diga lo contrario, el hecho se produjo en la glorieta de la playa Saratoga, de Matanzas, la noche del 31 de julio de 1890, cuando el grupo Unión Armónica agregó un piano a su pequeño formato para tocar danzones, quedando integrado por piano, flauta, violín y contrabajo, este tipo de agrupaciones originalmente se les llamaba “Bunga”…”
Este importante y bien documentado párrafo, puede resultar controversial, polémico e incluso hasta incómodo sobre todo, para aquellos quienes aseguran que la introducción del piano al danzón fue obra del virtuoso pianista y director de orquesta, Don Antonio María Romeu, mejor conocido como “El Mago de las Teclas” (11 de septiembre de 1876-18 de enero de 1955), quién fundó su propia orquesta en 1910, es decir, más de veinte años después del histórico evento en la glorieta de la playa Saratoga en Matanzas, Cuba.
Para finalizar, quisiera mencionar al grupo “El Septeto la Botija” cuyo director, Ángel Quiala, es justamente el “botijero” (músico que toca la botija) tocando magistralmente la botija o bunga, que también la llaman cariñosamente como “La Gordita de Barro”. Aquí les dejo una liga de youtube donde pueden disfrutar del singular “Septeto la Botija” en una de sus presentaciones tocando el Son “A Bailar con la botija”
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