Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 130 (Diciembre, 2020)
De mi mente quiero borrar
aquello que me hace sufrir
lo que magulla mi sentir
y genera malestar.
Con el año que fenece
arribaron las dolencias,
del pueblo no hubo clemencia
y eso nos entristece.
Tiempos de dolor profundo
de pesar y de suplicio,
con tus noches y tus días,
vive la gente del mundo
sin la luz de la alegría.
Año Viejo que te vas,
con ruegos te lo digo
esta maldita pandemia
quiero que muera contigo;
muchas dolencias causaste
a ninguno respetaste
nos diste fiero castigo.
Invisibles las cadenas
que inmovilizan las vidas,
nos negaste cosas buenas
sólo diste sufrimientos
encierros y muchas penas,
dolores con sus lamentos.
Pronto te irás Año Viejo
y yo te quiero olvidar
por tus días tan temidos
y golpear sin medida
a mis hermanos queridos.
Con el cinturón apretado,
sin risas, sin alegrías
pasamos todos los días
esperando una vacuna,
deseando que sea oportuna
para salvar nuestras vidas
que preñadas de amarguras
nos induce a la locura.
En un mundo de congojas
estamos sin bailar
una rumba o un danzón.
Se entristece el corazón
porque la vida se acaba
en este triste acontecer
y porque el tiempo perdido
nunca se va a reponer.
Con el duelo he de andar
extrañando lo grandioso,
año que fuiste tedioso
yo te quiero sepultar.
Robaste mis alegrías
y no lo voy a perdonar.
Con el virus implicado
no tuviste compasión;
el pueblo en casa asustado
con una triste visión,
se entera de los contagios
que destrozan el corazón.
Año Viejo que te vas,
que omitiste cosas buenas,
me alejaste del danzón
y opacaste las verbenas
y de amigos, los abrazos
se han tenido que esperar,
y por eso, Año Viejo,
¡no te quiero recordar!
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