BIENVENIDOS A SU DANZOTECA 5

Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

martes, 23 de enero de 2024

EL TRUEQUE DE DON FAUSTO MORALES

 Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 128 (Octubre, 2020)

En el puerto de Veracruz en el año 2010, conocí a don Fausto Morales, un jarocho de pura cepa, apenas entrando en la tercera edad, tenía el pelo, las cejas, y los bigotes de color negro casi sin canas, parecía a un actor en las películas clásicas de Emilio "Indio" Fernández. A pesar de sus facciones llamativas, proyectaba un aura de tristeza y timidez. Cuando tenía 25 años de edad, el gran amor de su vida, una belleza muy conocida, le rechazó cruelmente para entregarse a otro hombre de menos calidad, Fausto, destrozado, nunca se casó. Tuvo una larga carrera como contador en el gobierno estatal, que le sirvió para jubilarse con una pensión muy buena. Aunque era viejo soltero, le encantaba la compañía social de mujeres, por este motivo, anhelaba aprender a bailar danzón, requisito indispensable en su círculo de amigos.

Desafortunadamente, había un enorme problema, Fausto no tenía en absoluto talento para bailar, sin un ápice de cadencia y, los pies no querían obedecerle, sin embargo, estaba muy decidido a hacer cualquier esfuerzo para aprender a bailar bien el danzón. Con este motivo, ingresó en la prestigiosa academia del grupo, "Sólo Veracruz es Bello", de Aureliana Cartagena, una maestra de danzón del más alto rango que impartía sus clases en el Instituto Estatal de la Cultura. Ella era presumida y prepotente, pero nuestro amigo quería aprender con "la mejor". Cuando yo conocí a este grupo, capté que había mucho "esnobismo" entre sus integrantes, pero, a pesar de esto, Fausto intentó por años con mucho empeño, nunca logró pasar de la clase de principiantes, por lo que sufría mucha humillación de parte de los otros estudiantes, especialmente de las mujeres. Una noche, yo visité a otra academia, la de mis amigos, Javier Robledo e Inés Sable con su grupo, "Los Fieles de Nuestro Danzón Típico", y al entrar, me encontré con Fausto. "Buenas noches, mi amigo.", le saludé. "¿Qué haces aquí? ¿No estás con el grupo de la maestra Aureliana?" Me contestó, "Ya no, aquí estoy", "¿Por qué?" mira, "llegó el punto en que ninguna de las mujeres quería bailar conmigo." Y agregó, "No hay "esnobismo" en este grupo, ya que esta gente es muy buena." "aquí, me tratan muy bien, y se lo agradezco, pero aún tengo grandes problemas y no aprendo bien el danzón, me desanimo con frecuencia y me pierdo Fe." Sólo pude decirle una trivialidad de uso común, "Espero que no te pierdas Fe y con mucha práctica, seguro vas a ganar esta batalla." "Ojalá, mi amigo, ojalá.", me contestó con una sonrisa triste.

Después de un tiempo, Fausto desapareció sin avisar a nadie, preocupándome por él, me decidí ir a su casa que se ubicaba a unas cuadras de la Plaza de Armas, toqué la puerta, La ama de llaves salió y me dijo que don Fausto no estaba. "¿Cuándo regresa?", pregunté, "en unos 15 días.", "¿Está bien de salud?" "Sí, señor, muy bien." "¿Dónde está?" "Está de vacaciones, pero no sé dónde." "Muchas gracias, señora. Adios." Dos semanas pasaron y una noche, llegamos antes del comienzo del danzón en el zócalo. Los integrantes del grupo de Javier e Inés estaban ocupando las sillas reservadas para el grupo cuando de repente apareció don Fausto Morales, mostrando mucha confianza y buen humor, sus compañeros pensaban que, sí, era Fausto, pero era diferente, en todo caso, hubo un intercambio de abrazos y besos entre el "hijo pródigo" y sus amigos. Cuando la banda municipal empezó a tocar el primer estribillo del danzón "Nereidas", Fausto invitó a una de sus compañeras a bailar, pero, ¡Qué sorpresa!, marcó y ejecutó una entrada muy elegante. En la primera melodía, mostró una técnica de baile excelente, haciendo combinaciones de pasos avanzados con cruzados y pivotes, terminando con un remate muy elegante. Hubo un momento de silencio, todos quedaron asombrados y en seguida muchos aplausos. Con la segunda melodía, Fausto y su pareja ejecutaron otra hazaña que deleitó a sus amigos, todo el grupo se puso de pie para observar bien el montuno y el remate final del danzón. Nuestro amigo, marcó y ejecutó con su pareja toda clase de complicados pasos, floreos, giros, muñecas, rondós con tremenda técnica y mucho estilo, aun dando a su pareja unos momentos para soltarse y brillarse con su abanico. 

Terminaron con el remate más hermoso que yo nunca había visto, entonces, se volteó a su anterior grupo elitista y, sentado cerca de ellos, les envió un saludo con un pequeño movimiento de la cabeza y una sonrisa benigna. Todo el público se volvió loco, aplaudiendo y gritando, "¡Bravo, bravísimo!", salvo ese grupo de "esnobs". Su maestra les dirigió a salir del zócalo sin más, la máxima expresión de mal gusto, y buen viaje a ellos. Sus compañeros le preguntaron a Fausto ¿Cómo es posible?". Su única respuesta fue, "Alguien por fin me reveló el secreto del danzón". Después de esa y muchísimas noches de verlo bailar a ese nivel, dejaron de preguntarlo ¿cómo?, y Fausto seguiría bailando con mucha alegría hasta la cuarentena “covidiana” de 2020.

Hace unos años, don Fausto me llamó y me preguntó, "¿Podemos reunirnos para platicar, pero no en lugar con la gente cerca?" "Claro que sí, mi amigo, podríamos encontrar una banca no muy frecuentada en una parte del malecón" Por noche a la hora acordada, nos reunimos en el Gran Café de La Parroquia para tomar unos "lecheros." y entonces, caminamos a una parte muy tranquila del malecón hasta encontrar una banca con privacidad, y nos sentamos. ¿Tienes un problema, don Fausto?, eso depende de punto de vista de hecho, siento el deseo y la necesidad de contar mi historia a alguien, y mi instinto me dice que eres la persona indicada, porque pienso que tienes la mente abierta. Puedes repetir lo que digo, porque nadie te lo va a creer, sino por favor, no uses mi verdadero nombre. "Te lo prometo.", satisfecho, don Fausto comenzó su relato:

-Como sabes, yo estaba muy desanimado por no poder aprender bien el danzón a pesar de todo mi esfuerzo en las clases, siendo buen católico, solía rezar a Dios y a Nuestra Señora pidiéndoles su ayuda para hacerme un bailador bueno, nunca me contestaron, confieso que a falta de respuesta perdí la Fe. Una noche, llegué a casa después de otro fracaso en el zócalo, abrí la puerta, la cerré y prendí la luz. ¡Qué susto!, ví a un hombre sentado en el sofá, vestido en guayabera y pantalones blancos, igual que yo, con rasgos mexicanos normales, salvo que era muy pelirrojo, al reponerme un poquito de la impresión, le pregunté si era ladrón y si llevaba un arma, pero, con una sonrisa, me contestó, "No te preocupes, no soy ladrón, y sólo quiero platicar contigo." "Pero, ¿Cómo entraste con la puerta bien cerrada?", "Me invitaste.”,"¿Te invité? ¡Ni te conozco!", dijo, "Si conoces a Dios, me conoces a mí, cuando perdiste la Fe, me invitaste. "¿Cómo sabes que perdí la Fe?" "Pues, es mi profesión saber tales cosas, sé lo que te ha pasado y lo que deseas.", "¿Estás diciéndome que eres el........? Ni pude pronunciar el nombre. "¿Pensabas que yo tenía los cuernos y las pezuñas de un chivo?, ¡Qué absurdo!, ni pudiste pronunciar mi nombre, el más conocido, verás, tengo muchos nombres, Satanás, Lucifer, Belcebú y otros más, pero tú puedes llamarme Mefistófeles o simplemente, don Mefi. Le pregunté, "Pero, ¿Qué quieres de mí?" Me respondió, "Pobrecito, lo entiendes al revés, porque el asunto es lo tú quieres de mí, ya que quieres pasar de ser un pésimo bailador a un excelente danzonero,. ¡Aun puedo convertirte en el mejor bailador danzonero de todos!" "¿Cómo?" "Ni me lo preguntes, existo para satisfacer deseos, pero no trabajo 'pro bono'. Con este motivo, te propongo un trueque. "¿Qué?" Me explicó, "Es muy fácil, por toda tu vida, te sirvo, pero cuando mueras, me entregas tu Alma para servirme en mi hogar, el Infierno, por toda la Eternidad. ¿Quieres hacerlo o no?" Tomé unos momentos para pensar, casi decidí que sí, pero le dije, "Ya que mi vida actual es una “m—rda”, estoy listo para hacerlo, sino primero, te pido un favor, ¿Puedes darme una mirada del Infierno?" Don Mefi se rió a carcajadas y entonces, exclamó, "¡Aquí es el Infierno, estamos en el Infierno, aquí, aquí!" Entonces, le pregunté dónde debía firmar, pero respondió que un apretón de manos sería suficiente, e hicimos el pacto. Don Mefi me sugirió que me ausentara por dos semanas para dar mi estreno el máximo impacto, y. estuviste presente para verlo, no tengo que decirte más. -

Después de este relato, le pregunté a don Fausto, "¿No tienes miedo? ¿Te vale entregar el Alma al Diablo? Sin titubear, me respondió, "Sí, me vale."

Pues, mi amigo por fin tuvo que dejar de bailar el danzón en las plazas de Veracruz siendo una súper-estrella con la imposición de la "nueva normalidad" de plaga y peste. Vamos a ver si don Mefi puede hacer que Fausto y, por tanto, todos nosotros bailemos otra vez en un futuro próximo, además, no podemos saber si al final de la vida, don Fausto va a cumplir su trueque con don Mefi, o si va a arrepentirse para salvar su el Alma pata ir al Cielo. El gran dramaturgo irlandés, George Bernard Shaw, en su obra, "Don Juan in Hell" ("Don Juan en el Infierno"), nos sugiere que el Cielo es el lugar más aburrido de toda la Creación, y que la gente mejor y más interesante vive en el Infierno. ¿CUANTO ARRIESGARIAS TÚ PARA SER EL REY DEL DANZON?

AVISO: Cualquier parecido a personas vivas o muertas es coincidencia, en cambio, cualquier coincidencia con la leyenda de "Faust" no es nada de coincidencia. Mis inspiraciones fueron las óperas "Faust" de Charles Gounod (Francia) y "Mefistofele" de Arrigo Boito (Italia).

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INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

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