BIENVENIDOS A SU DANZOTECA 5

Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

martes, 23 de enero de 2024

LA REINA DEL DANZÓN

Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 126 (Agosto, 2020)

En una ciudad pequeña de México, vivía una mujer, María de Jesús A., conocida como Mari Chuy, que tenía 36 años de edad y, a pesar de no haber terminado la secundaria, se ganaba la vida como buena costurera que incluía a una vasta clientela de extranjeras adineradas. Siendo una persona muy inteligente, trabajadora y atractiva, ganaba más que algunos profesionistas. Tristemente, su marido, relativamente joven había recientemente fallecido de cáncer, sus dos hijos ya eran adolescentes y ahora empezaban a independizarse de su mamá.

Mari Chuy, tenía el tiempo suficiente para buscar una identidad más allá de viuda, madre y trabajadora, ella deseaba una nueva una vida social. Le gustaba salir con sus hijos o solita a los eventos públicos de baile social en el jardín principal, pero sólo observaba porque no sabía bailar y el baile más importante de esos eventos era el danzón. Una maestra de danzón veía a Mari Chuy mirando todo con interés y anhelo y, decidió ir a presentarse, Mari Chuy apreció este fortuito contacto y a partir de ese momento, las dos se llevaron muy bien. La otra, además de ser maestra de danzón, era médico de profesión y muy reconocida en la ciudad. Formaron una buena amistad que aún existe. Al saber la situación de Mari Chuy, la doctora/maestra, Graciela V., la invitó a tomar clases de danzón en un Centro Cultural cerca del jardín, explicándole que no era necesario saber nada de baile. Así empezó la vida danzonera de la protagonista de este cuento.

La siguiente semana, Mari Chuy llegó puntualmente a la clase de principiantes, el maestro principal, Samuel Y., le dio una cálida bienvenida, este hombre de edad madura y que por su acento indicaba que no era de nacionalidad mexicana. Había una docena de personas en la clase, al principio, se formaron en dos líneas frente a frente, una de mujeres y otra de hombres, para algunos ejercicios preliminares. Al poco tiempo, llegó el momento de bailar en pareja y Mari Chuy no tenía a una pareja, sin embargo, había un alumno, de nombre Darío N, que tampoco tenía pareja, y con pocos años de edad mayor que ella. El maestro los puso a bailar en pareja, a sabiendas que Darío había tomado clases y ya sabía algo de danzón. Samuel y Graciela mostraban los pasos básicos para instruir a los alumnos y, algo bueno resultó, Mari Chuy y Darío se acoplaron muy bien en la pista, los dos tenían talento para el danzón y en poco tiempo también se acoplarían en otros menesteres aparte del baile. Este señor era graduado de Universidad y docente de prepa, pero, también le faltaba algo en la vida y en el danzón encontraron el amor y una vida social.

Aprendieron bien los rudimentos del baile y seguían avanzando rápido, cuando Graciela les impartía a las mujeres el manejo del abanico, Mari Chuy descubrió que tenía un don especial con esto, además de poseer la misma facilidad de manejarlo con ambas manos, este don le ayudará mucho en el futuro, mientras tanto, lo más importante era que amaba el danzón y se sentía en “su mero mole”.

El maestro Samuel les explicó a esta pareja que en el grupo había una compañía para montar coreografías en los eventos llamados “Muestras Nacionales”, que eran muy frecuentes en varias ciudades de la República Mexicana donde participaban muchos grupos de diferentes localidades. Como el profesor vio que habían alcanzado un buen nivel de danzón, les invitó a integrarse a la compañía, cosa que aceptaron con gran gran entusiasmo. Así, llegó el próximo paso en la trayectoria danzonera de Mari Chuy y Darío, aparecerían futuro muy próximo en una “Muestra” en la capital de su estado, afortunadamente había bastante tiempo para ensayar. También les explicó que los grupos en las muestras llevaban vestuario de su propio diseño, el atuendo de los hombres no era nada complicado, esmoquin, traje de pachuco o en el caso de este grupo, guayabera, pero el atuendo de las mujeres era otro cuento, vestidos, zapatos y accesorios atractivos y elegantes y como, Mari Chuy era una excelente costurera, se ofreció a trabajar con las mujeres en el diseño, compra de tela y la confección de sus vestidos, de esta manera Mari Chuy encontró un lugar de importancia en el grupo, aparte que le gustaba mucho.

Los viáticos se arreglaron en la fecha indicada, cinco parejas viajaron a la capital estatal en una camioneta contratada, todo esto era una gran aventura para nuestra protagonista, ya que nunca viajaba.

El hotel era sencillo, pero estaba céntrico, por la mañana se vistieron para su actuación y caminaron a pie a un viejo y elegante Teatro situado en la Plaza de Armas de la ciudad. Veían a otros grupos también llegando, algunos ya portando el vestuario y, otros cargándolo para cambiarse en los sanitarios del teatro. Había un verdadero caos en el lobby, sin embargo, Mari Chuy observaba que estos danzoneros de todas partes del país se saludaban como si fueran viejos amigos, las mujeres haciéndolo con abrazos y cálidos besos. Después de matricular su compañía con el comité del grupo anfitrión, Samuel y Graciela acompañados con una edecán quién les guió a sus butacas reservadas en “luneta”. Mirando a todo el auditorio, Mari Chuy se dio cuenta que casi no había público general, sino puros grupos danzoneros.

Según el programa impreso, su grupo era el número siete para actuar de un total de 32 grupos y algunas “actuaciones colectivas” de parejas independientes. Ella pudo observar sólo tres actuaciones porque durante la cuarta, la edecán llegó y los llevó tras bambalinas para esperar su turno, nuestra amiga estaba muy nerviosa al mirar las actuaciones de los grupos 5 y 6 con una famosa Orquesta Danzonera , pero se sentía lista para armar la batalla, por fin, llegó el momento esperado cuando el maestro de ceremonias anunció a su grupo y, ella por primera vez en su vida que entraba a un escenario teatral. Su pareja, Darío, estaba tranquilo, porque así era su personalidad, pero, Mari Chuy, aunque poco nerviosa, sabía instintivamente que debía proyectarse hacia los espectadores con su sonrisa más hermosa y brillante, y es justamente lo que hizo.

La coreografía para un danzón muy conocido duró un poco más de 3 minutos, pero parecía una eternidad, por fin, terminó, el grupo recibió un buen aplauso, como la mayoría de los grupos, hizo una reverencia y se retiró del escenario al lobby, donde había mucha gente platicando o tomando fotos, al verla, varias mujeres de otros grupos se acercaron a Mari Chuy, casi no mencionaron la coreografía o la calidad dancística de la compañía, sino que elogiaron el vestuario femenino, le pregntaron, ¿Los compraron?, no. Los hicieron?, sí, ¿Quién los diseñó?, y con una linda sonrisa muy modesta, nuestra amiga les contestó, “Yo”, “Qué elegantes y hermosos. ¡Felicidades!”, seguido por más abrazos y besos.

Una mujer, obviamente una duquesa o marquesa del danzón, le invitó con sus compañeros a otra muestra nacional que sería presentada por su grupo en un futuro próximo en una de las ciudades más grandes de México. Más tarde, Mari Chuy aprendió que ser duquesa o marquesa del danzón dependía de cuantos amigos la mujer tenía en Facebook. Al llamado “baile de gala” la misma noche en el centro de convenciones, ella conoció a más de esas mujeres, y, por supuesto, más abrazos y besos, de esta manera, ella empezaba a entender el juego social en el mundillo del danzón.

Mari Chuy y Darío no lo sabían, pero muy pronto se abriría para ellos una enorme ventana de oportunidades completamente inesperada. Con Samuel y Graciela, seguían estudiando y avanzando, además, participaron con este grupo en varias “Muestras Nacionales” en otras ciudades y consecuentemente también en grandes bailes grandes, especialmente en los más venerables y legendarios salones de la Ciudad de México.

El talento dancístico de Darío y Mari Chuy, los vestidos elegantes y la amable sonrisa de nuestra amiga atrajeron mucha atención, así, no sólo conocieron a jefes de grupos, sino también a los promotores más importantes de eventos danzoneros a nivel nacional. Y, ¿la ventana de oportunidad? Un día, Samuel recibió una invitación para comer de un viejo amigo, Lázaro P., que era instructor de danzón en un centro comunitario municipal en una colonia un poco lejos del centro. En la comida, en un café, Lázaro explicó a Samuel que por problemas de salud, no podía continuar dando clases, y quería que su amigo tomara su lugar, el otro le explicó que con clases en dos ciudades, talleres, eventos públicos y un programa en la radio, no podía hacerlo, y Graciela no podía tomar más tiempo de su recomendación médica. Lázaro dijo, “No quiero abandonar a mis estudiantes así.” Samuel contestó, “Tengo a una pareja de estudiantes avanzados, Darío y Mari Chuy, y pienso que están listos para enseñar. ¿Quieres que les hable? “Sí, por favor.” Samuel le deseó a Lázaro una pronta recuperación de sus problemas de salud y se despidieron con abrazos. Tristemente, Lázaro no iría a recuperarse, cuando el maestro se lo propuso a sus dos estudiantes avanzados, no dejaron escapar esa inesperada oportunidad y la aceptaron con agradecimiento. ¡Su propio grupo! Así empezó la próxima etapa de su ascenso en el reino del danzón.

Iniciaron sus clases en el centro comunitario con estudiantes heredados de Lázaro y algunos reclutas nuevos. En poco tiempo pudieron formar una compañía para bailar en las muestras, Darío tenía un don para inventar coreografías apropiadas para estos eventos y, Mari Chuy les enseñaba a las damas su técnica para manejar dos abanicos a la vez y poder coreografiarles rutinas muy atractivas para actuar en el montuno, la última sección del danzón. Así, este grupo nuevo empezó a actuar en el circuito de “Muestras Nacionales”, sin embargo, Mari Chuy y Darío seguían actuando en el grupo de Samuel y Graciela.

Por este medio, aumentaban su visibilidad cada vez más ante sus compañeros danzoneros, y recibían muchas invitaciones de jefes de grupos y promotores, en muchos casos las mismas personas, para participar en sus muestras y sus grandes bailes en salones, también participaron en dos “concursos nacionales” de danzón, sólo llegando a la ronda final del primero y ganando tercer lugar en el segundo, aunque siempre había quejas de favoritismo en estos concursos, se sintieron satisfechos con el aplauso de sus admiradores, mientras Darío aceptaba esta fama con ecuanimidad, gracias a su personalidad calmada, en cambio, Mari Chuy se sentía completamente exaltada, como si hubiera llegado al mero “Paraíso Danzonero”, aunque no pensaba en esa palabra, ya era indiscutiblemente una duquesa entre las mujeres de este ámbito, desde luego, con este rango, ella tenía un sin número de “Facebook Friends” y fotos de ella con esa ahora famosa sonrisa aparecía en “Facebook Posts” casi todos los días. ¿Qué más podría pedir? ¿Ser princesa?, pues no, porque el término “princesa” sólo se aplicaba a algunas pocas mujeres muy jóvenes que bailaban muy bien y pensaban que sacarían más fama del danzón que de la salsa o la cumbia. Nuestra protagonista había llegado a la cumbre de la montaña más alta, o era lo que pensaba, y no podía saber que el Todopoderoso aún no ha terminado con ella.

En enero de 2019, el promotor más poderoso de eventos de danzón en la Ciudad de México, Oscar T., ya planeaba su “baile de gala” del Día de las Madres para el domingo 12 de mayo, en el salón más venerable y legendario de todos y siguiendo un formato bien establecido, el horario sería desde las 10 horas la mañana hasta las 3 horas de la tarde, con 6 orquestas destacadas, 4 de ellas Danzoneras.

Siempre buscando la máxima venta de boletos para llenar el salón, Don Oscar pensaba en alguna atracción especial y, después de pensar mucho, le llegó una idea brillante, un concurso para elegir “La Reina Madre del Danzón 2019”. A su esposa, Violeta L., le encantó la idea y se puso a trabajar en un formato para las concursantes con sus parejas de baile, cada grupo compró con anticipación bastante boletos para llenar por lo menos una mesa de 10 asientos que les daba el derecho de nominar a una dama, el único requisito que ella fuera mamá. Entonces, habría un sorteo para escoger a 10 de éstas para ser concursantes con sus parejas de baile, ya que el estrado del salón sólo cabían 5 parejas en frente de la orquesta, el segundo y último sorteo seleccionaría 5 parejas para bailar en la primera y 5 en la segunda exhibición del concurso, al final, un jurado escogería las ganadoras de tercer y segundo lugares y por fin designarían a, “La Madre Reina del Danzón 2019”. Para dicho concurso, aplicarían pautas no muy bien explicadas de técnica, estilo y proyección. Al recibir el anuncio y comprar sus boletos, el grupo de Mari Chuy la nominó, sin dudarlo, ¿Aún estaba mirando el Todopoderoso?, parece que sí, porque en la próxima semana, recibió el aviso que sería una de las 10 para concursar en el evento, claro, nuestra amiga, con mucha energía y algo nerviosa, empezó a confeccionar tres cosas, su vestido, su rutina con dos abanicos y su mejor sonrisa, Darío la apoyaba mucho con su calma característica.

Después de llegar con su grupo a un hotel en la CDMX la noche anterior del evento, y casi sin poder dormir, llegaron a mañana siguiente al salón con vestuario, aun antes de las 10:00am. Oscar y Violeta les dieron la acostumbrada bienvenida de abrazos y besos, y le informó a Mari Chuy que bailaría en la segunda y última exhibición del concurso, ¡Otro milagro!, ¿A qué hora?, a la 1:00 pm, y anunciarían a las ganadoras a las 3:00pm. Ya que no habían desayunado, el grupo decidió a ir a una cafetería cercana antes de entrar en el salón alrededor de las 11:00pm. A las 12:00pm, Mari Chuy se fue al tocador para vestirse y maquillarse con la ayuda de dos damas del grupo, cuando regresó a la mesa, tenía el semblante de la Cenicienta, lista para ir al Gran Baile Real, luminosa en su belleza. A las 11:50am, nuestra pareja se escondió detrás de las bambalinas para observar la primera exhibición, las concursantes bailaron muy bien, pero, nada extraordinario, entonces, llegó el justo momento de la verdad y Violeta, la maestra de ceremonias, anunció a las concursantes y sus parejas de la segunda exhibición, al oír sus nombres, Mari Chuy y Darío se subieron al escenario y una edecán no los puso en el centro, sino al lado derecho, cosa que no les importaba tanto. El vestido de nuestra protagonista era mucho más hermoso que los de las demás, y su sonrisa era radiante y llena de vida, La Orquesta de renombre comenzó el primer estribillo de un danzón muy popular y entraron en el baile, ella, con su abanico abierto, bailaron muy bien las dos melodías de la pieza, pero, no mejor que una de las otras parejas. Por fin llegó la sección final y más movida del danzón, y como un truco mágico, un segundo abanico apareció de ningún lado en la otra mano de Mari Chuy, y se soltó de Darío. Ella ejecutó su coreografía más complicada, más vistosa y más impresionante con dos abanicos, muy diferente a las otras 4 bailadoras, ella recibió rondas de aplauso durante su actuación, y terminaron con remate relativamente sencillo para evitar un error, el público aplaudió a todas las concursantes y sus parejas, que despejando el estrado, se bajaron y regresaron a sus mesas para descansar y seguir con el baile hasta las 3:00pm.

El jurado compuesto de cinco compañeros y clientes de nuestro promotor, Oscar, se dirigió a un cuarto al lado del salón para deliberar. Oscar entró y les dijo, “Necesitamos de alguien que sea nueva y diferente, pues deben considerar a Mari Chuy con la sonrisa y los dos abanicos.”, sin titubear, asintieron con unanimidad. “Pueden escoger a quienes quieran para el segundo y tercer lugar”, “habrá las mismas quejas de siempre de favoritismo, y no me importan”, Un poco después de las 3:00pm al fin de otra tanda de baile, Violeta, la maestra de ceremonias, les pidió a las 10 aspirantes con sus parejas que se subieran al escenario para recibir el anuncio de las ganadoras del concurso y, llegaron en seguida. Ella anunció las ganadoras de tercer y segundo lugares. Estas damas recibieron flores, reconocimientos en marcos, diademas y el aplauso apropiado. Entonces, Violeta en voz alta anunció, “Y ahora, el gran momento de la verdad. ¡La “Reina Madre del Danzón 2019” es la maestra Mari Chuy A.!, una gran ovación brotó del público y todas las 9 buenas perdedoras la rodearon para darle abrazos y besos. Oscar mismo salió para presentarle a la nueva reina muchas flores, ponerle una banda, darle un trofeo y colocarle en la cabeza una hermosa corona digna de una Reina, además, el director de la Danzonera se comprometió a componerle un danzón titulado “Mari Chuy y Darío”. Mari Chuy en estado de éxtasis casi se desmayó, pero Darío la tomó del brazo con firmeza caracterizando muy bien el papel de Consorte Real, como el Prince Philip con la Queen Elizabeth de Inglaterra.

Con la ayuda de Dios, esta mujer sencilla de una ciudad pequeña realizó un sueño imposible.

Como sabemos muy bien, no hubo ningún “Baile del Día de las Madres” en mayo de 2020 a causa del horrible Covid-19 y todo lo malo que implica. Ni Dios sabe cuándo tendrá lugar el próximo baile. Lo bueno es que si Mari Chuy se mantiene fuerte y sana, que es lo que le deseamos, podrá retener su corona por mucho tiempo, tal vez por años. No sorprende que en la mente, ella se ha borrado “Madre” y “2019” de su título, y nosotros, sus admiradores, le gritamos con toda fuerza, “¡VIVA LA REINA DEL DANZÓN!”

Aviso: Cualquier parecido con personas vivas o muertas es completamente una coincidencia. 

No hay comentarios:

INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

Fill out my online form.