Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 128 (Octubre, 2020)
Danzonera de mis sueños
¡Mírame a tus pies rendido!
Una mirada te pido
para que veas mis empeños
en montunos caribeños.
Yo admiro tu gallardía,
riquezas en armonía,
que en el danzón se luce
y a la dicha me conduce
tu danzar de fantasía.
De estar muy cerca de ti,
siempre tengo el deseo
porque en tu mirada veo
la magia que nunca vi;
hablarte bien me atreví
para llamar la atención,
y salió del corazón
las exóticas fragancias
nacidas en abundancias,
con fuego de la pasión.
Cuado bailamos Cecilia
o Mi consuelo es amarte,
quisiera luego besarte.
y así romper la vigilia,
pues el ánimo me auxilia
para acabar el ayuno,
pues no hay mejor montuno
que aquel que bailo contigo
pues con certeza lo digo
me luzco como ninguno.
Y más ufano me siento
cuando al bailar tú me miras,
advierto que más me inspiras;
marco mejor el acento
pues la música es sustento,
que al sonar me enriquece.
La intensión, más se engrandece
si una sonrisa me mandas,
muy tuyas serán mis tandas,
tu carisma lo merece.
Los desdenes son espadas,
cuchillos de indiferencia;
yo te pido por clemencia
sólo divinas miradas
que son etéreas chuladas
que dan vida a mi existencia;
por eso tengo paciencia
en el baile y en el trato
lo que me indicas acato,
tu vaivén es de excelencia.
Porque en tu belleza mora
la sonrisa que cautiva,
la elegancia que motiva,
que enamora sin demora
como el canto de canora,
cautivado yo estaré,
y por siempre viviré
gozando de tus paseos
requiebros y coqueteos
a los que ya me acostumbré.
Tu danzar es un soneto
patrimonio atesorado;
es un brebaje endulzado
secreto del intelecto.
Al bailar yo me someto
a tu dictados lujosos
porque los siento amorosos;
así lo expresan tus ojos
tus labios que son antojos
que disipan mis enojos.
Con la dulce melodía
de romántico danzón,
se me inquieta el corazón;
y a tus plantas me pondría
ganando tu compañía
para gozar apuntados
columpios y apuntalados,
las rondas y los floreos
marcados sin titubeos
igual que los consagrados.
Sé que nada es eterno;
vivamos este presente
que de gozo es una fuente;
y es que tu danzar es tierno
y hace cálido el invierno.
Bello numen consentido,
cándido y solemne nido,
sacro asilo del placer,
Danzón, eres tú, mujer,
flecha que lanzó Cupido.
Una ilusión dorada
interrumpe mi dormir
no es la espina del sufrir,
es una acorazonada
de que tú mujer amada,
la de atrayentes diseños,
de saleros ribereños,
estarás en el altar
donde yo podré adorar
¡Danzonera de mis sueños!
No hay comentarios:
Publicar un comentario