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Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

martes, 23 de enero de 2024

LA DISTANCIA

 Por Luis Pérez “Simpson” julio de 2020

Extracto del Boletín Danzón Club No. 126 (Agosto, 2020)

“Dicen que la distancia es el olvido

Pero yo no concibo esa razón

Porque yo seguiré siendo el cautivo

De los caprichos de tu corazón”

Para abordar esta reflexión, lo primero que me vino a la mente fue el primer fragmento de la canción “La Barca”, obra del gran compositor mexicano Roberto Cantoral, que, para variar, es una más de las numerosas e infames transportaciones que se han hecho de otros géneros musicales al danzón.

Distancia y cautivo, dos palabras protagonistas del drama que hoy vivimos. Quién iba a imaginar que en pleno siglo XXI estaríamos sufriendo los estragos de una pandemia de semejante magnitud como la de la COVID-19, que nos tienen por así decirlo “en la cuerda floja”, además con la enorme incertidumbre de cómo y cuándo volveremos a la dichosa “nueva normalidad”, incluyendo obviamente al Baile de Salón.

Se dice fácil, pero llevamos más de cuatro meses de “cautiverio” o “aislamiento social” y, con la insistente recomendación de guardar la “sana distancia” de 1.5 metros mínimo entre personas, sobretodo en lugares públicos.

Es un hecho, que para nosotros, los amantes del baile, esta pandemia de ninguna manera “nos cayó como anillo al dedo”, más bien, todo lo contrario, es una verdadera tragedia, que, entre otras cosas nos impide como habitualmente lo hacíamos, practicar el baile social, es, metafóricamente hablando, como si nos hubieran puesto un enorme grillete dentro de un oscuro “calabozo”, otros dirán que “nos han cortado las alas”, y así parece, pero, por más que nos demos de topes, la realidad venció a la incredulidad, todo trascurría sin cambios sustanciales, “estábamos muy contentitos…” (Como la canción de los tomatitos… ¿recuerdan?) cuando, llegó el verdugo COVID-19 y, “de golpe y porrazo”, quedamos sin nuestras rutinarias opciones de esparcimiento, donde el baile social jugaba un papel fundamental, o, al menos así lo creíamos, pero, la “sana distancia”, el distanciamiento social o “la cuarentena” nos cambió de un tajo el panorama, el baile de salón quedó relegado, prohibido, tan es así, que ni aparece remotamente en las futuras actividades sociales a liberar por las autoridades sanitarias y, es lógico, veamos, bailar danzón consiste fundamentalmente en el “abrazo”, el acercamiento al bailarlo “pegaito”, con toda su intrínseca sensualidad, con su emotividad, es por así decirlo un baile de contacto como el tango y demás bailes de salón, por lo que resulta absurdo bailarlo separado, justamente aquí le doy, como siempre, toda la razón al mítico “Bonifacio” de la Sonora Matancera. Insisto, resulta bastante difícil aceptar que los “Salones de Baile” serán de los últimos inmuebles en autorizar su reapertura, baste pensar que aun no se dan a conocer los protocolos sanitarios para dicho fin en lo que será su “nueva normalidad”. ¿Por qué?

Sentido común, el problema mayúsculo a resolver lo representa la pista de baile y obviamente la acción de bailar, por lo que de inmediato surgen preguntas: ¿Cómo controlar la distancia al bailar?, ¿Cómo controlar la desinfección y temperatura en los bailadores?, ¿Cada cuando se estaría “sanitizando” el piso?, ó, lo más complicado, ¿Estarían dispuestos a bailar portando cubrebocas, caretas, guantes etc.?, yo creo que no, definitivamente.

Como ven, no es tarea fácil, cualquier pequeño descuido y, la pista de baile se convertiría en una melódica incubadora de este virus letal, por lo que, hay que eliminar toda posibilidad de que se conviertan en centros de contagio. Por si todo esto fuera poco, el problema se agudiza con otra clase de distancia, la generacional, es decir la vejez o los de “la tercera edad”, que por su condición de vulnerabilidad se les impediría ingresar a eventos o concentraciones de gente, sobre todo en espacios cerrados y, ojo, hay que tener presente que el 90 % de los asistentes a los salones de baile son justamente personas de la tercera edad.

Ante este crudo escenario y, con la finalidad reactivar la economía, países del viejo continente, donde, la pandemia ha considerablemente disminuido, las autoridades sanitarias han autorizado la reapertura de discotecas, bares o salones de eventos, pero bajo protocolos muy rígidos, pero, sin baile, es más, les autorizaron poner mesas debidamente distanciadas en el área de la pista de baile, pregunto, ¿tendría caso ir a un Salón de Baile y no bailar?, otra vez, un no definitivo.

Existe la “esperanza” de que los Salones de Baile en México puedan reanudar sus actividades hasta que el semáforo epidemiológico se encuentre en color verde, pero siempre, estará presente el riesgo un “rebrote” de coronavirus y se tuvieran que cerrar de nueva cuenta, tal y como sucedió recientemente en algunas regiones de España.

Suena paradójico, pero, en estos más de cuatro meses de inactividad, el COVID 19 “se llevó al baile” a los mismos salones de baile, a los dueños y empleados de los salones de baile, a los músicos, a las orquestas, a los profesores de baile, a los promotores de bailes y “Muestras Nacionales de Danzón”, a los dueños de locales para eventos sociales, lo que consecuentemente les ha provocado serias afectaciones económicas. Ante esto, tanto propietarios de Salones de Baile, como Danzoneras, Orquestas y profesores de baile han optado por utilizar los medios digitales de comunicación para obtener algunos recursos económicos efectuando eventos, tales como, bailes, clases o talleres de baile, etc., hasta lo impensable, “rifas” de danzones personalizados, aunque, bien sabemos que nada puede sustituir al Salón de Baile, ni tampoco las clases de baile en forma presencial. De manera paralela, algunos dueños de Salones de Baile, han solicitado a través de los medios digitales la urgente cooperación voluntaria para su preservación, ya que han sido por muchos años una fuente de empleo para músicos, Orquestas y personal que labora en estos icónicos Salones de baile.

Para finalizar, quiero comentar algo “alentador”, si es que a esto se le puede llamar así, verán, no cabe duda que el ingenio y la visión empresarial se agudizan en tiempos de crisis, tan es así que el multidisciplinario estudio creativo Production Club con sede en Los Ángeles, California y en España, ha diseñado un llamativo traje con casco incluido que cubre solo la mitad del cuerpo, al que llamaron “Micrashell”, qué, según sus diseñadores evitará la propagación del virus, con la ventaja que es desinfectable y, lo mejor que nos permitirá asistir a bailes, eventos sociales y volver a bailar “pegaito”, también portando este traje se puede beber, fumar e incluso, practicar otras actividades más “atrevidas” sin riesgo al contagio, es por así decirlo, un traje que ”profana” la “sana distancia”, pero, con ciertas incomodidades. No cabe duda que es muy emocionante saber que hay personas que afrontan este reto inventando soluciones de vanguardia que ante las adversidades, ayudarán a la calidad del entretenimiento en vivo, al ocio nocturno y a las “conexiones humanas” en estos tiempos de aislamiento

Parece increíble, pero con la llegada del “Micrashell” la Ciencia Ficción nos alcanzó y, esto es solo un ejemplo de las variadas innovaciones que nos esperan para darle la “bienvenida” a la inoportuna “Nueva Normalidad”, de principio, gran parte de nuestras costumbres irremediablemente cambiarán, sobre todo, aquellas que representen alto riesgo de contagio.

Ironías del destino, ¿Será que regresarán los famosos “Bailes de Mascaras” de los siglos XVII y XVII, pero, en pleno siglo XXI, con su “fabuloso” año 2020?

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INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

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