AL
COMPAS DEL DANZÒN
Lic.
Antonio Viveros Hernández (1) Compuesto el
30 de julio 2004
Extracto del Boletín Danzón Club No. 52, Junio, 2014
¡Heeeyyy! Familia, compañeros,
anfitriones, visitantes,
público y ejecutantes
danzoneras, danzoneros
que pisan estos esteros:
Bienvenidos al estrado
con júbilo engalanado.
A ustedes, conocedores
del danzón y sus primores,
Va este danzón DEDICADO.
Soy el danzón, el cubano
nacido de danza y sòn
que salió a buscar sazón
y se volvió mexicano
de origen veracruzano.
Soy macho, y así lo aclama
el nombre que da fama;
Pero toda mi rudeza
se vuelve delicadeza
cuando conduzco a una dama.
Ya escucho el largo respiro
con que se inicia la fiesta.
Empiza a tocar la orquesta:
Rasca el cascabel del güiro,
lanza el violín un suspiro,
un grito los atabales,
un silbido los metales,
clavan el piano y la claves
y un eco aprieta la llave
al cuero de los timbales.
Ya me dirijo hacia ti
“¿ me permites esta pieza?”…
La magia de tu belleza
me esta diciendo que sí
y ardo todo en frenesí.
Desde el danzón me ha llamado,
la selva de tu brocado
me esta invitando a explorar
tu flora y fauna y a entrar
a cazar y ser cazado.
Con la zurda de la hondura
alzo mi timón de mando;
suavecito está rodeando
mi derecha tu cintura;
la noche con su espesura
también nos viene a abrazar,
y ya empiezo a gobernar
tu cuerpo, palma rendida
que va y viene estremecida
por quien la sabe hamaquear.
Si te roso la entrepierna,
feliz equivocación,
en mi mente una explosión
lanza fuego a tu caverna;
Si en mi mano que gobierna
nerviosa das un dedazo
y al corazón va el flechazo,
eres capaz de arrastrarme
extraviado hasta llevarme
de plano a perder el paso.
En el descanso se aquieta
el bamboleo de tu brisa,
pero el aire de tu risa
más hondamente me aprieta
y los adentros me agrieta.
Es tan intenso el sudor
que nos exprime el calor,
que solo hallarán consuelo
tu abanico y mi pañuelo
con las aguas del amor.
Tu trote de yegua fina
vuelve a atizar el danzón;
mi afán, potro garañón
amansado en tu rutina,
el desenlace camina
luciéndote en el paseo;
La ola en tu cadereo
y el faro de tu mirada
conducen mi alma embrujada
al mar de tu coqueteo.
El montuno nos apura
con sus frenéticos saldos,
ya se calientan los caldos,
y un toro en su bravura
vuelve al calor calentura;
tu ritmo intenso es tizón
mi cuerpo, caldero hirviendo,
mientras se van consumiendo
las cenizas del danzón
En el remate se dieron
un beso nuestras miradas,
el sudor dejo pegadas
las manos que tanto ardieron;
Nuestras sombras de fundieron
cuando te lleve a sentar…
siempre nos ha de juntar
el danzón, pieza tras pieza:
tu cuerpo es una promesa
para volver a empezar
1.- DANZÓN CLUB está muy
agradecido con esta valiosa colaboración del Lic. Antonio Viveros Hernández,
presidente del GRUPO DE DANZONEROS BELLA EPOCA, A.C., de Xalapa de Enriquez, Veracruz
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