BIENVENIDOS A SU DANZOTECA 5

Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

jueves, 2 de mayo de 2024

LA VECINA

 Por Alejandro Cornejo Mérida 

Extracto del Boletín Danzón Club No. 171 (Mayo, 2024)

Hay circunstancias que, cuando menos las esperamos, se presentan en el camino de la vida; son hechos y acontecimientos que no podemos evitar; algunos son placenteros, generosos y los recibimos como una bendición del cielo; otros, vomitados por el averno, son amargos como el ajenjo, intolerables, tormentosos y deplorables; borrascosos y lastimosos que llegan a nuestra conciencia y nos hace infelices en todo momento; laceran y nos lastiman como una piedrecilla en el zapato. 

Algo parecido a esto ha estado sufriendo Jorge, el abogado de los pobres, mote que le gusta, y le agrada que así le nombren. 

La verdad, él ha comentado, que le avergüenza y le ruboriza que se conozca un hecho que le atormenta cuando lo recuerda. “No soy mojigato ni conservador en mí actuar”, lo confiesa y como algunos miembros de nuestra sociedad corrupta y perversa, también accede, de vez en cuando, a ponerse la careta de persona honorable, digna, íntegra y respetable. 

 Pero qué fue lo que le sucedió preguntarán ustedes, pues bien, lo que ocurrió y que le ha provocado un serio e infernal conflicto entre su yo físico y su yo interno, fue que un día de primavera, acudió a un café acompañado de una dama que conoció hace muchos años cuando era estudiante de la preparatoria. 

 Ella, de nombres Gloria, estudió medicina y el recuerdo de excelentes y afectuosos amigos, lo mantuvieron vivo en sus mentes y en el tiempo que todo destruye. Hizo contacto con la doctora gracias a un amigo que le proporcionó su número telefónico. Le llamó y convinieron en tomar un café para charlar un rato recordando los alejados años preparatorianos. 

 Al llegara al lugar de la cita y, al verse, a ambos se les inundó el corazón de alegría; se abrazamos y se besaron en la mejilla. Se sentaron en una banca del parque; allí, ella comentó que había terminado su carrera de médico y que era feliz ejerciendo su profesión. Después de una larga charla en que los dos platicaron y se contaron gran parte de sus vidas, decidieron ir a tomar café en un bonito restaurante que les quedaba cerca del lugar en que se encontraban. 

Ella, animosa y cordial lo tomó del brazo y así llegaron a la cafetería; cualquiera, al verlos, habría pensado que era un matrimonio o que se trataba de una pareja de novios. Se sentaron a la mesa y disfrutaron de un rico pastel de limón y café americano. La amabilidad, la actitud cariñosa y tierna siempre estuviesron de parte de ella quien al notar que en la mejilla de él había quedado la huella del labial producto del tierno beso obsequiado, procedió con su suave y sedosa mano a limpiarlo con una servilleta. 

Mientras lo hacía con la mano derecha, con la izquierda detenía la otra mejilla para que su rostro permaneciera firme. Esto ocurría cuando al lugar entró un matrimonio tomado de la mano, se trataba de una pareja de cierta madurez cuya edad rayaba entre los cuarenta y cinco y cincuenta años. Éstos tomaron lugar en una mesa cercana a la que habían ocupado Jorge y Gloria que continuaban en una agradable charla. 

La doctora notó que la pareja que acababa de entrar, principalmente la dama, la miraba con especial insistencia; el supuesto esposo también fijaba la mirada en ellos, pero con mayor discreción. Lo acontecido en ese momento fue tan notorio que la amiga de Jorge al sentir el peso de la mirada, comprendió que algo extraño estaba ocurriendo pues la observación que de ellos hacía la mujer, hacía suponer que conocía algunos de los dos. Esa contemplación tan marcada motivó que Gloria, en voz baja dijera a Jorge: 

 ─ No sé por qué esa señora me mira con insistencia, nos ve como si nos conociera. Jorge, prudentemente volteó a verlos, pero no le dio importancia a ese hecho, pues estaba más interesado en la charla que sostenía con su amiga de la adolescencia. 

 Terminaron el café y el pastelillo; ella, cariñosa le acariciaba la mano, se le acercaba, lo miraba con ternura y sus labios excitantes y carnosos expresaban el deseo de estar cerca del rostro del joven abogado. 

Éste, dominado por las caricias provocativas de la dama, empezó a segregar testosterona en sus órganos Página 6 de 10 dando lugar a que perdiera el control de sus emociones y consistió en que sus rostros se juntaran y casi sin pensarlo se dieron dulces y tiernos besos. 

 Los instantes del romance se extendieron; el aroma del café orgánico de Chiapas los envolvió en un manto invisible que les provocó placenteros suspiros que no olvidaran con facilidad. Seguro que ambos albergaban el deseo de que las horas no se deslizaran con tenacidad, pero no fue posible porque el tiempo no se puede detener. 

 Los dos disfrutaron el encuentro, la charla y las superficiales caricias que se dieron. Mas, llegó el momento de despedirse; él la acompañó hasta su auto y luego abordó el suyo. Ya camino a su casa, Jorge detuvo su vehículo por un instante para revisar su mejilla, pues tenía el temor de que aún persistieran algunas huellas de los excitantes besos dados por Gloria. 

Su preocupación no era infundada pues tenía una esposa exageradamente celosa y con un sexto sentido que casi adivinaba todo lo que él hacía. Recordaba las recientes caricias de su amiga cuando en su mente aparecieron los rostros de las personas que en el café los observaban con insistencia. Después de una seria reflexión en los que revisó los archivos mentales, encontró que la señora le parecía conocida pero no la ubicaba dónde la había visto. Así que llegó a su casa asumiendo un comportamiento normal. 

 Al día siguiente, cuando el Sol empezaba a mostrar su rostro en el horizonte, en la calle del inquieto abogado pasó el camión recolector de basura, decidió tirarla él porque su esposa preparaba el desayuno. Y ahí donde se juntan los vecinos para vaciar sus botes con desperdicios y deshechos, vio que en la fila estaba la señora que los había observado con insistencia en el café. Apenado por saberse descubierto, en actitud que enfilaba hacia un desastroso adulterio, no quiso verla de frente y tan pronto como se deshizo de sus desperdicios se introdujo a su casa. 

 Todo ese día y los siguientes fueron de mucha intranquilidad; su preocupación era que la vecina, con pocos meses de haber llegado a vivir en la misma calle, le contara a su esposa que lo había visto en el café con otra mujer. Eso le angustiado en exceso. Así pasaron las semanas y los meses. Para fortuna de él, su esposa y la vecina no tenían amistad, si acaso cruzaban palabras sólo para saludarse. Después de aproximadamente cinco o seis meses de lo ocurrido en el café, Jorge aún vivía atemorizado y con la angustia de que la vecina pudiera delatarlo en cualquier momento. Pero llegó un día, en que Jorge para satisfacer su vicio de danzonero, acudió a un salón de baile. 

Disfrutaba el placer que inyecta el sabrosísimo danzón, y, cuando estaba en el centro de la pista bailando con una de esas damas que son asiduas visitantes de esos centros de diversión, vio que muy cerca de él se encontraba haciendo lo mismo, muy pegada, cuerpo con cuerpo, mejilla con mejilla, su vecina, persona que tenía conocimiento de que él no le era leal a su esposa. Ahora ella se encontraba en igual situación, pues el hombre con quien bailaba seductoramente, se presumía, no era precisamente su esposo. 

 Danzando prudentemente se acercó a ella con la intención de que lo viera, y, efectivamente llegó el instante en que sus miradas se cruzaron. Ella quedó sorprendida y le nació la preocupación porque igual que él, también andaba en la clandestinidad. Turbada y preocupada al sentirse descubierta, trató de saludarlo con una leve sonrisa que él supo corresponder de igual manera. 

 Dos días después, cuando por la mañana pasó el camión recolector de basura, Jorge salió con sus botes de desperdicios para tirarlos; lo mismo hizo la vecina y su esposo; ella, que siempre se había mostrado indiferente con sus vecinos, ahora a Jorge lo saludó con amabilidad y con una agradable sonrisa. 

 Cuando “El abogado de los pobres” regresó a su casa, se detuvo en el zaguán y respiró tranquilamente; se sintió liberado de la angustia y al mismo tiempo recordó el apotegma cristiano: “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”.

“EL SUBMARINO HUMANO” DE PABLO ZERQUERA

 Por Luis Pérez “Simpson”. 

Extracto del Boletín Danzón Club No. 171 (Mayo, 2024)

No cabe duda que la Historia del Danzón cuenta con una interminable lista de composiciones de las cuales encontramos títulos que son verdaderamente curiosos, uno de ellos es “El Submarino Humano” y, por más que me esfuerzo no me puedo imaginar esa imagen, a no ser de un ser mitológico como Neptuno. 

En 1918 el músico, cornetinista, compositor y director de orquesta, Pablo Zequera Súarez, compone su primer danzón titulado, “El Submarino Humano”, claro que, después una serie de danzones de su autoría, además composiciones de otros géneros musicales, tal y como veremos más adelante. 

Pablo Zequera Súarez, nació el 1 de junio de 1886 en Sagua la Grande, Cuba, y. desde su niñes destacó en el ámbito musical. En 1893 cuando tenía siete años, se inició como guitarrista y timbalista en la Banda Infantil dirigida por el músico Antonio Fabré. 

Al año siguiente, en 1894 a la edad de 8 años da un gran salto, integrándose a la orquesta de Manuel Valle tocando el güiro. En 1902 y con el fin de continuar su carrera musical, el joven Pablo fue enviado a La Habana, donde tomó estudios de solfeo, armonía, composición y la técnica del cornetín con el maestro Aurelio Ceballos, quién era trombonista e integrante de la Banda Municipal de Música que dirigía Guillermo M. Tomás. 

Ya con el dominio del cornetín, en 1907 el joven Pablo ingresa como cornetinista en la Banda de Artillería dirigida por José Marín Varona donde tuvo una permanencia efímera ya que solo duró un año. 

En 1909 el joven cornetinista Pablo Zerquera decide aprender contrabajo con el maestro y director de orquesta Buenaventura Rosello y en 1911 se integra a la Orquesta de Pablo Rosello como cornetinista debutando en los Bailes de Boloña. Para 1913, Pablo Zerquera se integra la compañía teatral que dirigía Raúl del Monte donde tuvo dos giras internacionales, primera el 17 de mayo a Santo Domingo, República Dominicana, y la segunda el 14 de julio a Puerto Rico. 

Posteriormente, formó parte de varias orquestas Típicas, hasta que, por fin, en 1918, decide formar su propia orquesta con los siguientes músicos: Pablo Zerquera director y cornetinista, Antonio Pérez, primer clarinete, Santiago Cardenas, segundo clarinete, Adolfo Agüero, primer violín, Antonio Pérez, hijo, segundo violín, Julio Carmona en el contrabajo, Magdaleno Pelletier en el trombón, Felipe Toscano en el figle, Ramón Peláez, en el timbal y Jesús Delgado en el güiro. 

La orquesta de Pablo Zerquera tuvo una segunda etapa con diferentes músicos la cual estaba integrada de la siguiente manera: Pablo Zerquera, director y cornetinista, Rogelio Solís, contrabajo, Eleno Herrera en el trombón, Jesús Goicochea en el figle, Francisco Morales e Isaac Fernández en los violines, Eduardo Goicochea Arrieta y Avelino Sis Gutiérrez en los clarinetes y Santiago Sandovalcomo timbalista. 

Con esta nueva orquesta se presentó varios años en el famoso parque de diversiones “Havana Park” y, este lugar fue la inspiración para que Pablo Zerquera compusiera en 1924 su danzón, el más famoso titulado “Havana Park” Cabe destac
ar la genialidad de Pablo Zerquera en lo concerniente a la composición musical creando muchas obras, sobre todo danzones como: “El submarino humano” (1918), “A gozar mujeres”, “Havana Park” (1924), “Antonia mía”, “Cosas de Ponce”, “El olvido”, “Homenaje al danzón” “Las dulzuras del baile”, “María Teresa, “Mercedes”, “No lo creo”, “Notas de mí son”, “Óyeme bien primero”, “Pregonando”, “Teodorina”, “Un beso quisiera”. “Agua de Coco” y “Cruz de Mayo”. También compuso sones como: “Fernandina de Jagua” en 1947; la canción: “Canción marinera” en 1955 y en 1961y una guaracha: “Logros del 26”. 

Finalmente, llegó lo inevitable, en 1966 Pablo Zerquera fallece a la edad de 80 años en la ciudad de la Habana, Cuba. 

Nota: Datos obtenidos de las siguientes fuentes, “Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba”, Giro Radamés, así como, de. “CENTENARIO DEL DANZÓN, Homenaje al XX aniversario de la Revolución Cubana” y del portal “Ecured

DANZON TEJANO


 Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón” 

Extracto del Boletín Danzón Club No. 171 (Mayo, 2024)

En 2014, la doctora Claudia Llanas Puente y yo, llegamos a un hito en nuestra trayectoria en el danzón. 

Tuvimos por primera vez la oportunidad de actuar el danzón en los Estados Unidos de Norteamérica. 

Todo comenzó cuando vimos un anuncio de la muy destacada maestra del danzón en Monterrey, NL, Maru Ayala, sobre un evento del danzón en Austin, TX. El evento era para presentar y lanzar el libro, "Danzón: CircumCaribbean Dialogues in Music and Dance", de los doctores Robin Moore de la Universidad de Texas y Alejandro Madrid, entonces de la Universidad de Cornell, libro que tardó varios años para su traducción al español. Todo esto nos motivó para conocer Austin, la capital del Estado de Texas y también la Universidad de Texas, por lo que, nos inscribimos para participar. 

No sabíamos casi nada del plan de este evento que duraría varios días. Llegamos a un hotel recomendado por los organizadores, ya que se ubicaba cerca de la Universidad de Texas. No sabíamos que la Universidad tenía el campus más grande de todo el país y era como su propia ciudad, esto, dio lugar a que nos encontráramos muy lejos del centro de Austin, ni modo, nos adaptamos para poder viajar en esa ciudad. Descubrimos que participarían grupos de danzón de Monterrey, NL, Reynosa TAMPS y la CDMX. De lo que nos dimos cuenta es que Claudia y yo éramos la única pareja independiente, es decir, no como parte de un grupo. 

El programa consistía en varios eventos terminando con un concierto mayor con la excelente Danzonera SierraMadre de Monterrey. El papel de nosotros como danzoneros fue acompañar a la orquesta, y no al revés como en las muestras nacionales. 

Ya que nuestra idea era conocer la ciudad de Austin, confieso que no asistimos a algunas conferencias sobre el libro y el danzón y aprovechamos el tiempo como turistas. Tomamos un tour de la ciudad en una camioneta. Especialmente impresionante fue el campus de la Universidad de Texas en toda su inmensidad con su famosa torre, su estadio grandísimo de futbol americano y la biblioteca del presidente Lyndon B. Johnson. También, visitamos el Capitolio del Estado de Texas, que es más alto que el Capitolio de los EeUu. Los tejanos lo hacen todo en grande. 

Vimos muchas cosas más, pero sólo menciono la estatua de Willy Nelson, el inmortal de la música “country”, quien todavía vive. Por supuesto, comimos el "barbecue" excelente en un restaurante que nos recomendaron. En el “Mexican-American Cultural Center” participamos en un taller de danzón impartido por el famoso profesor de la CDMX, Félix Rentería. Fue muy educativo y muy ameno. 

También, fuimos a una cena baile en un restaurante mexicano, misma que fue muy aceptable y de estilo típico mexicano y no "Tex-Mex". En la cocina "Tex-Mex", yo había probado lo bueno, lo malo y lo feo. En esta cena, tuvimos la oportunidad convivir un poco con los danzoneros de Monterrey, Reynosa y la CDMX, y también practicar para el gran concierto. La Maestra Maru nos había dicho que bailaríamos en el concierto con la Danzonera SierraMadre el danzón, "Número 13", en un "colectivo". Claudia y yo ya conocíamos la versión grabada por la Danzonera SierraMadre. Los grupos bailarían sus coreografías, pero había algunos "colectivos" para improvisar. 

El día del concierto, fuimos a un hermoso auditorio en la Universidad de Texas. Esperando entre bastidores, nuestros nuevos amigos, incluido el maestro Rentería nos preguntaron quiénes y de dónde éramos. Por fin, nos formamos en fila para entrar al escenario, y no hicimos caso por nuestra ubicación asignada, encontrándonos en segundo lugar del escenario derecho, la tercera de cuatro parejas. La Maestra Maru presentó a los bailadores y comenzamos. 

Claudia y yo recibimos muchos aplausos del público. Después de terminar, Maru nos dijo que habíamos "robado la cámara", por supuesto, se lo agradecimos, aunque en mi opinión, no éramos los mejores bailadores. Lo que hicimos fue bailar de manera más alegre y más informal que los demás. Claudia llevaba un vestido sencillo, pero elegante, de color morado oscuro y yo me vestía al estilo jarocho de color blanco de cabo a rabo con guayabera y sombrero "Panamá". 

Casi todos los demás danzoneros se vestían más formalmente, los hombres de color negro y las mujeres en vestidos más elaborados. Entonces, Maru nos informó que bailaríamos en el número final, también en un "colectivo", con el danzón de danzones, "Nereidas". 

Mientras nos formábamos para entrar en el escenario, una pareja nos dijo que no podríamos bailar otra vez en el centro del escenario y les pregunté, "¿Quieren ustedes bailar en el centro?", contestaron, "Nuestros profesores siempre nos dicen que la misma pareja no debe bailar dos veces en el centro." Les respondí, "Entiendo perfectamente, ustedes pueden tomar el centro, y nosotros nos ponemos en otro lugar, no pasa nada.", y así evitamos un problema. Tomamos el lugar al final del lado del lado izquierdo del escenario y otra vez recibimos muchos aplausos. 

La maestra Maru Ayala y maestro Félix Rentería formó la pareja al extremo del lado derecho, y ni hablar, bailaron con la máxima elegancia, por lo que, los respeto y admiro mucho. Después del concierto, platicamos mucho con el público, que consistía mayormente de mexicanos y "chicanos". 

Esas personas parecían muy interesadas en bailar danzón y dijeron que quer
ían aprenderlo. Claudia y yo teníamos la esperanza de volver para dar algunos talleres. Tristemente, hasta la fecha, esto no ha sucedido, sin embargo, esta visita a Austin y a la Universidad de Texas fue un gran episodio para nosotros en el danzón. 

En otra ocasión, intentamos con esta idea de compartir el danzón en un viaje a San Antonio, TX, pero esto, se los contaré en un artículo venidero. Para finalizar adjunto dos Enlaces en YouTube de dicho evento donde bailamos claudia y yo en el evento de Texas 

https://youtu.be/Ei9WSgfMnPY?si=GRMQ1DZFwdFc7QYN 

https://youtu.be/79xEKxhXZkU?si=vFJznqe1UKya1zXG


ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO DANZÓN Décima segunda parte

 Por Dr. Jorge de León Rivera, Cronista del danzón 

Extracto del Boletín Danzón Club No. 171 (Mayo, 2024)

Y llegó el Danzón cantado Al analizar la evolución del danzón cubano en el periodo de 1900 a 1950, delimitaré dos etapas, la primera hasta finales de los años 20, se caracteriza esencialmente, por la asimilación de elementos soneros, la sustitución de la orquesta típica por la charanga francesa, el surgimiento del danzonete. El inicio de la segunda etapa está marcado por la aparición del danzón cantado, a partir del danzonete durante la época del 30. 

Dora Leana Torres “mantuvo los caracteres técnico expresivos fundamentales plateados en el danzonete”, sin embargo, lleva a su clima la importancia del cantante, al cual queda subordinada la orquesta, y no se estructura en la misma a forma que el danzonete, pues su rasgo principal consistió en llevar al contexto danzonero la parte cantada de diversos géneros de la música popular cubana, la guajira, el bolero y la guaracha. 

Torres igual menciona algunas importantes agrupaciones y solistas que se destacaron en la interpretación de este género, como el legendario Barbarito Diez, quien llegaría a los años sesenta con una voz definitoria, junto a la orquesta de Antonio María Romeu, la orquesta de Cheo Belén, Puig con Pablo Quevedo y la Orquestra Gris con Fernando Collazo, continua diciendo Torres “el danzón utilizó al cantante como vía de su preservación, de ahí que todas las charangas, incluyeran al cantante dentro de su conformación”. 

La forma del danzón cantando consistía usualmente en una primera sección instrumental, una sección cantada, el retorno a la primera sección y después un montuno ABAC, en ocasiones, debido a la necesidad de acortar el tiempo en las grabaciones se reducía a tres secciones ABC. El principal aporte del danzón cantado fue ofrecer cierta estabilidad al género que parecía agotado. Lo efímero del danzón cantado se pone de manifiesto a finales de la década de los 30, con la muerte de Pablo Quevedo en 1936, y de Fernando Collazo en 1939. 

Continuará

INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

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