Recibido el 19 de Diciembre de 2008.
Los Diputados de la LV legislatura......fieles a las tradiciones
Las tradiciones de los pueblos son el alma de los mismos ya que reflejan la memoria, son la esencia de las raíces, y nuestro México es una clara muestra de cómo los habitantes defendemos lo que consideramos que nos caracteriza y nos hace diferentes de los demás pueblos de la tierra, y así nuestros señores legisladores nos ponen el ejemplo de cómo se deben de guardar y atesorar estas tradiciones, que para nuestro sentir, son las más hermosas del año, ya que están impregnadas de amor, de manifestaciones de cariño, de regalos.
Para contextualizar estas líneas debo de referirme, específicamente a como los diputados locales, han hecho tradición el auto premiarse con el miserable BONO NAVIDEÑO, que como cada año se otorgan, en esta ocasión por $300 000.00 (Trescientos mil pesos) en retribución de su arduo trabajo legislativo, por desgastarse día a día sus mentes brillantes para proponer diferentes beneficios para el pueblo que les concedió el poder, y como ya son tantos los beneficios que nos han otorgado, les cuesta un enorme trabajo el buscar que más nos falta para que pronto se nos declare constitucionalmente como los “Privilegiados Habitantes de un Mundo Feliz”, por el sorprendente parecido de nuestros niveles de calidad de vida a los que propone en su novela el escritor inglés Aldoux Huxley. Así que como corresponde a una tradición, esta debe de repetirse año con año, de esta forma queda establecido per omnia saecula seculorum el TELETON LEGISLATIVO.
Así que les pregunto, yo el ciudadano común, ¿Qué buscan estos diputados con estas acciones?, que por ser tan irritantes, se les puede considerar como actos terroristas, que lastiman, que hieren a un considerable número de ciudadanos en su dignidad de la misma forma que lastimaron físicamente a mujeres, niños y adultos, las granadas lanzadas entre la multitud reunida ese 15 de Septiembre en la ciudad de Morelia. Es por ello que los comparo con esos terroristas, pues sus actos son de verdadera rapiña, acentuada por su inminente partida de sus puestos.
¿Hasta cuando creen que podremos seguir soportando este sistema de castas?, en donde en la punta de la pirámide se encuentran todos estos funcionarios desvergonzados, que viven un tren de vida tan parecida a la de las monarquías, a la de los príncipes, que se ríen de la palabra CRÍSIS MUNDIAL, palabra con la que hemos vivido desde que nos integramos a el trabajo, las personas que dependemos de un salario, aún siendo profesionistas, puesto qué no hemos podido percibir nunca un sueldo, a pesar de haber tenido una preparación universitaria, mientras que el conglomerado estamos abajo, pisoteados y vilipendiados por tan altos personajes.
Ya el pasado año, el Sr. Doctor. en leyes y además eterno Diputado Marco Antonio León Hernández a quien para abreviar tantos títulos lo reconozco por El Chapulín Anaranjado, ya que se distingue por “defender” a los desvalidos, ofendiendo mi inteligencia declaró por televisión en una entrevista en el programa del noticiero matutino en donde participa ocasionalmente con el comentarista Andrés Estévez el año pasado que también causo controversia, en un alarde de cinismo, expresó, “que ese bono, él lo había cobrado desde el mes de Septiembre, y ya hasta se lo había gastado, y que es lo normal que se hace en todas las democracias del mundo”.
¡!!!!Vaya descaro de este Doctor en Leyes.¡¡¡¡¡¡¡¡
¿No habrá quien pare estos desmanes, estos actos de rapiña, este terrorismo legislativo? Por mi parte, les anticipo señores diputados de todos los partidos, que me plantaré por tiempo indefinido a las puertas de la Casa Mota, con una gran manta en que manifieste mi repudio por ello, y acometeré la tarea de convencer a la población para que con la firma de un considerable número de ciudadanos, establezcamos que en adelante los futuros diputados, deberán de ganar el salario mínimo vigente, así como las prestaciones correspondientes a cualquier persona que día a día sufre para poder llevar el pan a la casa.
Atentamente
C. Enrique Guerrero Rivera
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