HUELLAS EN MI VIDA
Por Alejandro Cornejo M.
Extracto del Boletín Danzón Club No. 176 (Octubre, 2024)
Hay huellas que no se borran
son tatuajes permanentes
que viven en nuestro ser
unidos a la existencia
como el calor al fuego;
cifrados que no escribí
pero por mi entendibles
en el tiempo y espacio.
¿Cómo nacieron? No sé
¿Voluntad de Dios? Tal vez,
¿Afán del Ángel Rebelde?
quizá; ¿o voluntad mía
guiada por el destino?
Todo, todo se ignora,
lo cierto es que están ahí
siempre alentándome
y enriqueciendo mi vida.
Llegaron con el otoño
optimista de mi vida;
endulzaron mis oídos,
mi cuerpo y el alma toda
con mágico frenesí;
venturoso inicio fue,
melodías y montunos
se hundieron en mi piel
en el alma y el cerebro;
y las damas elegantes
de fragancias fascinantes
se anotaron al registro
igual que las danzoneras
que con notas placenteras
a la vida dan sentido
porque siempre han tenido
el encanto de alegrar,
y con música endulzar
la existencia de sus fans
que han buscado prolongar
sus sonrisas al bailar.
Y… las pistas de salones
son complemento del goce;
luminarias de colores
y embrujos sin temores
despertando los amores
germinados del danzar.
Florilegios de poemas,
ramilletes de danzones
y recuerdos de salones,
de nereidas ataviadas
con encantos que cautivan,
son las huellas que en mi vida
han marcado mi existencia.
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