Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón”
Extracto del Boletín Danzón Club NO. 175 (Septiembre, 2024)
En los países caribeños hay una tremenda influencia africana en la cultura debida al tráfico masivo de esclavos que se dio en épocas pasadas de ese continente americano. Los esclavos trajeron consigo sus religiones indígenas de África central y occidental. Los esclavistas coloniales prohibieron la práctica de estas religiones politeístas, y les impusieron la "Palabra de Dios" cristiana, pero, los esclavos encontraron formas de seguir practicando sus religiones en secreto, mientras fingían obediencia a sus dueños. No es mi intención escribir toda una tesis académica sobre este tema, sino describir una experiencia que tuve con una de estas religiones.
Leo Rosen hablando con Elegguá (San Antonio de Padua),
en un concierto de música afrocubana en San Miguel de allende, GTO.
Ahora, me enfoco en Cuba. En los siglos XV al XIX donde los españoles trajeron una cantidad masiva de esclavos negros africanos a esa isla caribeña. Dichos esclavos pertenecían a la etnia Yoruba, de lo que ahora es el país de Nigeria, trayendo su religión nativa. En Cuba, tomó el nombre de lucumí, lo cual como ya se mencionó anteriormente les fueron prohibido realizar sus ritos lucumí. Con objeto de evitar castigos terribles, estos seguían practicando el lucumí en secreto, sincretizando sus deidades con los santos católicos. Así, parecían buenos cristianos a sus amos asistiendo a la misa y al catecismo. Por eso, el otro nombre de la religión lucumí es la "Santería",cuyos practicantes se les conoce como "Santeros". Esa gente no siente ningún conflicto entre el catolicismo y la santería.
En el lucumí o santería, hay ceremonias en las cuales una deidad, conocido como "orixa" en yoruba, invocada con oraciones puede descender del Mundo Divino y "montar" (poseer) el cuerpo y la voz de un creyente, de esta manera se puede conversar directamente con "Dios". En la ceremonia preparatoria un cantor y percusionistas especialmente iniciados actúan los cantos y toques de cada orixa. Si un orixa decide aparecer, el creyente cae en un trance y el "Dios" lo posee. Los celebrantes del rito lo llevan a un cuarto especial para vestirle en el atuendo del orixa indicado. Ahora, "Dios" está listo para presentarse ante a los fieles y hablar con ellos.
En el otoño de 2001, yo fui integrante de un grupo en México que fue a un congreso del gobierno cubano en La Habana. Por mi mala influencia, mi querido amigo, el C.P Horacio Zepeda Garay (QEPD) y yo nos separamos varias veces del grupo y del congreso para explorar mejor la ciudad. Aunque en la mayoría de las ceremonias de lucumí son secretas, dos amigos afrocubanos nos invitaron a una ceremonia pública, la cual consistía en un "tambor" al Centro Cultural Yoruba en La Habana Vieja. Antes de la ceremonia, platiqué con un joven gordito y muy blanco/güero de color muy plácido y agradable de personalidad. Me dijo que era músico y hablamos un poquito sobre esto, pero de repente, la música sacra empezó, los cantos y los toques de los orixas, y nos separamos.
En su turno, tocaron la música de Oyá, que representa a una orixa guerrera y fuerte, compañera y amante de Changó, vinculada con huracanes, dueña del cementerio y sincretizada con Nuestra Señora de la Candelaria. Un joven, mulato de color y “afeminado”, empezó a caer en trance. Sí, un o una orixa puede montarle a un devoto del sexo opuesto. Los acólitos lo llevaron a una antesala para vestirle en el atuendo "afro" de Oyá, entonces, salió para saludar a los fieles. El joven que habíamos visto ya "no estaba en casa", sino ahora apareció ante los fieles una mujer muy poderosa de carácter, ya hablándoles y abrazándoles en toda su gloria. Cuando su visita empezó a terminarse, los acólitos la regresaron a la antesala.
En ese "tambor", sólo una persona más estuvo montada por un orixa. Llegaron a la música de Aggayü. Este orixa es un gigante muy fuerte y belicoso, es guerrero y dueño de los ríos, y es necesario pagarle para cruzarlos. Es el padre de Changó, y es sincretizado con San Cristóbal, Santo Patrono de La Habana. Cerca del cantor ritual, alguien empezó a caer en trance. La muchedumbre abrió paso, y ¡los acólitos llevaban a mi joven amigo gordito y blanco, a la antesala! Fue una tremenda sorpresa para mí. Cuando salió de ese cuarto en su atuendo "afro", fue totalmente el gigante belicoso Aggayú. Mi nuevo amiguito no estaba presente en absoluto. Gritaba en algún lenguaje "afro", en voz de bajo profundo. Aggayú tiene un aspecto muy protector. Pedía dinero de alguna gente para dárselo a otra gente. Con los dedos, tomaba sudor de la frente para ponérselo a la frente de un fiel, un gesto de sanación. También, abrazaba muy fuertemente a los fieles en un gesto de protección.
Yo no pude controlarme y me puse directamente en el camino de Aggayú. Sólo vi a Aggayú, y me reconoció a su manera. Así, me abrazó con tanta fuerza hasta casi lastimarme las costillas. Yo ni podía hablar ni preguntarle nada, sólo pude aceptar y agradecer su gesto divino de puro amor. Los adeptos saben cuándo los orixas van a "desmontarse" de sus "caballos". La muchedumbre abrió paso para que mi amigo gordito güero regresara a la antesala y a su acostumbrada forma terrestre de ser humano. Yo quería ver esta transformación, pero no se permitía entrar en el “sanctum sanctorum”. Así, yo jamás vi otra vez a mi nuevo amigo.
¡Maferefún Aggayú!
Como información adicional, dejo estos dos enlaces del portal YOUTUBE:
Aggayu I – Abbilona. Cantos Yoruba
https://youtu.be/rdezs41tcas?si=AbbWYxDgd_bfuq3r
Oya I – Abbilona. Cantos Yoruba
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