BIENVENIDOS A SU DANZOTECA 5

Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

lunes, 25 de noviembre de 2024

MEXICANOS EN NEW ORLEANS

 MEXICANOS EN NEW ORLEANS

Por Leonardo Rosen

Extracto del Boletín Danzón Club No. 177 (Noviembre, 2024)

La doctora Claudia Llanas Puente y yo, decidimos viajar otra vez a la famosa ciudad de Nueva Orleans, Louisiana, EeUu, la cuna del jazz y un gran paraíso gastronómico. Habíamos visitado varias veces a la "Crescent City" ("Ciudad Creciente", por la curva lunar del Río Mississippi al pasar por la ciudad), pero, esta vez les invitamos a la hermana y al cuñado de Claudia, Mónica Llanas y Horacio Medina, para viajar con nosotros. Fue su primera vez, y fuimos sus guías durante una semana.

Comenzamos con un recorrido en camión urbano. Claudia y sus parientes son de la CDMX y yo soy de NYC. Observamos que, haciendo una comparación entre nuestras ciudades natales, Nueva Orleans es mucho más pequeña, pues, en dos horas y media vimos varios distritos de las diferentes clases socioeconómicas de este lugar, y no sólo los lujosos. Paramos en el muy hermoso City Park, para tomar café y beignet (un panecito dulce cubierto con azúcar) en una sucursal del Café du Monde. New Orleans fue colonia de Francia, colonia de España y colonia de Francia otra vez, antes de ser comprada por Eu Uu, por eso, se ven muchos nombres franceses y algunos españoles. Paramos también en el Saint Louis Cemetery #3 (panteón). Nuestra guía nos explicó por qué enterraban a los difuntos sobre o arriba de la tierra y no por abajo y estp se debe a que la ciudad está por debajo del nivel del mar. No querían que los restos flotaran a todos lados durante las muy frecuentes inundaciones. La Guia también nos explicó porque las inundaciones del Huracán Katrina fueron horriblemente devastadoras, una historia muy trágica.

Al siguiente día, fuimos al famoso Aquario Audubon y cruzamos el Río Mississippi en barco "ferry" a la ciudad pequeña de Algiers. Ya que no hay cuerpos grandes de agua rodeando la CDMX, los dos novatos de nuestro cuarteto, oriundos de esa ciudad, estaban muy impresionados con "The Big Muddy" ("El Gran Barroso", el apodo del Mississippi). Regresamos por el "ferry" a New Orleans, y fuimos al bar y club de música DBA, situado en el barrio Marigny para escuchar a nuestro amigo, el gran maestro Benny Jones y su famosa Treme Brass Band (Banda de Metales Treme). Son los verdaderos guardianes de la tradición musical de esta ciudad.

Todo el tercer día tuvimos un trastorno, teníamos planeada una visita al prestigioso Ogden Museum of Southern Art (Museo Ogden de Arte Sureño). Yo le había llamado anteriormente, pero no se me había dicho que el museo no se abriría ese día por un evento especial, por lo que en balde llegamos al Museo, ni modo, fue un pretexto para una buena comida. Caminamos al café, Cochon Butcher (Puerco Carnicero), que sirve el mejor sándwich "muffaletta" de New Orleans. Es la aportación de la comunidad italiana y consiste en embutidos y quesos italianos con un aderezo de ensalada de aceituna, en un pan italiano muy especial y excelente que se llama muffaletta. Este sándwich es muy grande, ideal para compartirlo entre dos personas. ¡Yom.yom! Esa noche vimos un desfile muy colorido y ruidoso en anticipación de Halloween. Hubo muchas agrupaciones en disfraces de todo tipo, bandas de metal con batuteras y carrosas alegóricas con gente disfrazada tirando dulces y collares a las muchedumbres a lo largo de la ruta, todo muy alegre, especialmente para los niños.


Commander's Palace Restaurant

El próximo día, domingo, fuimos a uno de los restaurantes más famosos de New Orleans, el Commander's Palace (El Palacio del Comandante) en el Garden District (Distrito de Jardines). Ni hablar, fue excelente con platos como codorniz asada y tamales de camarón, pero diferentes a los mexicanos. A mis compañeros de viaje, este restaurant les encantó, pero no a mí. Es excelente, sí, pero ya que es de lujo, no me sentí cómodo. Después, damos un paseo en el Garden Distict. Las viejas mansiones grandes con sus elegantes jardines son muy hermosas e impresionantes. Más tarde antes de retirarnos a nuestro hotel en el centro, disfrutamos una cena ligera muy buena de pollo frito y jambalaya (parecido a paella española o arroz a la tumbada veracruzana) en el restaurant, Mother´s, que brinda la cocina casera al estilo creole/southern (criollo/sureño).

El lunes, caminamos en el muy conocido French Quarter (Barrio Francés) y fuimos de compras en el French Market (Mercado Francés), que, en la época colonial, fue el mercado (¿tiánguis?) en el cual los blancos, los esclavos negros, la gente libre de color y los indígenas se unieron para vender y comprar sus productos y aún existe siendo muy popular. Nosotros compramos bastante en el French Market. De noche, abordamos al "riverboat" ("barco del río"), Creole Queen (Reina Criolla), para su crucero con cena y música jazz en vivo sobre el Río Mississippi. Así, cenamos una cena buffet criolla y sureña, y después subimos a la cubierta para mirar el río con sus hermosas luces en la oscuridad. "Creole Queen" es una réplica de los "riverboats" del siglo XIX, que se ven en muchas películas. Nuestros dos compañeros novatos se enamoraron por completo del magnífico Río Mississippi esa noche.

En nuestro último día en New Orleans, dimos otro paseo en el French Quarter, y las dos damas de nuestro cuarteto regresaron al French Market para comprar más. Yo aproveché la oportunidad de separarme del grupo para visitar el Museo del Jazz, que se ubica cerca del French Market y al borde del French Quarter. Ese museo muestra toda la historia del jazz desde sus orígenes después de la Guerra Civil (1861-1865), con mezclas de marchas militares y síncopas africanas hasta los tiempos modernos, con una exhibición especial de Louis Armstrong, trompetista, cantante, director de orquesta, que según muchos "fans" y expertos, el músico de jazz más importante del siglo XX. También hay exhibiciones de otros géneros de la música tales com "Rhythm & Blues" y "Rock & Roll". Para mí, fue un momento especial mirar de cerca el gran piano de "Fats" Domino, uno de los grandes pioneros del "Rock & Roll" y, fue una de las más queridas estrellas de todos los tiempos, además un símbolo cultural de New Orleans.

Ese día también fue mi cumpleaños y mi querida Claudia nos invitó a una cena magnífica en el Cochon (Puerco en español), el restaurant hermano del café, Cochon Butcher, ya mencionado. No describiré todos los platos deliciosos que cenamos, sólo dos. Mónica, la hermana de Claudia, pidió alligator meat (carne de lagarto), empanizada en una salsa cremosa. La probé y fue muy sabrosa. Claudia no quiso probarla, por ser carne de reptil. Yo ordené un plato de puerco asado con una salsa "gravy" y collard greens (hojas de acelgas). Ordenamos también macaroni y queso. Todo fue muy rico y sabroso, muy representante de las cocinas creole, cajun y southern. Se lo agradezco a mi Claudia.

No puedo describir aquí todo lo que vimos e hicimos en New Orleans, sin embargo, espero haberles dado un poco del sabor de esta ciudad muy importante culturalmente y muy diferente a las otras ciudades de EeUu. ¡Soy de Nueva York, pero les confieso que New Orleans es mi ciudad favorita en mi país natal!

DANZÓN GENEROSO

 DANZÓN GENEROSO

Por Alejandro Cornejo Mérida

Extracto del Boletín Danzón Club No. 177 (Noviembre, 2024)


Por noble y por valioso

que a ese ritmo canonicen

así las voces lo dicen

refiriénsose al coloso,

ese danzón milagroso

que alivia muchos males

si lo tocan los timbales

clarinete y saxofón

pues alegra el corazón,

y engrandece a los mortales.


Por bello y por sabroso

como el dulce de turrón

yo considero al danzón

un tónico generoso

que no resulta costoso;

te alivia con rapidez

del insomnio y del estrés,

y su fuerza soberana

es mejor que la damiana

y combate la vejez.


Más tierno que una rosa

y dulce como la miel,

alegra el alma y la piel,

delicada mariposa

que en el corazón se posa;

en él no crece la ira

y por eso se le admira;

noble es su envestidura

muchos males nos cura

es una huerta florida.

Las trampas del “acoplamiento”

 Las trampas del “acoplamiento”

Por Maru Ayala

Extracto del Boletín Danzón Club No, 177 (Noviembre, 2024)

En diferentes ocasiones he escuchado a gente decir: “Quiero bailar con esa persona porque con él/ella me acoplo muy padre”. Me llama la atención que en muchas ocasiones los bailadores(as) usan el término “acoplar” de manera incorrecta, o incluso, de manera tramposa.

La primera vez que hice conciencia de esto fue en un baile allá por el 2005. Yo tenía una compañera alta, delgada, bonita, y muy buena danzonera. Estábamos sentadas en una mesa con nuestro grupo y en eso llega un danzonero conocido de nosotros y la saca a bailar. Él tenía un baile cadencioso pero sus recursos eran limitados, solo hacía unos cuantos pasos... eso sí, los pocos pasos que hacía los marcaba con mucha seguridad y precisión y le ponía mucha, mucha actitud. Este personaje gustaba de sacar a bailar a buenas danzoneras y se ponía a bailar frente a las mesas de pista de sus amigos para que le echaran porras.

Yo había bailado con él algunas ocasiones y me di cuenta que, aunque él tenía cierto nivel de coordinación y conducción, a la hora de querer salirse de los pasitos que ya tenía bien ensayados, perdía la coordinación o se salía de música y no tenía la capacidad de volver con facilidad. Una mujer que perciba el baile como una forma de compartir y no de competir y que tenga cierta seguridad en el baile, puede superar esta situación sin problemas.

En varias ocasiones desde mi rol de seguidor le ayudé a “parchar” y sobrellevar sus fallas y seguimos bailando como si nada hubiera pasado. Estoy segura de que mi amiga también hizo eso en innumerables ocasiones con esta personita. Eso no me incomodaba, lo que me caía mal era que yo lo vi varias veces bailar con otras mujeres y cuando ellas tenían un errorcito, él evidenciaba su equivocación; se tomaba el tiempo de hacer que las personas que lo estaban mirando se dieran cuenta que la chica se había equivocado y dejaba de bailar para corregirla ahí en la pista. Me parecía de muy mal gusto.

Volviendo a mi amiga y a la noche de baile del 2005; pasó mucho rato y mi amiga no volvía a la mesa, a mí se me hacía raro porque nosotras teníamos la costumbre de solo bailar un danzón con quien nos sacara a bailar. Yo la buscaba entre la multitud de gente bailando hasta que la encontré. Ahí estaba ella buscándome con la mirada. Me hacía señas de que ya no quería bailar, pero el hombre no la soltaba. Ella amablemente ya le había dicho varias veces que quería sentarse y él le insistía en bailar una más. Nunca le soltó su mano, de manera que más que pedirle bailar, la tenía algo así como secuestrada en la pista de baile. Finalmente terminó la tanda (que consta como de 7 danzones) y ella logró zafarse. Regresó a la mesa frustrada y descompuesta de la impotencia.

En aquella ocasión yo hice algo que ahora no haría (creo). Fui a buscar a esta persona y le dije amablemente, pero con indignación, que consideraba de mala educación su forma de actuar. Le dije: Si ella te está pidiendo sentarse, significa que ya no quiere bailar contigo, acepta su negativa y déjala que se vaya. ¿Saben qué me respondió? Es que casi nunca la veo y me encanta bailar con ella porque NOS ACOPLAMOS MUY PADRE.

Ahí me di cuenta de que cuando decimos o creemos que nos acoplamos muy padre con alguien lo que verdaderamente puede estar pasando es que podemos estar cubriendo las deficiencias que no hemos podido superar a nivel personal.

En el caso específico del “secuestrador” de mi amiga, estoy hablando de un caso extremo, en donde ella estaba como la gatita de las caricaturas de la Warner Bros. que permanentemente intenta escabullirse del zorrillito enamoradizo (Pepe Le Pew). Cualquier bailador puede haber caído en esta situación sin darse cuenta. Hasta cierto punto creo que puede ser parte de nuestro crecimiento como bailadores, como personas, como seres humanos en desarrollo (quiero pensar).

Quiero proponer que tengamos cuidado cada vez que pensemos que “nos acoplamos muy padre” con alguien. Sugiero que en estos casos nos cuestionemos si ¿ese alguien siente el mismo nivel de satisfacción al bailar con nosotros? Porque al decir “NOS acoplamos” estamos infiriendo que los dos nos sentimos igual.

En clase muchas veces me han dicho: Maestra póngame a bailar con fulanito o menganita en la coreografía “porque nos acoplamos muy padre”. Lo chistoso es que ha pasado que varias personas se me acercan para hacerme la misma petición. Curiosamente siempre hay bailadores(as) con los que todo mundo se siente “bien acoplado”. ¿les suena familiar esta situación?

Lo que sucede cuando se forma una pareja de un bailador experimentado con alguien que está en su proceso de aprendizaje, no es acoplamiento, es que uno lleva al otro y le hace sentir cómodo y realizado. Esa maravillosa capacidad la podemos tener todos, si TODOS; es cuestión de disciplina, amor por la danza y un poco de tiempo. Encontremos la belleza de disfrutar nuestro proceso y comprometernos con nuestros caminos. ¡Creo que es muy válido y entiendo el disfrute de bailar con personas que tengan capacidades superiores a las nuestras, es delicioso! pero no podemos volvernos dependientes de ello. Así como no es bueno encariñarse de nada que no nos pertenezca. Podemos disfrutar y agradecer el momento de compartir nuestro danzón con un bailador(a) experimentado(a) pero lo ideal es que trabajemos y disfrutemos lo que es nuestro, disfrutar cada momento, no pretender correr antes que caminar.

Yo recuerdo con ternura cuando meneaba la cabeza al bailar, cuando no podía abrir y cerrar el abanico, cuando los zapatos de tacón alto me causaban inestabilidad, cuando pensaba que estaba bailando increíble y mis maestros me corregían cosas que no alcanzaba a identificar, o cuando vuelvo a ver videos de mis primeras muestras en la que mi postura me causa una mezcla de pena y cariño. ¡Todo eso es lindo! ¿Por qué no disfrutar el no poder ahora?, sin ello no podríamos saborear el dulce sabor de tener un pequeño logro, y luego otro, y luego otro. ¿Por qué querer ser algo que no somos?

Obviamente nuestro cuerpo va a reconocer inmediatamente el baile claro y fluido de alguien más experimentado, pero no es bueno “engolosinarnos” y desearlo a toda costa. Si esto nos pasa, valdría la pena reflexionar en temas como: ¿Para qué estoy bailando?, ¿Estoy dispuesto a que mi gusto por el baile dependa de que esté con esa persona?, ¿el baile me hace feliz?

El danzón es un mundo maravilloso y nuestro baile siempre saca a relucir los aspectos que podemos trabajar dentro y fuera de las pistas de baile. ¡Bendito danzón!

Nota: este artículo fue publicado en la página de Facebook “Revista de Danzón Primer Montuno” de Jacobo Salazar, quién nos autorizó reproducirlo. También la autora del artículo, Maru Ayala nos otorgó amablemente el permiso para publicarlo en este boletín, DANZÓN CLUB.

JUVENTINO ROSAS Y SUS “FLORES DE ROMANA” - OTRO ENFOQUE

 JUVENTINO ROSAS Y SUS “FLORES DE ROMANA”

OTRO ENFOQUE

Octubre de 2024

Por Luis Pérez “Simpson”

Extracto del Boletín Danzón Club No. 177 (Noviembre, 2024)

Se ha difundido, sobre todo en el medio del danzón, la idea que la pieza “Flores de Romana” de la autoría del músico mexicano, violinista y director de orquesta, José Juventino Policarpo Rosas Cadenas (25 de enero de 1868 santa cruz, Guanajuato, México- fallece el 9 de julio de 1894 en Surgidero de Batabanó, Mayabeque, Cuba) es el primer danzón escrito por un compositor mexicano, sin embargo, hay ciertas consideraciones que pudieran poner en duda esta idea, veamos:

En las biografías sobre Juventino Rosas nunca aparece que fuera un compositor de danzones, más bien, sus composiciones pertenecen a otros géneros musicales de la época, tales como: valses, polcas, mazurcas, chotisches y danzas. Precisamente en la clasificación de sus danzas aparece “Flores de Romana” junto con otras danzas como: “A Lupe”, “En el Casino”, “Juanita”, “No me acuerdo”, “¿Y para qué?” y “¡Que bueno!”

Otro punto a destacar es el hecho de que “Flores de Romana” fue compuesta en 1893 y su interpretación fue parte de la sobresaliente intervención de Juventino Rosas en la Exposición Universal celebrada en Chicago en ese mismo año.

Es justo precisar que, en 1993, el Danzón (según creación de Miguel Failde en la década de 1970) ya tenía 14 años de existencia con una estructura musical bien definida, que no corresponde a la estructura musical de “Flores de Romana” que ejecutó Juventino Rosas en Chicago en 1893.


Flores de Romana. Danzón para piano por Juventino Rosas. Edición especial para la “Columbus Exposition in Chicago 1893.

Y aquí viene lo importante:

Aunque, la pieza del título se llama “danzón”, formal y rítmicamente es más bien una “Danza Habanera”.

Para ejemplificar, aquí les presento una versión apegada a la partitura original de “Flores de Romana” interpretada por Michel Vega:

https://www.youtube.com/watch?v=YDLDahMeZqg

Claro, que no faltará quien que afirme que esto es un “danzón” y, es muy respetable su opinión, pero, sin afán de polemizar, les recuerdo que la estructura musical del Danzón creada por el músico matancero Miguel Failde a finales de la década de 1870 consta de: una introducción (4 compases) y Paseo (4 compases), los cuales se repiten para luego ser seguidos por una melodía de 16 compases. La Introducción y Paseo se repiten de nuevo antes de tocar una segunda melodía. Su célula rítmica es el “cinquillo cubano” y su tempo musical es de por cuatro, siendo el mismo que utilizó Juventino Rosas, pero, también en este tempo musical se han escrito danzas, contradanzas y oytros géneros musicales.

Pero, oh sorpresa, tuvo que pasar más de un siglo para que “Flores de Romana” la “convirtieran” ahora sí en un danzón, claro, ya con la estructura musical “Urfeliana” de 1910 (la preferida de los grupos y profesores de danzón escolar).

Sí, aunque parezca extraño, en pleno siglo XXI tenemos el “estreno” el danzón Flores de Romana interpretado por varias Danzoneras mexicanas. en este “arreglo musical” (ninguna ciencia), le agregaron los estribillos (introducción y paseo) antecesores de cada melodía y por supuesto, no podía faltar la inclusión del “indispensable montuno” (que no es montuno) y que, en este caso específico, tomaron parte de la melodía original, pero aumentándole las RPM, es decir para que suene más “revolucionada” a un tiempo musical de 4/4. En mi opinión hubieran hecho esta adaptación al danzón utilizando la estructura musical de Miguel Failde que corresponde a la época en que se escribió “Flores de Romana”, pero, como esta estructura original y pura no tiene “Montuno”, pues simplemente ya no tendría ningún atractivo para el montaje de las “coreografías gruperas”.

Esta “versión moderna” de Flores de Romana, la pueden encontrar en el portal de YouTube interpretada por las Danzoneras: SierraMadre, Danzonera Digital, Danzonera de Felipe Urban, Danzonera Nuevos Aires del danzón y quizá otras.

Conclusiva:

Si realmente la partitura original de “Flores de Romana” fuera un danzón, entonces, ¿qué necesidad había de modificarlo y decir que esta adaptación es el primer danzón escrito por un músico mexicano? Esto, realmente confunde a la gente, ya que la versión “moderna” que ejecutan las Danzoneras, no corresponde al formato musical que escribió el gran compositor mexicano Juventino Rosas.

Hay que aclarar, que no todas las partituras que digan “danzón”, son musicalmente danzones, por dar un ejemplo inmediato, tenemos el “danzón” titulado, “Danzón Cubano” de Aaron Copland y, hay muchos otros que ni vale la pena mencionar.

Bibliografía

Juventino Rosas. Notas nuevas sobre su vida, Jesús Rodríguez Frausto.

Los días cubanos de Juventino Rosas, Hugo Barreiro Lastra.

"Juventino Rosas Cadenas. Síntesis Biográfica", Víctor Manuel García Flores.

Portal Ecured,

Portal Wikipedia.

Portal Cultura Cubana.

SALONES DE BAILE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

 SALONES DE BAILE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

Por Antropóloga: María de Jesús Real García Figueroa

Cronista de la Delegación Benito Juárez.

Extracto del Boletín Danzón Club No. 177 (Noviembre, 2024)

Los Salones de Baile: California Dancing Club

Desde finales del siglo XVIII y durante el XIX en los espacios urbanos vinculados al espectáculo, se muestran las reglas sociales practicadas por los ciudadanos en lugares públicos asignados para recreo.

La historia de los salones de baile, la teatralización en la ciudad, de los sitios de prostitución y de los espacios públicos nocturnos, aborda algunos de los microcosmos que conformaban la cotidianeidad urbana. En contraste el trabajo sobre el hogar, como edificación del ámbito público, apunta a la construcción de la intimidad como síntoma de la reafirmación de la ciudad moderna.

La ciudad aquí se muestra desde las pequeñas sociabilidades dadas entre los habitantes y desde las reglas exigidas para participar en los teatros, en los carnavales, los bailes, etc. Las investigaciones tienen en común varios puntos: el primero es la preocupación por presentar la separación de los grupos sociales, a la que tanto énfasis dieron los escritores de los siglos pasados: esto nos muestra el nacimiento de una ciudad funcional en la que sus espacios de diversión, habitación o trabajo la diferenciaron por zonas. De aquí se deriva un segundo punto que corre a lo largo de todos los trabajos y tiene que ver con ese discurso insistente que califica de inmorales, inadecuadas, las prácticas de la gente de los suburbios o que define al pobre como delincuente, esto último, nos ubica en esa vieja reflexión que hizo Louis Chevalier sobre las clases pobres como clases peligrosas. Tanto como para el teatro como para los cafés, carnavales o bailes, se habla de esa diferenciación del espacio y de los grupos sociales.

Una segunda idea que sugieren los trabajos es que los lazos de sociabilidad inherentes a cada uno de los sitios investigados permite pensarlos como embrionarios. Sin duda estoy retomando la idea de que la opinión pública se gestó en los cafés y en los bares para el caso de Francia, y para México en las pulquerías, en los teatros, las plazas o los carnavales. Sobre todo, hacia el siglo XIX éstos fueron considerados como amenaza, puesto que suscitaban la crítica a los gobiernos y eran vistos como sitios en que se fermentaban ideas adversas. Un tercer punto, que está presente a lo largo de los trabajos, es la idea de continuidad del mundo tradicional ¿Hasta cuándo se promulgó eso que muy cómodamente hemos denominado mundo tradicional?

La pregunta tiene relevancia aquí, en tanto la metamorfosis de la ciudad se vincula directamente con las prácticas culturales de su población. Nuevamente aparece la pregunta de hasta dónde las reformas borbónicas, con su innovador proyecto urbano alcanzaron a moldear nuevas prácticas entre los habitantes.

La continuidad del mundo tradicional hasta el Porfiriato se insinúa en el trabajo de Enrique Ayala. De modo que la cuestión es sobre cuáles fueron los alcances y los límites del proyecto ilustrado que inicio el desmantelamiento de una ciudad plenamente organizada en corporaciones hasta las primeras décadas del siglo XIX.

Lo anterior nos lleva a la continuidad del Antiguo Régimen. Lo que durante el siglo XIX se cuestionaba de esa transformación urbana no era tanto la fe, sino todo lo que tuviera que ver con manifestaciones colectivas y sociabilidades corporativas, que resultaban amenazantes. La idea era que las manifestaciones colectivas se individualizaran, que los regulares se encerraran y que el clero secular se dejara de tener tanto peso en la naciente opinión pública. En este sentido los autores del XIX estaban llenos de paradojas: por un lado, criticaban la inversión de papeles que se daba en los carnavales, pero por el otro extrañaban tales festejos. Hablan de pérdida, pero al mismo tiempo critican el desorden moral que provocan en la ciudad: borracheras interminables que se prolongan durante tres días, dejar de ir a trabajar, además de que se les junta con el festejo de su santo patrón. Terminar con las corporaciones, con la lógica religiosa que reinaba en la ciudad, requería de una crítica voraz a todo lo relacionado con la religiosidad popular, que era vista como sinónimo de ignorancia, superstición y añejas prácticas religiosas.

Al prohibir los festejos y las reuniones callejeras se pretendía limitar la posibilidad de que existiesen espacios de opinión pública, pero, sobre todo, que los lazos de sociabilidad coloniales se transmutaran. Por ello, una de las puertas que quedaba era controlar la calle y los inmemoriales lazos de parentesco, compadrazgo, lealtad, vecindad, etc., que hacían invulnerables los lugares en que habitaban los marginados. Esa manera de habitar fue vista como límite al movimiento en todas en sus versiones, económicas, morales y sociales. Por ello, la táctica para terminar con las antiguas sociabilidades, con ese lugar colectivo, compartido de los barrios que conformaban a la ciudad, fue calificar sus prácticas. Así, las críticas se concentraban en contra de los lazos que se tejieron por casi tres siglos entre vecinos feligreses y almas de la ciudad, y que impedían controlar a sus habitantes. Los carnavales, las tabernas, los corrales de comedia, los teatros, los prostíbulos improvisados o la vida nocturna que aquí se presentan, son la punta del iceberg de aquella resignificación que tomo más de cien años en asentarse.

EL PALACIO DEL BAILE EN MÉXICO, EN EL BARRIO DE SAN SIMÓN TICUMAC (PORTALES).

En lo que ahora conocemos como el Palacio del baile en México, El California Dancing Club. Era el antiguo cine Bretaña, mismo nombre que llevaba la parada del tren eléctrico que corría por la calzada de Tlalpan.

Concurría gente humilde, cobraban 30 centavos la entrada, la función del miércoles tenía la modalidad de dos por uno.

En el barrio de San Simón "Para nosotros tiene un valor de un testimonio humilde, es verdad, irrecusable, de la yuxtaposición de dos culturas; La Indígena y La Española." Arturo Sotomayor.

Inaugurado en 1954 el salón, abrió sus puertas siendo su dueño Don Ramón Cesar.

También ha sido conocido como "El Califas "el caliente ò el caliche, la imagen del lugar es un califa de medio oriente, ataviado con un turbante.

Según el Prof. (1) Jesús Flores Escalante cronista de radio y culturas populares, desde su fundación es "Para la población urbana, un paliativo emocional y vivencial"...Misma que dentro del salón, se ubica exclusivamente en los pasillos laterales.

El centro del salón pista y cercanía del foro la retomaron y la conservan los mejores bailadores...

Instalado en la calzada de Tlalpan cerca del metro Portales. El California a formado parte de la cultura popular mexicana relacionado con dicha colonia, temática desarrollada en novelas y múltiples ensayos de José Agustín, José Joaquín Blanco e Ignacio Solares. Se entretejen la aparición y la transformación de los lugares destinados para el baile de pareja, con aspectos fundamentales del desarrollo urbano de la ciudad de México desde la época colonial y el siglo XIX.

Los bailes de pareja se interpretan como su nombre lo indica de pareja, Los bailes de salón, constituyen un género Dancístico ideado, desde su origen, para ser interpretado en un espacio arquitectónicamente determinado, remontándose a la Europa renacentista, donde los palacios albergaban amplios salones de baile.

Teniendo dos herencias la colonial peninsular y la de los negros y las castas.

Los fandangos o saraos se efectuaban en fiestas privadas y las públicas, las civiles y religiosas en tabernas, pulquerías y tepacherías.

El Danzón se distribuye entre las parejas y los nativos de ese otro país que es el pasado o más bien, de ese otro país que es la incapacidad de sentirse habitando; que no ceden a la moda ni abandonan sus propios atavíos, solo se apretujan, mientras la luz difusa de la remembranza se adueña de la sala y se baila el Danzón como si se acometiera un vals en un museo.

Podemos apreciar los lunes, sonrientes parejas ingresar elegantemente ataviadas, ella de vestido largo alguno va más allá al lucir un vistoso traje con cadenas colgando de la cintura y una pluma adornando su sombrero recordando al inigualable Tin Tan (su clásico atuendo pachuco)

Es conocido también por la catedral del baile porque ahora se pueden apreciar otros géneros más contemporáneos: pasito Duranguense, ritmos gruperos, etc. Sobre todo, prevalece un ambiente Familiar: La finalidad es bailar y disfrutar los ritmos de todas las épocas.

"Se entrecruzan las clases desde la popular, hasta la gente bien" Mariana De La Cruz.

Su propietaria no ha dejado que esta tradición, tan añeja, citadina se pierda Vengan.

El recientemente fallecido cronista y vecino el maestro Carlos Monsiváis asiduo al salón ha expresado "Un sitio pacifico donde (aproximadamente) 200 parejas por noche, se agitan respetuosamente, se divierten con moderación Voyerista nota infrecuentemente, acostumbrado a que el regocijo que no se pregona no existe, le resulta enigmática, producto de esa calma gozosa que ha ido sobrepoblando este país, en los 50's se podía bailar con Mariano Merceron, Arturo Núñez, Acerina, Lupe López, Alejandro Cardona, José Casquera las mejores danzoneras del momento y las grandes Orquestas de Luis Arcaraz, Juan García Esquivel, Orquesta Carlos Campos y la Sonora Santanera a los 60's".


Bibliografía:

1- Flores y Escalante Jesús Salón México, Historia Documental y Grafica del Danzón en México. Asociación Mexicana de Estudios Fonográficos A.C. Pág. 317 México marzo 1993.

2-Aguirre Carlos, Dávalos Marcela, Amparo Ron, los espacios públicos de la ciudad siglo XVII Y XIX casa Juan Pablos, Instituto de cultura de la Ciudad de México, 2002.

NOTA IMPORTANTE: Este artículo se tomó del libro, “Memoria 2016. Congreso Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas. Ciudad de México 2016. PATRIMONIO CULTURAL EN RIESGO” y con la autorización de la Antropóloga, María de Jesús Real García Figueroa.

HUELLAS EN MI VIDA

 HUELLAS EN MI VIDA

Por Alejandro Cornejo M.

Extracto del Boletín Danzón Club No. 176 (Octubre, 2024)


Hay huellas que no se borran

son tatuajes permanentes

que viven en nuestro ser

unidos a la existencia

como el calor al fuego;

cifrados que no escribí

pero por mi entendibles

en el tiempo y espacio.


¿Cómo nacieron? No sé

¿Voluntad de Dios? Tal vez,

¿Afán del Ángel Rebelde?

quizá; ¿o voluntad mía

guiada por el destino?

Todo, todo se ignora,

lo cierto es que están ahí

siempre alentándome

y enriqueciendo mi vida.


Llegaron con el otoño

optimista de mi vida;

endulzaron mis oídos,

mi cuerpo y el alma toda

con mágico frenesí;

venturoso inicio fue,

melodías y montunos

se hundieron en mi piel

en el alma y el cerebro;

y las damas elegantes

de fragancias fascinantes

se anotaron al registro

igual que las danzoneras

que con notas placenteras

a la vida dan sentido

porque siempre han tenido

el encanto de alegrar,

y con música endulzar

la existencia de sus fans

que han buscado prolongar

sus sonrisas al bailar.


Y… las pistas de salones

son complemento del goce;

luminarias de colores

y embrujos sin temores

despertando los amores

germinados del danzar.


Florilegios de poemas,

ramilletes de danzones

y recuerdos de salones,

de nereidas ataviadas

con encantos que cautivan,

son las huellas que en mi vida

han marcado mi existencia.

EL DANZÓN DE DON MEFI

 EL DANZÓN DE DON MEFI

Por Leonardo Rosen “El Brujo del Danzón”

Extracto del Boletín Danzón Club NO. 176 (Octubre, 2024)

Tal vez algunos de ustedes recuerden mi relato sobre el contacto que tuve con Fausto Morales en el puerto de Veracruz. Fue un bailador muy malo del danzón que hizo un contrato con Mefistófeles (el Diablo), para convertirse en el mejor danzonero, y lo fue, por lo menos en Veracruz. Don Fausto falleció hace pocos años, y no sé si cumplió con su contrato para servirle al Demonio toda la Eternidad, o si se arrepintió para ir al Cielo. ¿Creo lo que Fausto me dijo? “No soy religioso ni supersticioso, pero estoy abierto a toda posibilidad”.

Por las exigencias de mi trabajo profesional, tuve que radicarme recientemente de Veracruz a la CDMX. Siendo aficionado del danzón, me puse en ese ámbito en esta ciudad, bailando en los sitios conocidos: Salón Los Ángeles, La Maraka, El Gran Forum, etcétera, y por supuesto, los sábados a la Ciudadela con su Plaza del Danzón. Soy viejo soltero (divorciado, realmente), y con la carencia de hombres en el danzón, siempre hay damas que quieren bailar conmigo. Siendo como soy, no sólo me gusta bailar, sino me gusta observar a la gente, por ejemplo, observo a las damas sin hombres que bailan en fila con sus abanicos siguiendo las instrucciones de algún maestro conocido. Pero, hay mujeres que bailan completamente solitas sus pasos básicos, soñando con alguna pareja masculina ideal. Sin embargo, caminando un sábado en esa plaza, vi algo diferente.

Muy a un lado y alejado del tumulto de danzoneros que buscan estar siempre cerca del escenario, observé a una dama que bailaba solita. La diferencia de las demás "llaneras solitarias" era que esta mujer bailaba muy bien pasos avanzados y complicados que requerían la dirección y el apoyo de un hombre muy adepto en el danzón, Pero, ¡no se veía ningún hombre! La otra gente, involucrada en su propio baile, no se daba cuenta de eso, en cambio, yo sí. Esa dama, madura de edad, estaba completamente absorbida en su actividad, y no sabía que yo la observaba, lo que hice por bastante tiempo. Decidí no interrumpirla, sino pensar en lo que vi y regresar el próximo sábado para verla otra vez. Me preguntaba: ¿Cómo era posible que una mujer baile así solita? Además, ella se veía muy feliz en hacerlo. Una voz en la cabeza me decía, "No sigas con esto. No le busques cinco pies al gato.", y otra voz me dijo, "Tienes que entender este misterio. ¡Ándale, güey!"

El siguiente sábado, regresé a la Ciudadela, y ni bailé. Empecé a buscar a mi dama misteriosa, y la encontré, alejada de los demás, sin hombre, ella ejecutaba floreos, giros y no sé qué más. ¿Cómo era posible? Ese día, el cielo estaba muy nublado y el sol casi no se mostraba, de repente, dos nubes se separaron, permitiendo algunos rayos del sol descender a la tierra. Hubo una refracción de esa luz que me permitió ver algo increíble. La imagen del hombre que bailaba empezó a materializarse poco a poco. Cuando se materializó por completo, yo vi a un hombre de altura promedio vestido en atuendo de danzonero veracruzano de color blanco y sin sombrero. Su figura tenía rasgos y tez típicamente mexicanos con dos excepciones, tenía ojos de color verde y cabello muy rojo. De la descripción detallada que Fausto Morales me había dado en Veracruz, lo reconocí inmediatamente. ¡Era Mefistófeles, el Diablo! Yo jadeé Involuntariamente y audiblemente, "¡Don Mefi!". Aunque yo no estaba muy cerca de esa pareja, Don Mefi me oyó y me miró. Yo no sabía qué hacer. Interrumpió el baile, le pidió permiso a la dama y se dirigió hacia mí, lo cual, me hizo sentir por un momento una mezcla de miedo y curiosidad.


Don Mefi y “El contrato”

Al llegar conmigo, Don Mefi me dijo, "No te conozco. ¿Cómo es que me conoces?” Componiéndome, le contesté, "En Veracruz, Fausto Morales te describió." "Desde luego, Don Fausto me habló sobre sus pláticas contigo. Pues, ahora sé quién eres." No puedo hablar contigo en este momento, porque estoy bailando con esta excelente dama, y debo volver con ella. Somos caballeros ¿verdad? Ya sé tú dirección para que te visite y platiquemos. Por favor, no tengas miedo de mí. Es que puedes verme cuando otros no. Entonces, regresó a la dama, que le estaba esperando pacientemente. Así, ella reanudó su baile "solita y sin hombre". Al regresar a los demás danzoneros cerca del escenario, yo pensaba, "No soy religioso ni supersticioso. Pues, ¿Por qué yo?".

Unas noches después, regresé a mi departamento en la Colonia Juárez después de una cena con amigos en un restaurante. Cuando prendí la luz, lo vi sentado en el sofá, igual que en el cuento de Fausto Morales. Por eso, no me dio un susto. Don Mefi me dijo, "No me invitaste, pues, espero que me perdones." "No hay nada que perdonar, pero por favor, explícame lo que pasa y porque te puedo ver." "Primero, te explico lo que hago. Muchos piensan que sólo arrastro a pecadores al Infierno para sufrir castigos horribles. Tal vez, pero hay más, hay personas consumidas con deseos. Si son religiosos, les suplican a Dios que cumpla sus deseos. Si Dios no quiere hacerlo, algunas personas aceptan su decisión, pero, otras pierden la Fe en Él. Así que, me invitan a mí, porque tengo el poder de satisfacer cualquier deseo, hasta el más profundo. Como aprendiste de Don Fausto, les ofrezco un contrato para servirles en esta vida terrenal, y en cambio, tendrán que servirme a mí en los Bajos Fondos después de morir por toda la Eternidad. Tú no crees ni en Dios ni en mí. No tienes la Fe para perder, y no me invitas. Entonces, ¿Por qué puedes verme? De hecho, no sé. No crees en El, pero tal vez que Dios te utilice para frustrarme y hacerme dudar mis poderes. Tenemos una relación difícil ya que soy su hijo y me echó del Paraíso. En todo caso, puedes verme y nos podemos hablar."

"Pues, me has visto con una bailadora, mi “cliente”. Esta dama se llama Adriana Sosa Lara, viuda del doctor Mauro Valladares Gante, un destacado cirujano cardiovascular. Ella es una dama jubilada, administradora de un colegio en Polanco y una encantadora abuela. En su tiempo, ella y su marido eran aficionados del danzón, como sabemos una actividad excelente para la gente de edad madura, además, los dos tenían mucho talento para bailarlo. Hace tres años, el doctor Valladares falleció de un cáncer renal. Tristemente, Doña Adriana, hasta la fecha no ha podido aceptar la ausencia de su marido. Siendo muy religiosa, ella a cada rato rezaba a Dios, suplicando que el Supremo regresara su marido a este plano, especialmente para bailar con ella, porque el danzón fue en su madurez tal vez una expresión de su amor, aún más que el sexo. Mi Padre, Dios, por sus razones no quiso darme esto, y la señora perdió la Fe. Así, me invitó, y como sabes, tengo el poder de satisfacer todo deseo en esta vida, por el precio conocido. Aunque el marido está en el Cielo, yo puedo hacer que venga aquí para bailar con la viuda, por la ayuda de algunos corruptos en ese lugar. Le he explicado mi contrato, y ella lo está considerando. No soy nada más su pareja suplente y temporal en el danzón hasta que Doña Adriana firme el contrato.

Don Mefi continuaba, "Tú, mi amigo, eres un hombre decente y honrado, ya lo sabes todo y tendrás que hacer una decisión moral. ¿Intentarás disuadirle de firmar el contrato y, que no pueda jamás gozar la felicidad de bailar con su marido?, o, ¿No vas a decirle nada, para que ella tenga la dulce felicidad de estar y bailar con su marido, no importa el precio? Te pregunto si tienes el derecho de meterte en este asunto. ¿Tienes el derecho de desempeñar el papel de Dios? Esta señora es una adulta y tiene la capacidad y el derecho de tomar su propia decisión. Favor de pensarlo bien”. Entonces, me dijo "Buenas noches" y se esfumó. Tomé mi tiempo y lo pensé bien. Al final de cuentas, comprendí que una mujer adulta tenía todo el derecho de decidir sobre su vida, entendiendo bien las consecuencias. No le diría nada a esa dama.

La próxima vez en la Ciudadela, la vi a Doña Adriana bailando "solita". Con la refracción de la luz del sol, vi la materialización de un hombre. Esta vez, no era Don Mefi, sino un hombre maduro de edad y de apariencia elegante, no en atuendo casual, sino de buen gusto, era justamente su marido, el doctor Mauro Valladares Gante. Estas dos personas parecían muy felices, bailando como una pareja de jóvenes muy enamorados. Pienso que tomé la decisión correcta de no meterme en esto, sin embargo, no quiero volver a ver a Don Mefi, ¡Nunca, jamás! (Pero......., nunca se sabe, ¿verdad?)

INSCRIPCION A LA ASOCIACION MEXICANA DE DANZONERO

Fill out my online form.