ANICETO DÍAZ Y EL DANZONETE
Entrega número 1
Por Dr. Jorge De León Rivera, Cronista del Danzón
Extracto del Boletín Danzón Club No. 178 (Diciembre, 2024)
Custodia mi biblioteca cinco libros sobre Aniceto y su magistral composición “El Danzonete”, considero superior el escrito por María Victoria Oliver Luis, titulado “Matanzas de la contradanza al Danzonete”, en él me he de basar para los próximos artículos.
Abro hilo, dando el currículum de tal importante musicóloga: Profesora e instrumentista. Graduada en la Escuela Nacional de Arte. Licenciada en Educación Artística y Doctora en Ciencias Pedagógicas. Es autora del libro José White, Ediciones Vigía (2005). Publicaciones suyas han aparecido en revistas cubanas y extranjeras como Clave, Matanzas y Teatro.
Actualmente labora como profesora en la Escuela Profesional de Música de Matanzas. Le han sido otorgados premios y distinciones como la Mención Musicología de Casa de las Américas, 1996, el Premio de Investigación Juan Marinello, 2003; la Medalla Rafael María de Mendive y la Distinción por la Educación Cubana.
El creador del danzonete nació en la ciudad de Matanzas el 17 de abril de 1887. Como en Failde, en él se verifican las características que definen el perfil del músico mestizo de la época. Con diez años de edad ya ayudaba a cargar los instrumentos de una orquesta, al tiempo que aprendía el oficio de sastre y estudiaba solfeo y teoría con un tío, bombardino de la banda matancera.
Con posterioridad estudió el figle con Eduardo Betancourt, instrumentista de la Orquesta de Miguel Failde. Para 1902 sustituyó a su maestro en la agrupación del creador de Las Alturas de Simpson, donde permaneció por varios años y se nutrió de la savia de los mejores danzoneros. Además, estudió flauta y piano. En la primera década del siglo se hizo popular como intérprete de flauta, y empezó a cosechar triunfos como instrumentista y compositor.
En 1914 Aniceto Diaz crea su propia orquesta de tipo charanga, y en el mes de mayo se presentan en los salones del Liceo Artístico de Matanzas. En 1929, según testimonio del pianista de la orquesta de Aniceto, Luis Carballo, la misma estaba integrada por: Domingo Becerra (timbal), Aniceto Díaz Jr. (güiro), José Claro Fumero (trombonista y compositor que posteriormente pasaría a la Lira Matancera), Juan de Armas (primer violín), Enrique Mira (segundo violín), Pedro Diez (contrabajo), Arturo Aguiló (cantante), René Oliva (trompeta)y Aniceto Díaz (director y flauta).
Con posterioridad se reestructuraría y se incorporarían otros nombres como Gustavo Lamothe, Félix Luis Arias, Rubén Vázquez y Chacho Prado. Bajo este formato instrumental estrenaría el danzonete.
Orquesta de Aniceto DíazDel período anterior a la creación del danzonete, y de acuerdo con los fondos examinados en la ciudad de Matanzas, se ha podido identificar un número de obras compuestas por Aniceto, fundamentalmente danzones, como: El chiflido, Yattey, La Pulga, A la voz de fuego, La niña de los besos, El Tranvía, El teléfono a larga distancia, Los jóvenes del estilo, Arroyo Arenas y Me dijiste luego; de las cuales solamente queda en existencia una particella para flauta de El tranvía, en el archivo de la Banda de Conciertos de Matanzas.
Luis Carballo relaciona las siguientes composiciones como pertenecientes a esta época: Entre los primeros danzones escritos por Aniceto entre los años 1915-1918, se encuentran los titulados Magistrales, Loca fortuna, Bellamar Champion, El Rey Moro, Al compás de los timbales, Candela Viva, y Ruiseñor [...] Otros muy populares de este autor fueron El teléfono a larga distancia (1919), Los jóvenes del estilo (1920) y Arroyo Arenas (1926) [...] En el año 1927 escribe los titulados El mismo diablo, Ojo zapatero, y Hersey, que fueron muy bien acogidos por el público bailador [...] en el 1928 produce el popularísimo son titulado No se acaba la melena, así como los danzones Alma y Vida y Volaba Elefante.
No obstante, en los fondos de las instituciones provinciales, así como en los catálogos revisados, no aparecen los danzones Magistrales, Bellamar Champion, El Rey Moro, Ojo zapatero, Hersey y Volaba Elefante; que son referidos solamente en el testimonio de Carballo. Lo anterior no contradice que el músico también exhibiera en esta primera etapa de composición obras soneras, como La mujer Mariposa, un son datado el 27 de septiembre de 1927, es decir, con fecha preliminar a la aparición del danzonete.
El estudio del catálogo de obras de Aniceto Diaz previas a la creación de Rompiendo la Rutina (1929), evidencia que, aunque su predilección por el danzón fue manifiesta, no pudo sustraerse a la influencia que ejercía en aquel tiempo el son, de ahí que también aparezcan composiciones pertenecientes a dicho género. El dominio que le facilitara como creador el componer tanto danzones como sones, posibilita entender, desde lo conceptual musical, el posterior aporte del danzonete.
En los archivos del Departamento de Documentación, Información e Investigación, del otrora Centro Provincial de la Música, fueron examinados dos documentos que permiten comprender en qué condiciones surgió el danzonete. Uno de ellos, fechado el 15 de junio de 1980, se refiere a la entrega hecha por Jesús Nualart de valiosa información relativa a los carnavales del poblado de Alacranes en 1928.0 En él se lee:
La directiva del Casino Español de Alacranes. Teniendo como presidente a Rafael Nualart, por aquel entonces, deciden contratar la orquesta del prestigioso músico matancero Aniceto Díaz para amenizar el baile donde se haría la presentación de la Reina del Carnaval y sus damas de honor. Baile que habría de efectuarse el día 19 de febrero de 1928 [...]. Aunque no era usual por aquellos tiempos el contratar dos agrupaciones musicales para un baile, se hizo una excepción debido a las características de dicho baile, se contrató una agrupación de la localidad llamada El Botón Rojo, fundada en 1924, cuyos integrantes eran: Cantante, trompeta, director Mario Vasconcelo Contrabajo Alberto Vasconcelo. Maracas y cantante Pablo Vasconcelo Trecero Timoteo Tejera Guitarra Vicente Martínez Flauta Neito Clave y cantante Pedro Valladares Bongoes Eugenio Puey (Boloña)
Eugenio Puey, el bongosero de la agrupación, ofreció testimonio que se incluye en el referido documento. Tenía aproximadamente 70 años de edad en la época en que divulgó su relato, y era vecino de coronel Álvarez s/n, en Alacranes. Según recuerda: [...] cuando el grupo El Botón Rojo tocaba se colmaba de bailadores el salón no siendo así cuando actuaba la orquesta. Motivo este que dio lugar a que Aniceto expresara la necesidad de crear algo nuevo que llegara a los bailadores.
Por todos estos datos y elementos antes expuestos es que entendemos que los primeros pasos o compases del danzonete se dieron o se iniciaron en el Casino Español de Alacranes en el baile del 19 de febrero de 1928.4
El otro escrito al que nos referimos está firmado por el pianista Luis Carballo, que como se ha dicho era miembro de la orquesta de Aniceto Díaz, el cual expresa: [...] y según el propio Aniceto, tuvo que pasar por un momento de suprema angustia, cuando en un baile que él iba a tocar con su orquesta en Alacranes pudo comprobar que el danzón estaba agonizando y entonces según sus palabras concibió la idea del Danzonete [...] según el testimonio que obra en mi poder con respecto al baile de Alacranes debo decirte, que el Sexteto en cuestión fue el Sexteto Habanero y fue en el mes de mayo de 1929, pues para ese baile los organizadores también habían contratado al Sexteto Habanero, que en La Habana estaba causando furor entre los bailadores. Ambas fuentes, aunque difieren en algunos aspectos, coinciden en la descripción del momento en que Aniceto Diaz, apremiado por las circunstancias -ante el auge del son y el decrecimiento por el gusto del danzón, se vio impelido a buscar una forma de recreación del género.
Lo lograría al introducir texto en la pieza bailable, propiciando de este modo una reacción positiva en los bailadores. Esta valiosa información permite deducir que los primeros danzonetes pudieron haberse interpretado desde el año 1928, y aunque no se ha podido corroborar este hecho en otras referencias matanceras de la época, no sería desacertado considerar que el proceso de desarrollo de la nueva variante genérica hubo de pasar por una fase de consolidación previa a su estreno definitivo en sociedad, ocurrido en 1929.
Dicha evolución seria
parecida a la experimentada por el danzón en su momento, por supuesto que en un contexto diferente.
Lo incuestionable es que existió la necesidad de concebir un baile que, partiendo del danzón como base,
tendiera hacia una concepción musical diferente, que fuera más aceptada dentro de los cánones en que se
movía la música bailable de la época. Al parecer, su primera expresión cristalizó en el bailable del pueblo de
Alacranes.
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