Por Alejandro Cornejo Mérida
Extracto del Boletín Danzón Club No. 63 (Mayo, 2015)
La bella y fascinante cultura del danzón se ha extendido por los cuatro puntos Cardinales del país; como una fiesta permanente la disfrutamos por todas las regiones de nuestro territorio; es un placer que se cultiva con las notas musicales que penetra por los oídos y por cada uno de los poros de la piel; impoluta diversión que contagia a niños, jóvenes y adultos mayores que lo bailan con acogedora pasión.
En el mes de abril del año en curso, para ser más precisos en los días 14, 15 y 16 en el Salón de Danza del Centro del Cultural Universitario de nuestra Alma Mater, Universidad Nacional Autónoma de México, tuvo lugar el Primer Encuentro Capital del Danzón. Sí, en esos días se abrieron las puertas de nuestra Máxima Casa de Estudios al apoteósico y seductor danzón.
En ese atractivo evento participaron diferentes escuelas y talleres del encantador ritmo, grupos que ofrecieron al público asistente un elevado número de elegantes exhibiciones en la hubo derroche de gracia, talento y belleza. El suceso resultó único porque cada una de las damas participantes fueron ninfas convertidas en divas, doncellas transformadas en atractivas estrellas, musas transmutadas en reinas reales que por ser adoradoras del mágico ritmo del danzón, dieron alegría y regocijo a los corazones de las personas que asistieron a ese magno acontecimiento.
De acuerdo con la programación que oportunamente dio a conocer la Institución universitaria, fueron más de veinte grupos de danzón los que participaron, todos ellos fueron de excelencia y con un marcado profesionalismo en cada una de las cautivadoras actuaciones. El inédito acontecimiento dio mucho de qué comentar, pero resultaría difícil de que en tan breve espacio que tenemos, pudiéramos describir todas las acciones bellas que observamos, por lo que me avocaré a mencionar sólo lo que mi mente pudo registrar, sin que ello signifique que unos grupos hayan lucido más que otros. Todos fueron magníficamente atractivos y bellos.
El profesor Félix Rentería, conductor de la gran fiesta danzonera, hizo notar la presencia de personalidades cuya actividad académica siempre han estado estrechamente relacionadas con la danza. Así fue como tuvimos la oportunidad de compartir el evento con Francisco Bravo, maestro de Bellas Artes; Ana María Huerta y Beatriz Cecilia, todos ellos expertos en la bella actividad del baile fino de salón, personas que además realizaron la delicada función de sinodales, aclarando desde luego, que no se trataba de una competencia sino de una fiesta del danzón. Lucieron su elegancia y precisión en la ejecución del danzón grupos de alto nivel como los que dirige el maestro Ríos Pita; el grupo “Corazón joven de Tlalpan” que lució bellísima coreografía; “La clave del sabor” grupo dirigido por el maestro Eduardo Tunales que ejecutaron el danzón El indio artista; Talleres libres de Danza UNAM que dirige el maestro Félix Rentaría, nos deleitaron con el danzón Mocambo; Francisco Agustín con su grupo del Sindicato de telefonistas, con elegantes atuendos de azul y negro bailaron Salón México. Como es obvio, no pudieron faltar los grandes del baile elegante como es la Academia Tezozomoc, el grupo “Bailar para vivir” de la maestra Nancy García Avendaño y Clave Coyoacán que nos deleitaron con la conocida melodía Naná, y otros grupos que gozan de igual prestigio.
El día 16 de abril de 2015, fue una fecha especial, pues a partir de las 9:30 hasta las 13:50 instructores de alto nivel y de prestigio nacional impartieron cursos de danzón: Xóchitl Rentaría y Félix Rentaría impartieron el curso Introducción al danzón (música, baile y estilo); Pasos básicos y variantes del danzón clásico, los maestros Anabell Zorrilla y Alfredo Salazar; Alicia López y Miguel Ángel impartieron el curso Combinaciones para danzón cerrado, y Diosinanzin García y Francisco Agustín dieron clases sobre Ejecución de Floreos.
Inexorablemente todo principio tiene su final, y a esta fiesta que se inició con una alegría desbordante se le fue acercando su clausura; en ésta reinó el entusiasmo y el regocijo, fue un broche de oro que entusiasmó tanto al público como a los que participaron como finalistas, pues estuvo amenizada por la gran Danzonera de América, Acerina que dirige el maestro Octavio Pérez Barrera, quien dejó un agradable sabor de boca. Esperamos que, para bien de la cultura del danzón, eventos como éstos los sigamos disfrutando con mayor frecuencia en las áreas de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México.
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