Por Enrique Guerrero “Aspirante Eterno”
Extracto del Boletín Danzón Club No. 59 (Enero, 2015)
Nuevamente saludos a los lectores del boletín Danzonero
Debo de compartirles mis observaciones antropológicas directas de campo que pude efectuar entre algunos asistentes al último baile de Danzón del año 2014 en la ciudad de Querétaro, en que se presentó la Sonora Santanera, y su show muy particular que me dejó sorprendido ya que hacen más digerible el escuchar su música, así como la actuación de la primera Danzonera de América Acerina bajo la dirección de Octavio Pérez quien nos deleitó bastamente a los asistentes.
Durante la actuación de la Sonora Santanera pude hacer mis observaciones directas del efecto de la música en la personalidad de los humanos, quienes de una aparente sobriedad pasan a ser desparpajados y sobre todo desinhibidos seres que sienten la música de manera muy profunda.
Me sorprendió sobremanera la forma en que se hizo ese cambio en la personalidad de un caballero de mediana edad que aparentemente estaba lisiado, pues lo delataba su cojear al moverse, más al momento de sonar las notas de la música de la Sonora, se apostó en la pista de baile tomando de la mano a dos jóvenes damas a quienes les manejó al mismo tiempo con una destreza increíble, casi me pareció que estaban a punto de alcanzar un orgasmo musical, en que sus cuerpos caían en una embriaguez tan placentera que los envidié momentáneamente. Agrego que debido a los dinámico del movimiento de sus pies del caballero, nunca podrían decirse que eran del personaje que momentos antes se encontraba en un estado de introversión profundo, mirada perdida, que se movía dificultosamente debido a su lesión, sin embargo esta metamorfosis lo hizo transfigurarse al bailar también con varias damas una y otra vez al ritmo de la extraña música de la Sonora Santanera la cual tema aparte, nunca he podido descifrar si es compas binario o terciario, o a que género musical pertenece, más si puedo decir que las melodías son muy parecidas no importando la letra de ellas, casi no hay diferencias en el ritmo, es monótono y repetitivo.
Respecto al efecto de transfiguración ahora con las notas del Danzón sobre los bailadores, también tuve la oportunidad de hacer las observaciones respectivas, y esto fue durante la celebración del concurso expréss de baile de Danzón que se realizó en el mismo evento, para éste caso las conductas de las personas fueron muy similares entre ellas con un culto al ego que no pueden esconder, ya que desde antes de concursar, mantienen un notorio deseo de destacar de entre los bailadores, por lo que se encuentran en una competencia continua en la pista, derramando un afán de figurar exagerando sus movimientos y expresiones corporales, perdiendo toda naturalidad de ellos, forzando su cuerpo a moverse antinatura.
Cabe mencionar que las parejas danzoneras participantes en éste concurso, son gentes que se expresan de forma tan variada, así que participaron parejas de todas las clases de baile, desde los que como ellos se auto nombran, técnicos, líricos, acrobáticos, clásicos, hasta los tradicionalistas, y aunado a que no existían normas previas o parámetros a calificar en alguna convocatoria, esto complicó muchísimo la declaración de vencedores por parte de quienes fungieron como jueces, lo mismo ocurrió con las formas de interpretación, ya que los hubo desde parejas que no respetan los estribillos, mucho menos los cerramientos o remates, y se continuaban bailando corrido todo el danzón, cuestión que generó una gran confusión para las parejas y al mismo público, dejando una gran molestia entre los no ganadores y sus seguidores, ya que otros mantuvieron la usanza cubana haciendo muy distintivo y contrastante entre las parejas la manera de ejecutarlo dancísticamente.
Es la música una fuerte influencia la que se presenta en muchas parejas que de una vida llena de cotidianeidad durante la semana, más cuando llega el momento de bailar nos podemos transformar en nuevos seres llenos de energía, estilo tal vez sofisticado, destilando elegancia, pero sobre todo lo más subjetivo, la proyección del gusto por estar bailando…
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