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Su amigo, Ing. Javier Rivera (Danzonero X), les da una cordial bienvenida a este nuevo espacio alternativo donde pondré el historial de documentos, textos y materiales relacionados con el danzón y sus circunstancias. Cualquier aportación será bien recibida.

martes, 3 de octubre de 2023

DANZÓN SUBLIME DANZÓN PARTE II

 Por Alejandro Cornejo Mérida

Extracto del Boletín Danzón Club No. 55 (Septiembre, 2014) 

Está comprobado, el danzón es un excelente eliminador de estrés emocional y de las preocupaciones que, según los expertos, pueden acelerar el proceso del envejecimiento. Mucho se le agradece al maravilloso ritmo el que nos indique la senda hacia el bienestar, la bonanza, el júbilo y la complacencia, sentimientos nobles que no se adquieren con los bienes materiales y las buenas finanzas. Con la hermosa actividad danzonera se desintegran y eliminan nuestras angustias y congojas, se adquiere la paz, la tranquilidad y la serenidad que se necesita para que se nos abran las puertas de la  meditación que muchas veces nos da luz y claridad para descifrar nuestras aspiraciones y saber qué es lo que deseamos en la vida. Y es así como descubrimos que la belleza dancística nos motiva para participar en los eventos de danzón ya sea en sus coreografías, rutinas, colectivos o libres, logrando penetrar a las muy amadas regiones del mundo del placer.

Es glorioso ver cómo esa música nos alienta para participar en las reuniones locales y nacionales, donde todos los bailadores tienen la oportunidad de lucir sus elegantes y mejores pasos, saludarse e intercambiar opiniones y experiencias relacionadas con el rey de todos los ritmos. No sólo nos alegra y nos inyecta vida las notas danzoneras, sino que  nos hace viajar alegremente a diversos lugares siempre siguiendo los pasos de ese idolatrado ritmo peregrino que se conoce como su Majestad el Danzón.

Escuchar los instrumentos que divulgan nuestra música favorita, instrumentos en las que se fraguan las deliciosas notas que saturan de ternura nuestras almas y sentimientos, significa una magnífica terapia que alivia muchas de nuestros males físicos y psicológicos. ¿Quién puede negar que  las  ricuras del danzón no sean una verdadera terapia? Cómo negarlo, si hemos experimentado, que con el baile se alejan y se olvidan las angustias, complejos, rencores, aversiones, ansiedades, tirrias, enconos, resentimientos, penas, desesperanzas, tristezas, odios y mal humor.

El danzón, amor y seducción de muchas generaciones, es el género musical que previene y contrarresta no pocas enfermedades, pero además, es una efectiva forma de quemar calorías. Los expertos en salud dicen que el baile, más que ser un entretenimiento es una manera ideal de ejercitar el cuerpo y la mente pero a través de una sana diversión.

Otra bondad de este estilo musical, es que muchas personas que carecen de audacia o que son introvertidos, el baile los desinhibe y les hace perder la timidez porque los instructores forman grupos en los que auspician  y apoyan la comunicación y la convivencia. Todo esto ocurre con la interacción practicada en el danzar, contribuyendo además a que los opacados y pusilánimes modifiquen su actitud haciéndolos decididos y comunicativos.

El poder de la música, como instrumento de curación existe desde los tiempos más remotos. La Biblia, en Samuel 1, 16, 23 establece: “Cuando el espíritu de Dios atormentaba a Saúl, David tocaba el arpa y Saúl encontraba calma y bienestar, y el espíritu malo se apartaba de él”. El Dr.Mitchell L. Gaynor, en su valioso libro Sonidos que curan, enseña que la música ayuda mucho a personas que tienen problemas motrices, oír un ritmo, dice, hace que un sujeto “pase de pensar, a moverse”. La terapia musical tiene un efecto que va más allá de lo que podamos imaginar, ayuda en el quirófano en todo tipo de cirugías; controla el ritmo cardíaco y ataca el mal de Parkinson; nos proporciona calidad de vida y se dice que nos ayuda a morir en paz cuando lamentablemente uno se encuentra en etapa terminal.

Un gran motivador para muchas personas indudablemente que lo es el adorable danzón. A algunos los motiva el trabajo, el dinero, el profesor en la escuela o facultad, el arte, el deporte, la investigación, la ciencia o el gran amor que se siente por alguna persona. Pero no podemos negar que su Majestad el Danzón, nos motiva también a ser pulcros, a vestir con elegancia, a ser puntuales, ser caballerosos con las damas, a usar aromática loción, a sonreír, adoptar una postura agradable y a usar un lenguaje respetuoso. Hacer todo esto y bailar bien, es una práctica que nos ayuda a liberan tensiones, permitiéndonos así la transformación de nuestra persona en un ente positivo.

El ser humano está hecho  para vivir en sociedad y en esa colectividad en que se desenvuelve está presente la  comunicación que es fundamental y se realiza a través de un lenguaje que se manifiesta de diversas maneras. Entre ellos está la música y la actividad dancística. El danzón, induce al establecimiento de las relaciones humanas; este acto lo notamos en la convivencia que tenemos con nuestros compañeros de grupo, en los talleres y en los festivales donde con agrado vemos cómo se cultiva una de las joyas más valiosas: la amistad. Ésta, no es otra cosa que un sentimiento mutuo y desinteresado. Es una afectividad que al correr del tiempo se convierte en un loable y especial cariño de mucha duración, capaz de realizar cualquier sacrificio o acto difícil en bien de la conservación de esa relación amistosa. Bien lo dijo la escritora de origen francés Madeleine de Scudéry: La única  rosa sin espinas es la amistad.

Nuestro baile es una bendición del cielo; es un dador de ternura, de amistad, de pasiones, de júbilo y de sonrisas, pero sobre todo es un sembrador de amor que alegra el corazón y nos transporta al paraíso. Ya lo decía el ilustre promotor del danzón Don Luís Santiago: “BAILAR DANZÓN ES TOCAR EL CIELO PERO CON LOS PIES EN LA TIERRA” Por todo, eso el danzón es considerado un excelso mundo de sublimes bondades.

Tengamos presente que cuando la tristeza y el aburrimiento invade nuestros corazones, es el momento en que más debemos bailar danzón, y cuando la alegría esté en cada uno de nuestros poros y en cada molécula de nuestro cuerpo será el momento en que la actividad dancística debemos acrecentar; no permitamos que los momentos nefastos asesinen la dicha y el placer, porque es sabido que hoy somos y mañana no sabemos si seremos, el futuro siempre será incierto y además impredecible. Gocemos hoy a través del baile y no dejemos que sombras funestas arruinen la fragancia de la felicidad, dulzura a la que todos tenemos derecho.

Alabamos la danza, en especial el danzón porque es la representación de la vida, es parte importante de la existencia; sus notas son pétalos hechos especialmente por las suaves manos de Adonis para acariciar el alma de los súbditos del prodigioso baile; todo eso es belleza y cultura refinada. Cuando vemos danzar a la creación más bella y seductora del Eterno, el regocijo nos invade y nuestras miradas se deleitan junto con la reflexión que nos hace comprender que en la mujer tenemos a la más alta expresión de la perfección y del amor, despertando en el hombre el sentido de la ilusión y de la ternura.

¡Oh! Danzón, dulce y hermoso, encantador de almas alegres y joviales, danzón que con tus reflejos de brillantes y luces de arco iris revitalizas el corazón de tus seguidores; qué pena, que algún día tengamos que abandonarte. Sí, porque todo lo que principia se acaba, todo lo que tiene un inicio también tiene un final. Un día llegará lo inevitable: La muerte. Sí, y aunque ésta es parte de un proceso natural de la existencia, aún así, nos duele aceptar su llegada porque sabemos que con ella se extinguen las luces de la vida y se apaga el gozo de las cosas agradables que nos hacen feliz.

La vida más que transitoria en este mundo, es un relámpago, un chispazo o destello que se acorta en la medida en que el tiempo empieza a vaciar de nuestro psicomático ser el dolor y felicidad. Por lo efímero de nuestro paso por el huerto de la vida, centremos más nuestros deseos y anhelos en todo aquello que nos hace dichosos y nos llena de satisfacción.

Existen muchas maneras de morir, pero muy pocos seleccionan la forma en que desean se les acabe la existencia. Algunos, molestos de la vida buscan la solución saliendo por la puerta falsa, es decir suicidándose, pero esto es difícil que ocurra entre los amantes del danzón porque su mundo alegre y placentero jamás lo cambiarían por otro que es a todas luces enigmático. Y aunque no falta quien diga que quiera “morir cantando como muere la cigarra” hay también los que opinan convencidamente que la muerte no anuncia su llegada, pero cuando arribe a ellos, piensan que lo mejor es que los sorprenda haciendo lo que más les gusta: bailar.

 Morir bailando danzón, siempre será una gran distinción.

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